Los antecedentes de la civilización prehispánica radicada en Las Antillas han sido a menudo descritos como uno en el que sus miembros eran aborígenes incautos, que usaban tecnología desfasada para la época y podían ser timados con cierta facilidad, pero ¿y si todo esto se tratara de una falacia colectiva que se ha expandido con el paso de los años a causa de la limitada información que se tiene al respecto? Por medio de una investigación minuciosa hecha a través del libro Relación acerca de las antigüedades de los indios, escrito por el fray Ramón Pané, me he dedicado a estudiar y clasificar todas esas costumbres, creencias religiosas, mitologías y prácticas rituales que llevaban a cabo los indígenas, mejor conocidos como taínos, que habitaban en la isla La Española. Fray Ramón Pané fue un fraile español conocido por su trabajo etnográfico en el Caribe a finales del siglo XV. Originario de Cataluña, Pané acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje al Nuevo Mundo en 1493. Su principal tarea era aprender y documentar las costumbres, creencias y prácticas religiosas de los taínos, los pueblos indígenas que habitaban las islas del Caribe, más específicamente La Española (lo que hoy se conoce como Haití y República Dominicana).
Un dato de suma relevancia es que Relación acerca de las antigüedades de los indios es el primer libro de habla hispana escrito en el continente americano. Cattan (2014), quien describe a Pané como el “primer extirpador de idolatrías del Nuevo Mundo”, señala que su manuscrito fue terminado alrededor de 1498 y que representa una obra pionera en la etnografía ya que es una de las primeras descripciones detalladas de las culturas indígenas del Caribe, específicamente de los taínos. Pané en esta obra se ocupa de documentar cada una de sus observaciones y entrevistas con los taínos, proporcionando descripciones detalladas de sus dioses, ceremonias religiosas y su cosmovisión. También describe aspectos de la vida cotidiana, como la organización social, sus ritos, agricultura y estructura de sus cacicazgos.
Aproximación y familiarización con los taínos
En primera instancia, Pané relata cómo pasó a vivir bajo el cacicazgo de Guarionex por sugerencia del señor Almirante, lo que trajo consigo que eventualmente lograra dominar el idioma utilizado por dicho cacique y que se diera cuenta de que pese a compartir un mismo territorio, cada cacicazgo dominaba un dialecto distinto: “El señor Almirante me dijo entonces que la provincia de la Magdalena o Macorix tenía lengua distinta de la otra, y que no se entendía el habla por todo el país” (Pané, 1493, citado por Arrom 2004:5). Esto nos revela un dato de suma relevancia y es que no se dominaba una sola lengua en el territorio de La Española, y otro dato que se revela es que a diferencia de lo que se cree respecto a que los taínos fueron sometidos bajo ninguna especie de resistencia ante la intromisión de estos colonizadores, estos sí se enfrentaron a ellos, logrando, incluso asesinar a algunos miembros de estas expediciones: “Sabido es que los tripulantes que en 1492 quedaron en el fuerte de la Navidad fueron exterminados a los pocos meses por el cacique Caonabo y su gente” (Pané, 1493, citado por Arrom 2004:3). Esto desmonta en gran medida la teoría en torno al intercambio de espejos por oro, puesto que como se evidencia en esta cita del fray, los taínos no parecían estar conformes con la presencia de estos intrusos en su territorio, pese a que había transcurrido ya dos años desde la realización del primer viaje.
Pese a estar afrontando una realidad opuesta a la acostumbrada, rodeado de individuos con creencias y una cultura totalmente opuesta a la suya, el Pané tuvo la oportunidad de conocer a alguien a quien implícitamente describió como una bendición caída del cielo: “Y Dios por su bondad me dio por compañía al mejor de los indios… Era Guaicabanú, que después fue cristiano y se llamó Juan”. Y de esta manera, fue acercándose poco a poco a los indígenas, dialogando con ellos y conociendo más sobre cosmología y actividades de la cotidianidad.
Cosmología, organización social y tradición aborigen
En el resto de los capítulos Pané relata las historias sobre el origen del mundo y de los seres humanos según los taínos, los cuales tenían la creencia de que los primeros humanos emergieron de la cueva Cacibajagua. Según nos narra, los taínos tenían un panteón de dioses y espíritus, conocidos como zemíes. Estos incluían deidades mayores como Yúcahu Bagua Maorocoti (dios de la yuca y la agricultura) y Atabey (diosa madre de los cinco nombres que controla las aguas el tiempo).
Los taínos, al igual que las civilizaciones contemporáneas (maya, azteca, inca), también llevaban a cabo diversos rituales para honrar a sus dioses y espíritus. Estos incluían ofrendas, rezos y danzas. Además, tenían prácticas específicas para honrar a los muertos, y creencias que iban desde no salir de noche solos por miedo a los muertos, hasta pensar que los difuntos eran capaces de revelar detalles de su muerte. Pané también describe que otras de sus prácticas era el ayuno intermitente, que a menudo iba desde siete días hasta los cuatro meses en los cuales sólo consumían una serie de herbajas con las cuales también de bañaban. Con esto tenían la intención de recibir mensajes divinos a modo de revelación.
En cuanto a su organización social incluía el rol del cacique (jefe de tribu), los nitaínos (nobles) y las naborías (pueblo común). Todos estos trabajan y habían desarrollado agrícolas enfocados en el cultivo de la yuca, que era un alimento esencial para ellos, a la hora de elaborar alimentos como casabe, catibía, arepa, etc. Sus viviendas eran llamadas bohío, y se resalta que poseían técnicas de elaboración de herramientas, utensilios y objetos de uso cotidiano, incluyendo la cerámica y otros elementos.
A menudo los taínos no son considerados una civilización avanzada tecnológicamente como otras de la misma época, debido en gran medida a que eran arahuacos que habían migrado no mucho tiempo atrás desde Sudamérica. Su asentamiento en el Caribe era relativamente reciente en términos históricos, lo que explica el desarrollo incipiente de algunas de sus prácticas y estructuras sociales. Pero, en definitiva, conocer las costumbres de nuestros ancestros taínos es fundamental para nosotros como dominicanos, porque nos permite entender y valorar nuestras raíces culturales. Valorar y estudiar nuestra herencia prehispánica no solo nos honra como descendientes de estas primeras poblaciones caribeñas, sino que también nos ofrece lecciones de sostenibilidad, respeto por la naturaleza y a la comunidad, que son relevantes y aplicables aún en el mundo en que vivimos.
Fuentes consultadas
Cattan, Marguerite. (2014). Fray Ramón Pané: El primer extirpador de idolatrías. Alpha (Osorno), (39), 37-56. Recuperadode: https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22012014000200004
Arrom, J. (2004). Fray Ramón Pané: Relación Acerca De Las Antigüedades De Los Indios. 3ra Edición.
Siglo XXI. América Nuestra. Recuperado de: all287650.pdf (univr.it)
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