Marco Rubio, secretario de Estado de los Estados Unidos, llega este miércoles 5 de febrero a Santo Domingo, y la reunión programada con el presidente Luis Abinader será celebrada el jueves 6, en el Palacio Nacional.
La visita del alto funcionario del gobierno de Donald Trump es vista con entusiasmo por los derechistas dominicanos, pero con repudio por liberales e izquierdistas. En ambos litorales hay ilusos: Los que se creen el cuento del aliado amigo, y los que piensan que el gobierno dominicano puede jugar a ser el "duro" frente a la prepotencia del presidente imperial que no respeta a nadie.
Rubio, descendiente de cubanos que salieron del país de origen en los años 50, y que prosperaron como migrantes y se asentaron definitivamente como ciudadanos de adopción en los Estados Unidos, ha sido senador y ahora ocupa la importante función de secretario de Estado.
Del ala ultraderechista del Partido Republicano, Rubio fue precandidato presidencial. Cuando fue senador puso en marcha políticas anti inmigratorias en Florida más duras que en cualquier otro estado de la unión americana.
Rubio está en su primera gira por la región de Centroamérica y el Caribe. Ha sostenido reuniones con los presidentes de Panamá, El Salvador, Guatemala y Costa Rica y en los cuatro casos ha sido muy claro respecto de las posturas que su gobierno asume con su "patio trasero", como suele llamarse desde el poder estadounidense a Latinoamérica. Impuso a Panamá un cambio de política respecto del canal y los acuerdos con la República Popular China, y con El Salvador ya obtuvo que el presidente Nayib Bukele ofreciera su país para recibir a presos considerados de alto peligro, así como a deportados desde EEUU que no quieran ser recibidos por otros países.
¿Qué pedirá Marco Rubio al presidente Luis Abinader? Es él quien trae su agenda, y previamente ha dicho que el gobierno dominicano es amigo de los Estados Unidos y del presidente Donald Trump.
¿Pedirá Marco Rubio al presidente Abinader la misma postura de El Salvador? El presidente Abinader tendrá su propia agenda, y se entiende que será posible que esa agenda sea planteada en igualdad de condiciones que la norteamericana.
Lo digno y justo sería que el representante del gobierno de EE.UU trate con respeto y dignidad al gobierno dominicano, y que no se impongan las órdenes provenientes de la Casa Blanca.
Bernardo Vega, que fue embajador dominicano en Washington, ha propuesto que la situación de Haití debe sea el primer tema en el diálogo entre Rubio y Abinader. Considera el reconocido intelectual y diplomático que Estados Unidos bien pudiera financiar mercenarios para acabar con las bandeas que azotan Haití, y así conseguir la estabilidad que esa nación requiere para no seguir emitiendo tantos migrantes a la República Dominicana y a otros países. Esa posibilidad se aleja, dado que este martes el presidente Trump ordenó que se corte cualquier ayuda a la misión internacional en Haití.
Otra recomendación de Bernardo es presentar el tema de la deportación de dominicanos sin documentación legal en Estados Unidos, y que están sujetos a deportación. Pedir que la deportación, si se produce en aviones militares, lleguen y se reciban por San Isidro, sin mucho ruido, y que el gobierno dominicano brinde apoyo a los deportados.
Un tema que ya presentaron los arroceros dominicanos es el de la libre importación de arroz, sin aranceles, desde los Estados Unidos, como consecuencia del acuerdo DR-CAFTA. La producción de arroz del país podría estar en peligro y ese es un tema con el que el presidente se comprometió. Ese sería un punto a negociar entre Trump y Rubio con Abinader y Roberto Alvarez. No obstante, este punto resulta difícil debido al "nacionalismo económico" que ha impuesto Trump.
Otras cuestiones en los que colabora la República Dominicana, y la relación se mantiene en buen estado por ello, es el narcotráfico y la lucha que mantiene el país para evitar ser utilizado como puente para el envío de toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y Europa. El presidente Biden pidió al presidente Luis Abinader enfrentar, regionalmente, la lucha contra el fentanilo, que preocupa tanto a Donald Trump que emplazó a México, a Canadá y a China por ese producto y su llegada a los Estados Unidos.
Otros temas que nos vinculan y sobre los cuales hay asuntos para abordar son el turismo, que es importante para el país, el deterioro del medio ambiente, que afecta las playas dominicanas, la cooperación norteamericana para combatir la pobreza y asegurar servicios y alimentación, y las deudas de estudiantes de origen dominicanos con universidades públicas y privadas de los Estados Unidos.
Se trata de meros deseos. Marco Rubio no viene a ofrecer nada. Viene en plan de reclamos, de condiciones. Ellos son un mercado importante para los dominicanos, y en esa condición, vienen a reclamar posturas muy lejos de asuntos como soberanía y patriotismo. Si ofrecen un trato digno, dichosos seremos. Lo que dicen los simpatizantes de Trump es que Estados Unidos, como potencia, era un gigante dormido, y que ahora es un gigante despierto y encabronado. Sólo nos toca desearle suerte al presidente Luis Abinader en esa reunión.