La escritora Brunilda Contreras afirmó que los cuentos de hadas estimulan la imaginación de los niños, y en los adultos permiten superar traumas generados durante la niñez.
Contreras dictó la conferencia magistral “La magia de los cuentos de hadas”, en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, actividad que contó con la presencia de su director, el periodista y escritor Rafael Peralta Romero. La conferencia se llevó a cabo en la Sala Aída Cartagena Portalatín y también fue transmitida de manera virtual.
La escritora destacó que este subgénero puede ir dirigido tanto a niños como a adultos, ya que “los profesionales y estudiosos de la conducta humana nos enseñan que todos llevamos dentro a un niño, sin importar nuestra edad”.
Indicó que los cuentos de hadas son útiles para superar el sentimiento de abandono, amainar la violencia, liberar el apego, manejar experiencias traumáticas, trabajar la autoestima, acentuar el merecimiento, estimular el sentido de pertenencia, y reforzar valores.
Manifestó que, para que cumpla sus diversas funciones, los cuentos de hadas deben ser una obra de arte que permita, mediante el uso de imágenes y símbolos, acceder a ese mundo soterrado del subconsciente. “De ese modo, se puede lograr la sustitución de la interpretación negativa por una positiva, del impacto que nos haya causado algún evento en un momento determinado de nuestras vidas, sobre todo, en la niñez”, explicó.
Contreras es maestra, comunicadora social, operadora en programación neurolingüística, y cuenta con una maestría en promoción de la lectura y literatura infantil de la Universidad de Castilla-La Mancha. Ha publicado 12 libros, entre los que figuran “Ensayo sobre cultura netamente campesina”, que ya tiene cuatro ediciones; “Tras la olla de oro”; “Por la ruta de los soles”; “Chiví-cien adivinanzas nuevas” y “Mi vaca de retahílas” (con dos ediciones).
Además, “¿Y qué nombre le pondremos?: más adivinanzas…”; “El Ramageo”; “El mal del juicio”, novela que quedó finalista en el concurso El Barco de Vapor, de Ediciones SM., y “Esperanza”, novela con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infanto-Juvenil Aurora Tavárez Belliard 2011, otorgado por el Ministerio de Cultura.
En 1999 recibió el Premio Misael Valentino, otorgado por los niños de la Obra Pía del Museo de La Habana, por su obra “Mi vaca de retahílas”. Su libro “¿Y qué nombre le pondremos?” fue reconocido como «El mejor libro infantil del año 2002» en el certamen del periódico Listín Diario.