Completar el programa nacional de alfabetización de adultos Quisqueya Aprende Contigo, iniciado en la pasada administración tiene que ser un objetivo del gobierno del presidente Luis Abinader.
El analfabetismo es y ha sido una de las grandes lacras de las sociedades, y una de las deficiencias a superar por la República Dominicana.
Aunque siempre hubo programas de alfabetización, los gobiernos anteriores no habían definido tan acertadamente un programa de alfabetización de adultos con continuidad educativa como se hizo a partir del año 2012, cuando Danilo Medina inició su administración.
El programa operó adherido a la Dirección de Programas Especiales de la Presidencia de la República, pero operaba en coordinación con el Departamento de Alfabetización del Ministerio de Educación. La interacción fue positiva, y los programas de alfabetización provinciales y municipales funcionaron en colaboración con los gobiernos locales.
Es cierto que había preferencias por los alfabetizados que eran del partido de gobierno, y que muchas veces hubo instrumentalización política de ese noble objetivo. Sin embargo, con la metodología de trabajo se logró alfabetizar aproximadamente un millón de personas adultas, que debieron dar pasos en consecuencia e incorporarse en medios de producción en donde pusieran en práctica sus nuevos conocimientos.
Se trataba de una liberación de las trabas del analfabetismo. El propósito del gobierno era declarar a la República Dominicana libre de analfabetismo, y en caso de que hubiese ocurrido era un logro inaudito. El gobierno hubiese podido pavonearse de un objetivo de tanta transcendencia.
Pese a todos los esfuerzos, y al empuje del programa coordinado por Miriam Camilo Recio, el objetivo no fue alcanzado. Los alfabetizados llegaron a un punto con resistencia, y fue cada vez más difícil incorporar a las personas adultas a los programas de alfabetización. Es un hecho comprobado en los países que hicieron fuertes campañas de alfabetización. La parte final es la más complicada.
En el país quedan aproximadamente entre 300 y 400 mil personas adultas por alfabetizar para alcanzar el objetivo de la eliminación del analfabetismo. Los organismos internacionales que coordinan estos esfuerzos aceptan un porcentaje mínimo inevitable para que los países proclamen este éxito de la eliminación del analfabetismo.
La actual administración del presidente Luis Abinader pudiera, dando continuidad de Estado a un programa necesario, noble y exitoso, reasumir la responsabilidad de trabajar para eliminar la tragedia del analfabetismo. El 13 de enero, día internacional de la alfabetización, Miriam Camilo Recio publicó un análisis en Acento, en que plantea las tareas que quedaron inconclusas del programa que dirigió:
"La posibilidad de que trascienda como una política de Estado está siendo desperdiciada. Más allá de quién inició el Plan, lo que al país le interesa es que termine de dar los frutos esperados. No existen razones para descontinuar el esfuerzo o restarle prioridad. Mantener el ojo en el tema no solo haría de este un compromiso del país, sino, que permitiría aprovechar los recursos y las voluntades puestas en él, alrededor de una década.
No se ha terminado la tarea. Esta debe continuar. No se escucha nada sobre el compromiso país y faltan muchos por alfabetizar, por avanzar en la continuidad educativa en Básica flexible, Secundaria, PREPARA y Educación Laboral. Se tienen las ofertas, los enfoques, la experiencia acumulada, las capacidades instaladas y los instrumentos técnicos y pedagógicos requeridos".
Esto que ha dicho Miriam Camilo es público y conocido por el ministro de Educación, Roberto Fulcar, y bien pudiera ser un elemento luminoso de su compleja misión al frente del sector más trascendente e impactante de las políticas públicas.
Quisqueya Aprende Contigo fue un programa positivo, un esfuerzo bien coordinado y tuvo una inversión multimillonaria durante dos períodos de gobierno que bien pudiera concluirse, como ha recomendado Miriam Camilo.
Hay que recordar, en este momento de tantas sombras del sistema educativo público, a la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, quien hizo un llamado a los gobiernos de la Región: “Pedimos a los gobiernos y a la comunidad internacional que se unan a nuestros esfuerzos y que tomen medidas para velar por que ninguna persona, sea cual sea su identidad, su lugar de residencia o su situación personal, quede privada del derecho universal a la educación”.