Por Mercedes Salas

El desbloqueo de los envíos de cereal ucraniano y los estragos del calor ponen en juego la evolución de la agricultura, pasados cinco meses del inicio de la guerra de Ucrania que ha llevado a la crisis a la alimentación mundial.

Pasados cinco meses desde la invasión rusa, la inestabilidad de los mercados, la volatilidad de los precios y las incógnitas sobre el abastecimiento de alimentos y insumos persisten, en un verano con temperaturas extremas que impacta en las cosechas.

Las estrecheces de materias primas y fertilizantes y el encarecimiento energético son las dos vertientes de la crisis agraria global por el conflicto.

En el hemisferio norte el suministro agrícola está garantizado, pero cunde la preocupación sobre la oferta en países del sur del Mediterráneo, otras zonas de África, Oriente Medio e incluso América Latina.

Una salida crucial

En este contexto, es determinante para aliviar los mercados la salida de cereal en los puertos ucranianos, en virtud de cumplimiento del acuerdo entre Rusia, Ucrania, la ONU con la mediación de Turquía; la circulación de 22 millones de toneladas de grano está en juego.

El secretario general de la patronal española de comerciantes Accoe, José Manuel Álverez, ha declarado a Efe que si se hace realidad dicho acuerdo supondrá un "condicionante muy fuerte" para el mercado.

Sin embargo, los productores y comerciantes han mostrado dudas y se remiten al bombardeo del puerto de Odesa por Rusia al día siguiente del compromiso.

El clima agravia la crisis

Las tensiones agroalimentarias se han agravado por la situación climática en el hemisferio norte, en la UE y Estados Unidos (líder en la producción de maíz).

El vicepresidente del Comité Organizaciones Agrarias y Cooperativas comunitarias (COPA-Cogeca), Pedro Gallardo (Asaja), resalta a Efe el pesimismo tras cinco meses de guerra y la "gran volatilidad de los mercados", con su efecto en las rentas de los productores.

Los agricultores comunitarios han pedido en Europa una "reconsideración" de la futura Política Agrícola Común (PAC) y de los planes del Pacto Verde europeo que refuerzan los requisitos ambientales a la producción alimentaria, planes que según Gallardo "ahora no tocan" porque lo importante es asegurar la producción.

Cereales, arma y alivio

Los cereales se han convertido en un arma más de Rusia en esta guerra y Moscú "hace un uso bélico" del comercio mundial de trigo, según un informe del "Think Tank" (grupo de reflexión) Friends of Europe (Amigos de Europa).

Un documento que defiende deshacer y rehacer la PAC porque en territorio comunitario "la producción de cereales se ha reducido a la mitad en los últimos 20 años, mientras que Rusia la ha duplicado"; también plantea que se potencie desde Europa la producción en África y en Oriente Medio.

A corto plazo, y ante la duración incierta de la guerra, La Comisión Europea (CE) ha prolongado esta semana hasta 2023 las excepciones a las normas de la PAC sobre barbechos y rotación de cultivos, con el fin de posibilitar un incremento de la producción interna y de la oferta mermada por la invasión rusa.