(Alfonso Gil) Más de 2.000 voces provenientes de los Estados Unidos de América desde la época de la conquista del Oeste a la del espacio y agrupadas en un estudio por el filólogo y periodista español Recaredo Agulló permiten comprobar “el enorme peso” que la cultura de aquel país ejerce sobre España y América Latina.
“Su sistema de vida, sus hábitos, su música, su cine, su manera de vestir e incluso de hablar se han ido imponiendo en el conjunto de las sociedades occidentales y con ello, también, su enorme aporte de palabras nuevas”, opinó el autor de la investigación.
El trabajo, publicado por “Cilengua-Instituto Historia de la Lengua” de San Millán de la Cogolla (La Rioja, norte), recoge voces exportadas desde Estados Unidos durante los casi doscientos años transcurridos entre 1776, el de la independencia del país, y 1969, en el que se produjo la llegada del hombre a la Luna.
El periodista de Valencia (este) consideró que el estudio analiza “la fuerza de una cultura que se ha hecho nuestra y que nos resulta más conocida que la de nuestros abuelos” como consecuencia de una progresiva “mundialización” de las sociedades, en las que “el valor de la antigüedad clásica ha dado paso al liderazgo de Estados Unidos y, en consecuencia, al de su lengua”.
El trabajo congrega palabras procedentes de los más diversos ámbitos: mundo animal, armas, automóviles, bebidas, cine y televisión, democracia, deporte, economía, política, esclavitud, geografía, frases y proverbios, indumentaria, industria, pueblos originarios, literatura, música, religión o toponimia, y analiza la influencia del español, el francés y las lenguas aborígenes sobre el inglés.
Agulló recordó que en el trasvase de palabras que completan el estudio, el inglés es dominante, aunque el español se habla por un elevado número personas sobre todo en la zona sur de país (Arizona, Nevada, California, Texas o Florida), mientras que las lenguas de los pueblos nativos y el francés también han dejado su impronta.
Animales como el coyote están presentes en el compendio, al igual que armas como el “colt”, el “wesson” o el “winchester” conocidas sobradamente fuera del país, de la misma forma que pasa con numerosas marcas de automóviles (Lincoln, Cadillac, Chevrolet, Chrysler, Dodge o Ford) y de motocicletas como la Harley-Davidson.
Bebidas habituales en Europa proceden de allí, tal y como ocurre con la coca-cola o el gin-tonic, junto al daiquiri, el dry martini y hasta el whisky.
Buena parte del vocabulario del cine al que están habituados los ciudadanos que hablan castellano proviene de aquel país (“flash back”, “script-girl”, “latin lover”, “cameraman” o “dolby”), además del western como género cinematográfico, y lo mismo se da con el deporte, plagado de anglicismos castellanizados como el béisbol, y de competiciones con nombres como la America’s Cup o la Super Bowl.
Los estados del país tienen algunos de sus orígenes en el español (Arizona, Colorado o Nevada), otros en el francés como Luisiana y muchos en lenguas nativas (Dakota, Idaho, Illinois, Iowa, Utah, Ohio o Kansas).
Los “cow boys”, “marshalls”, “sheriffs”, “saloons”, colonos, forajidos, rancheros o exploradores pertenecen al mundo épico de la conquista del oeste estadounidense en el marco de la literatura y el cine de indios y vaqueros.
El repaso de Agulló también detalla algunas citas conocidas a nivel mundial como la de “Made in USA” (Fabricado en USA), “American way of life” (Estilo de vida americano) o el “I have a dream” (Tengo un sueño) de Martin Luther King.
Abolicionistas, confederados, esclavistas y secesionistas han llegado a ser conocidos fuera de aquella nación en las historias sobre su guerra civil en el siglo XIX, de la misma forma que más tarde llegó la terminología vinculada a la ropa con la americana, las bermudas o los “blue jeans” (vaqueros)
En otros ámbitos aparecen palabras de todo tipo como jazz, póker, póster, “best seller”, “pop art”, “tomahawk” o “black power”. Casi ninguna genera problemas de compresión para los hispanohablantes .
Agulló concluyó que muchas voces inglesas que se presumen llegadas del Reino Unido no provienen de allí, sino que su verdadero origen se encuentra en Estados Unidos, un país que pasó de ser un territorio “insignificante a convertirse en la primera potencia mundial”.