República Dominicana ha vuelto al quedo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para solicitar apoyo para Haití, de acuerdo con la petición del primer ministro de ese país, Ariel Henry.
Lo que ha dicho República Dominicana a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, es que la resolución 2645, mediante la cual el Consejo de Seguridad decidió integrar una fuerza multinacional en apoyo de la Policía Nacional de Haití, al considerar que ese es “el único camino viable en el corto plazo para redimir al pueblo haitiano de la horrenda situación actual y así llevar la merecida tranquilidad a América”, debe ser ejecutada cuanto antes.
De los países que se han interesado en la búsqueda de una solución en Haití hay que destacar, y felicitar por ello, a Canadá y a su primer ministro Justin Trudeau, que incluso ha dado a entender la posibilidad de encabezar una misión especial, incluyendo militares, para reforzar las acciones de la Policía Nacional de Haití, además de que ha llevado la delantera en las sanciones e identificaciones de políticos y empresarios haitianos relacionados con las bandas violentas y criminales, que han desestabilizado ese país, luego del asesinato del presidente Jovenel Moise.
El esfuerzo que presumiblemente realiza la Policía Nacional de Haití para frenar la violencia es insuficiente, y lo dicho por el doctor Álvarez es que se espera que el 2023 inicie con actividades que sean mucho más evidentes en la obtención de resultados: “esperamos que el próximo enero inicien sus labores el Comité de Sanciones y el panel de expertos ordenados en dichas resoluciones (las 2645 y 2653, del Consejo de Seguridad), a fin de tener mayor alcance en la persecución de los criminales”.
República Dominicana ha ganado la delantera en las últimas semanas con la intensificación de las repatriaciones de ciudadanos haitianos que han permanecido en la República Dominicana, y que de acuerdo a las autoridades nacionales, carecen de los documentos que garantizan su presencia y su trabajo en nuestro territorio. La situación de Haití es muy grave, y eso lo dejamos como constancia con el discurso de Roberto Álvarez, pero al mismo tiempo intensificamos las deportaciones. Y hasta violamos los derechos humanos, con golpizas, abusos, detenciones arbitrarias y otras degradaciones de los derechos de los migrantes. Aunque resulte contradictorio, pese al incremento de las deportaciones, seguimos diciendo que Haití necesita la ayuda de la comunidad internacional.
“Sabemos e insistimos en que la solución de la crisis haitiana surgirá solo del pueblo haitiano y sus líderes, a través de un diálogo tesonero y una concertación política duradera, pero hoy no pueden lograrlo solos; como en repetidas ocasiones lo han expresado las más altas autoridades haitianas”, de acuerdo con el discurso del ministro de Relaciones Exteriores dominicano.
A propósito de esta intervención, y de la necesidad de evitar las críticas de múltiples organismos internacionales, y evitar el daño a la imagen de la República Dominicana, es necesario que el gobierno revise la decisión de incrementar el número y condiciones de las deportaciones, en el formato en que se está realizando en estos momentos.
Diciembre es un mes en que muchos trabajadores haitianos establecidos en la República Dominicana retornan a su país, a reunirse con sus familiares, motivados por las fiestas de fin de año, tan vez ha llegado la hora de que la Dirección General de Migración ralentice la acción de las camionas y considere que durante estas fiestas no es posible llegar hasta donde hemos llegado.