Los sustantivos “siervo” y “ciervo” son palabras homófonas en el español de América y de gran parte de España, es decir, tienen la misma pronunciación, pero se escriben y tienen significados diferentes, por lo que se debe evitar confundirlas, indica Fundéu Guzmán Ariza.
En los medios de comunicación pueden verse ejemplos como los siguientes: “Un siervo cae en canal de riego en Utah y mira lo que sucede” o “… ha sido parte importante para él como ente social, ya que lo ha inducido a ser un ciervo de Dios”.
El “Diccionario de la lengua española” indica que “siervo” procede del latín “servus” y se refiere a una ‘persona completamente sometida a alguien o algo o entregada a su servicio’: “El papa Benedicto XVI recordó hoy a los obispos que su misión es ‘ser siervos de la humanidad’”.
Sin embargo, para referirse al ‘animal mamífero rumiante, de 1,30 m de altura más o menos, esbelto, de pelo áspero, corto y pardo rojizo en verano y gris en invierno’, debe utilizarse el vocablo ciervo, del latín “cervus”, como en “Una rara especie de ciervo que vivía en el centro de Tailandia podría haber regresado de entre los muertos sin la ayuda de la ingeniería genética”.
Si bien fonéticamente en el español de América se ha neutralizado la diferenciación entre palabras como ciervo y siervo, debido a la pronunciación seseante, es decir, a que las letras s, z o c seguidas de e o i se representan en la oralidad con el fonema /s/, conviene distinguir ortográficamente estas voces y escribirlas de acuerdo con su significado.
En vista de lo anterior, en los primeros ejemplos lo apropiado habría sido escribir “Un ciervo cae en canal de riego en Utah y mira lo que sucede” y “… ha sido parte importante para él como ente social, ya que lo ha inducido a ser un siervo de Dios”.
Fundéu Guzmán Ariza (www.fundeu.do) es una iniciativa de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua, institución sin fines de lucro entre cuyos objetivos se encuentra impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana. Cuenta con la asesoría de la Academia Dominicana de la Lengua, el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía y la FundéuRAE, así como con el patrocinio económico del bufete Guzmán Ariza.