El acontecimiento plástico y de pensamiento con que inicia este 2021, es la exposición Mundos: los tránsitos de Fernando Varela, de la cual sus índices cuantitativos: 40 años de trayectoria del artista, 61 obras, tres periodos diferenciados desde la perspectiva de la expresión temática del autor y dos obras de inmersión sensitiva, (una corpórea, análoga y mística, y otra de inmersión digital propicia para impulsar el ego de cada quien en función del monstruo/vitrina de los tiempos presentes: las redes sociales), pueden servir para dar una idea de su trascendencia. Pero no es solo la suma de sus cantidades de piezas o de los años de trayectoria del expositor.
Acá deviene un hecho inusual: la irrupción en el marco del hecho plástico, de la fascinación del pensamiento y la palabra.
Esa descripción, sustentada en números, podría servir para orientar lo que fue aquella visita, pero desde luego que no ofrece la perspectiva real de lo vivido.
Lo que resulta en realidad es que, de verla así, pasarán inadvertidos si el espectador no agudiza sus sentidos y afina su percepción.
De acuerdo con la convocatoria lo que habrá de disfrutarse es la evolución del discurso artístico de Varela en paralelo con sus búsquedas espirituales y filosóficas, apreciables en las obras distribuidas dentro y fuera de la Sala de Exposiciones Temporales y distribuidas en tres episodios, denominados Materia: mundo físico (1982-1999); Cuerpo físico-sensible (2000-2010) y Espíritu: mundo energético (2011-2021).
Se trata de pintura, escultura, técnicas mixtas, instalaciones y recursos digitales permiten visualizar la diversidad expresiva en la obra de Varela, así como las temáticas que le han inspirado a lo largo de su trayectoria.
La muestra revela, artísticamente un talento que desborda los límites establecidos por el cuidado, la aplicación y gerencia de colores, desde el mono cromatismo de sus primeras etapas hasta el desborde de luz y formas luminosas del Caribe que lo contagia, sigue con sus incursiones en el abstracto, en la fiesta de formas que obedecen a procesos interiores de convicción espiritual y existencial.
Pero es más que eso
Es que en el concierto de experiencias que aporta, figura la preeminencia de la palabra Varela es artista que reflota en su trazo y diseño, pero tan trascendente como sus cuadros, está en la palabra, en el contexto que expone su llamado, haciendo más de inspirador hacia los nuevos horizontes de vida, que de simple creador que busca compartir cuadros o instalaciones.
La penetración de Varela por medio de la palabra oral, resultado de una convicción mística, de habilidad docente, de destreza de orador casi intimista, conducen a una experiencia que excede los límites de una visita explicada a una muestra de pintura.
Lo figurativo, lo imaginativo, el disfrute de sus formas conforman un apelativo a la altísima expresión de un creativo. La exposición Mundos: los tránsitos de Fernando Varela, parte del programa Grandes maestros del arte dominicano, producción de la Fundación Eduardo León Jimenes y Centro León, con los auspicios de Cervecería Nacional Dominicana Excel y Grupo Punta Cana, puede ser disfrutada desde multitud de posturas y expectativas.
¿Quién es Varela?
Fernando Varela es un maestro latinoamericano de las artes plásticas. Nació en Montevideo, Uruguay en 1951, está radicado en Santo Domingo, República Dominicana desde 1975. Su obra transita una amplia diversidad de lenguajes dentro de los que prima la pintura, el dibujo, la escultura, la instalación, entre otros. Su proceso de creación artística está influenciado por su contacto sensible con la filosofía, en específico las teorías que abordan el origen del universo y la relación de la mente con el todo; y la música, en especial las producciones clásicas.
América
Mención aparte merece la presentación de Varela junto a su escultura América, pieza icónica que se inscribe por silente mandato de artistas y público, como sinónimo del Centro León, como parte esencial del perfil de esa institución. Un símbolo que es referencia en sí mismo por la fuerza visual abrumadora de la obra y los muchos conceptos que la sustentan, comenzando con la del artista que quiso (y logró) denunciar la funcionalidad desviada de los políticos en América Latina.
Esa obra, que corona el Patio Caribeño, la conocimos el 11 de octubre de 2003, con motivo de la inauguración del Centro León y verla nos produjo una invasiva sensación del círculo que se clausura en sí mismo, de la vía hacia la nada, del capricho de la infuncionalidad, una de las múltiples versiones de cada espectador.
La exposición de Varela estará hasta el mes de junio próximo.
No pierda la oportunidad de disfrutarla, en especial si quien la guía es el artista. No es una exposición de trayectoria. Varela debe revisar su potencial como generador del pensamiento a partir de obras que definan su sentir.