El presidente Luis Abinader designó a Faride Raful como ministra de Interior y Policía. Es una designación que reafirma la vocación del gobierno por la defensa de los derechos humanos, derechos ciudadanos, derechos de las mujeres. y una reafirmación de la vocación democrática del gobierno.
Interior y Policía es un ministerio que tiene bajo su supervisión y control a la Policía Nacional, donde sigue habiendo excesos y arbitrariedades. También controla las gobernaciones provinciales, los cuerpos de bomberos, la Dirección Nacional de Migración, y a su vez es la entidad que controla las autoridades de armas de fuego para personas civiles, así como los aspectos administrativos de la emisión de pasaportes y el otorgamiento de residencias y nacionalidad dominicana a extranjeros que lo solicitan.
Es una designación relevante, además, porque todo el que está atento a la política dominicana conoce la vocación democrática, crítica y de justicia de Faride Raful. Esta designación, en un ministerio que tradicionalmente ha sido dirigido por hombres, refuerza el rol de la mujer en el gobierno. Sólo la señora Rosa Julia de la Cruz ocupó antes ese ministerio, designada en junio de 1980 por el entonces presidente Antonio Guzmán Fernández. La idea que ha primado es que ese ministerio, como todos los demás, son sólo para que hombres ocupen la posición de ministros.
Faride es joven, abogada graduada de la PUCMM, especialista en derecho de la información de la Universidad de Salamanca, fue senadora, tiene post grado en derecho de autor y tiene un máster en telecomunicaciones y tecnología de la información. Y lo más importante, es una persona honesta, con vocación de servicio y con calidad y capacidad para enfrentarse a las truculencias a las que esta sociedad se ha acostumbrado en las dependencias bajo control del Ministerio de Interior y Policía.
Siempre hay críticos y gente que pueda restarle calidad y capacidad a Faride Raful para el ejercicio de su cargo, sin embargo, no hay que precipitarse -aconsejamos-, sino esperar los cambios que podrían venir en un ministerio de tanta relevancia y de profundo calado en las transformaciones que hacen falta en la concepción y puesta en marcha de una política criminal del Estado, y de una transformación de la Policía Nacional.