El 2025 se presenta como un año de retos significativos para el sector bancario, marcado por la incertidumbre geopolítica global. Los principales riesgos emergen del recrudecimiento de la guerra entre Rusia y Ucrania, las políticas comerciales agresivas de la nueva administración de Donald Trump, y las tensiones crecientes en el Medio Oriente. Estos factores no solo afectan la economía global, sino que también generan impactos profundos en sectores clave, la inflación y las carteras crediticias de los bancos, especialmente en economías como la dominicana.

El conflicto Rusia-Ucrania y posiblemente la OTAN:

El conflicto armado entre Rusia y Ucrania ha redefinido los mercados de materias primas, con efectos profundos en los precios de alimentos y energía. Rusia es uno de los mayores exportadores de petróleo y gas, mientras que Ucrania desempeña un papel crucial en el suministro global de trigo y maíz. La prolongación de este conflicto genera interrupciones constantes en el suministro de estos productos, exacerbando la inflación global y desestabilizando economías dependientes de estas importaciones.

En el caso de República Dominicana, los sectores de turismo, construcción y energía son particularmente vulnerables. La construcción, altamente dependiente de materiales como el cemento y el acero, ha enfrentado aumentos significativos en sus costos debido al encarecimiento de la energía utilizada en su producción. Esto ralentiza proyectos de infraestructura y encarece el acceso a viviendas.

En un escenario hipotético donde la OTAN entre en guerra con Rusia, las consecuencias para el turismo en República Dominicana serían devastadoras. La escalada bélica generaría un clima de incertidumbre global, afectando la confianza de los viajeros internacionales y provocando una contracción drástica en la llegada de turistas, especialmente desde mercados europeos y norteamericanos. Esta caída en la actividad turística, que representa una de las principales fuentes de ingresos y divisas para el país, impactaría directamente a los hoteles, restaurantes, operadores turísticos y demás negocios relacionados.

Los bancos dominicanos, con carteras de crédito significativas vinculadas al sector turismo, enfrentarían un aumento en la morosidad y una disminución en la capacidad de pago de sus clientes, lo que debilitaría la calidad de los activos bancarios y podría desencadenar la necesidad de mayores provisiones para pérdidas crediticias, afectando su rentabilidad y estabilidad financiera.

En términos de inflación, el aumento de los precios de los alimentos básicos como el trigo y el maíz afecta directamente el costo de vida de los ciudadanos y encarece las importaciones, incrementando el déficit comercial y presionando al alza las tasas de interés. Para los bancos, estos factores se traducen en un mayor riesgo de morosidad, especialmente entre los prestatarios en sectores afectados, lo que impactaría la calidad de sus carteras crediticias.

Tensiones en el Medio Oriente: petróleo e inflación

Otro factor crítico en 2025 es la creciente inestabilidad en el Medio Oriente, una región que juega un papel central en la producción y suministro de petróleo a nivel mundial. Los conflictos internos y las tensiones internacionales entre actores clave como Irán, Arabia Saudita e Israel tienen el potencial de interrumpir las cadenas de suministro de crudo, disparando los precios del petróleo.

El impacto de los precios del petróleo se extiende más allá de la energía. Un incremento sostenido encarece el transporte, la producción y distribución de bienes y servicios, generando una inflación generalizada. En economías importadoras de petróleo como República Dominicana, esto afecta negativamente tanto a los consumidores como a las empresas, reduciendo el poder adquisitivo y encareciendo las operaciones comerciales. En el sector bancario, la inflación generada por el alza en los precios del petróleo puede llevar a aumentos en las tasas de interés, incrementando los costos de financiamiento y reduciendo la capacidad de pago de los deudores.

Políticas comerciales de Donald Trump: un nuevo frente de incertidumbre

La nueva administración de Donald Trump ha retomado su agenda proteccionista con medidas como el aumento de aranceles a países clave, incluyendo socios comerciales tradicionales de Estados Unidos. Estas políticas, diseñadas para proteger la industria nacional, han desencadenado tensiones comerciales que afectan las cadenas de suministro globales, encarecen los bienes importados y agravan la inflación.

