La difícil y obvia necesidad de documentar las expresiones de una comunidad nacional, es en realidad una labor de preservación del ser nacional, del cuido para otras generaciones del patrimonio cultural, científico, deportivo, y de muchas otras formas del ser y el sentir.
Cuidar de esos patrimonios requiere tanto de que existan talentos en los protagonistas de los acontecimientos que moldean los sobresalientes acontecimientos nacionales como de quien los describa, los relate para los episodios de la historia, o los capte en imágenes fijas o en movimiento, para que nunca sean olvidadas y sirvan siempre de estímulo al buen hacer.
Y esto lo que logran los integrantes del hoy desaparecido grupo de Teatro Gayumba, integrado por Nives Santana y Manuel Chapuseaux y el fotógrafo artístico puertoplateño Mariano Hernández, quien documentó casi todos los montajes de ese grupo, en una labor profesional tan voluntaria y hecha con tanto amor como la de los dos talentos actorales. Los tres coincidían en un hecho: les interesaba presentar, comunicar y educar con nuevos y positivos mensajes aun cuando fuera con piezas clásicas.
Pero además de ellos, hay quienes, en el ámbito cultural, que tienen claro su interés de proyectar y perpetuar las más altas expresiones del arte, tal cual ocurre con el equipo del Centro Cultural Banreservas, que inauguró el 7 de marzo pasado la exposición que hoy tiene el nombre de libro de imágenes de arte de Hernández. Es la forma de perpetuar para otras generaciones, el arte por el cual, vale la pena vivir.
Acaba de ponerse a circular el libro de arte de esa exposición que tiene esa perspectiva: preservar el arte, mostrar la calidad escénica de lo que se ha hecho en estos tiempos, permitir a estudiosos del arte que dentro de 150 años quieran saber el tipo de teatro que se hacía en el país, puedan encontrar una documentación visual que permita dar esa idea.
¿Cómo nace la relación?
Manuel Chapuseaux y Mariano Hernández se conocieron en 1968 en Puerto Plata, cuyo padre fue nombrado director de la JCE en la ciudad Atlántica. Ambos gustaban del ajedrez y en las competencias que ganaba Chapuseaux, quien era muy inteligente.
Luego ambos vinieron a estudiar arquitectura en Santo Domingo, cuando Manuel estaba en el Teatro Estudiantil, bajo la dirección del maestro venezolano Rómulo Rivas y su esposa Mercedes, traídos al país por Casa de Teatro y su duende mayor, Freddy Ginebra
Posteriormente, buscando caminos teatrales, propios, Nives y Manuel fundan Gayumba y tienen la suerte de encontrarse con Mariano quien comenzó a asistir y fotografías sus presentaciones, con un ojo agudo y único
Y se produjo el milagro: la magia del teatro que, hacia aquella pareja, encandiló a Mariano Hernández, orientado a las expresiones de artes visuales, el carnaval en sus diversas expresiones…y el teatro.
Pero con Gayumba se daba una relación distinta: el arte de estos dos teatristas, le trascendía y Mariano se rindió a servirles. Asistía a todas las funciones que podía y las iba registrando fotográficamente.
La labor del fotógrafo
Las imágenes de las escenas de Mariano Hernández, una parte de las cuales una parte fueron presentadas en el Centro Cultural Banreservas en marzo pasado bajo el título Gayumba y La magia de la escena, en un recorrido por el origen y desarrollo de este emblemático grupo que ofreció al público 40 anos de buen arte escénico.
¿Qué ocurre con el arte fotográfico cuando relata el arte escénico de Gayumba?
Las imágenes de Mariano Hernández reflejan una perspectiva de multivalores visuales porque ofrece detalles e instantáneas, dentro de una misma imagen, que describen.
Se notan en las fotos, el sello de un profesional que transformado la cámara en una extensión de su orgánica extensión visual de su cuerpo.
A la belleza plástica de las fotos contribuye la expresión facial de los dos actores que recorren un arco desde lo dramático, lo lúdico y lo cómico.
Otra habilidad del artista, es saber captar el llamado “punto amarillo” el justo momento de mayor expresividad, a lo cual agrega la composición de elementos que trazan paralelismos esenciales, cuerpos centrados, rostros, miradas develadoras de sentimientos transmitidos.
Esa es la magia que encandiló a Mariano Hernández y que transformó su labor por Gayumba en una especie de sacerdocio oficiante con el deseo de perpetuar la belleza en escena, emanada del trabajo de solo dos personajes, tomando de escenografía de brevedad logística: trozos de madera que hacen de espadas, pedazos circulares de hojalata que se transforman en yermos, vestuarios de época sugeridos con trozos de cortina, sábanas, tomando vida propia gracias al talento de Santana y Chauseaux.
El libro como forma de arte
Independientemente de la afición por el teatro, el libro Gayumba y la magia de la escena, estremece al espectador por la impecabilidad y detalles que capta MH de la labor teatral. Hay un cuidado en sacar la esencia misma en los gestos, en especial manos y ojos.
Los tiros de cámara, los enfoques, la manera de captar los cuerpos (sobre todo a blanco y negro) revolucionan la forma d fotografíar lo escénico.
Mariano Hernández, que se ha dado a conocer por su obra carnaval, y en especial por El arte en la cabeza (otra exposición que también fue llevado a la perennidad que permite la producción editorial, se apunta un punto luminoso en carrera.
Un aspecto que debe tomar en cuenta es la el acceso comercial de sus libros de arte, puesto que se editan sin valor comercial y ello impide que público interesado pueda comprarlos en librerías.
Ficha técnica
Titulo: Gayumba y la magia de la escena
Ano: 2024
Auspicio: Centro Cultural Banreservas
Ensayo curatorial: Abil Peralta Agüero
Presentación: Mijail Peralta Romero, Gerente Cultura Baneservas.
Introducción: Wilson Rodríguez, Director de Comunicaciones
Diseño general: Samanta Sanchez Franco.
Corrección Salvador Tavárez.
Impresa: Editora Amigo de Hogar