En un escenario de inflación persistente, los bancos centrales, incluyendo el de República Dominicana, se verán obligados a implementar políticas monetarias más restrictivas para controlar los precios, lo que resulta en un incremento de las tasas de interés. Esto no solo aumenta los costos de endeudamiento para empresas y consumidores, sino que también reduce la demanda de nuevos créditos, afectando las operaciones bancarias.

Para los bancos dominicanos, estas dinámicas representan un doble desafío: por un lado, enfrentan mayores costos operativos y, por otro, un deterioro en las carteras de crédito debido a la creciente morosidad de los prestatarios que no pueden adaptarse a los costos de financiamiento más elevados.

La combinación de estos riesgos geopolíticos tiene efectos acumulativos en la economía dominicana. Sectores clave como el turismo, la construcción y la energía sufren presiones simultáneas, lo que debilita su desempeño y afecta negativamente la recaudación fiscal, el empleo y el crecimiento económico. Para el sector bancario, los efectos son claros: aumento en el riesgo crediticio, reducción en la rentabilidad y una mayor presión regulatoria para mantener la estabilidad financiera.

El aumento en la inflación global también limita el acceso al financiamiento externo en condiciones favorables, una herramienta que ha sido clave para el crecimiento económico de República Dominicana en los últimos años. Esto aumenta la dependencia de la economía en el sistema bancario local, que enfrenta mayores desafíos para satisfacer la demanda de crédito en un entorno de alta incertidumbre.

Recomendaciones para los bancos dominicanos

Ante este complejo panorama, los bancos dominicanos deben adoptar una serie de medidas para mitigar los riesgos y fortalecer su resiliencia frente a las amenazas geopolíticas:

1. Diversificación de carteras de crédito: Reducir la exposición a sectores más vulnerables, como la construcción y el turismo, y explorar oportunidades en áreas menos sensibles a las fluctuaciones globales.

2. Incremento de provisiones: Fortalecer las reservas para pérdidas crediticias anticipándose a posibles aumentos en la morosidad.

3. Monitoreo de riesgos globales: Establecer equipos especializados en el análisis de riesgos geopolíticos para adaptar las estrategias según los cambios en el entorno global.

4. Promoción de la educación financiera: Asesorar a los clientes sobre la gestión adecuada de sus deudas y la importancia de planificar financieramente en entornos de alta incertidumbre.

5. Colaboración público-privada: Trabajar junto al gobierno para identificar estrategias que mitiguen los efectos de la inflación y protejan a los sectores más vulnerables.

El 2025 será un año crítico para los bancos, marcado por la interacción de riesgos geopolíticos complejos. La guerra entre Rusia y Ucrania, las tensiones en el Medio Oriente y las políticas comerciales proteccionistas de Estados Unidos generan un entorno de alta incertidumbre que afecta tanto a los sectores económicos clave como a los consumidores. Para enfrentar estos desafíos, los bancos dominicanos deben implementar estrategias proactivas, fortalecer su resiliencia y adaptarse a un panorama global en constante cambio. Solo así podrán garantizar su estabilidad y continuar desempeñando un papel clave en el desarrollo económico del país.

Se recomienda que el gestor de la política monetaria y el supervisor bancario trabajen de manera coordinada para garantizar la estabilidad económica y financiera frente a riesgos globales. Para el Banco Central, es crucial adoptar políticas flexibles que permitan responder rápidamente a la inflación importada y a las fluctuaciones cambiarias, mientras se fortalecen las reservas internacionales y se mantiene una comunicación clara para preservar la confianza de los mercados. Por su parte, la Superintendencia de Bancos deberá reforzar la supervisión de la calidad de las carteras de crédito, incentivar la diversificación sectorial de las mismas y garantizar que los bancos mantengan niveles adecuados de provisiones y capitalización. Juntos, deben diseñar estrategias preventivas que fomenten la resiliencia del sistema financiero y la economía, minimizando los impactos negativos de las tensiones globales.

La columna “La Banca Dominicana por Dentro”, es desarrollada por Jesús Geraldo Martínez, en el interés de aportar al fortalecimiento del Sistema Financiero Dominicano desde una perspectiva analítica y práctica orientada a la formación de conocimientos y divulgación de informaciones exclusivas de dicho sector. Para contactar con el autor. Email jgmartinez20@icloud.com, o seguir a @Jesusgeraldomartinez en Instagram