A lo largo de una década he estado realizando investigaciones en torno a Cristóbal de Llerena, tanto como personaje de la historia social del Santo Domingo colonial, que como figura de importancia para la historia cultural y teatral de nuestro país. Así, entre una cosa y otra, con el tiempo he ido reuniendo variadas informaciones, documentos, libros y revistas, generando debates, analizando y comparando datos y realizando actividades teóricas y artísticas y demás al respecto.
Como advertimos en la entrega pasada (https://acento.com.do/cultura/cristobal-de-llerena-y-el-meta-teatro-23-9216663.html) esta serie de escritos (no numerados) que iremos compartiendo son fruto de estas pesquisas teatrales y que he reunido en la conferencia “Meta-teatro 23, el otro Llerena, más allá del teatro”, realizada el pasado 21 de junio en el Centro Cultural de España de Santo Domingo como parte de las actividades del evento pluridisciplinario Cristóbal de Llerena, Meta-teatro 23 que se estará realizando a lo largo de todo un año. ¡Sigan viendo! O leyendo, o participando.
Todo pasó en el siglo XVI, en 1588. Noticia del pasado
Santo Domingo. El pasado 23 de junio, pero del año 1588, se presentó en el atrio de la catedral de esta ciudad, para la octava del Corpus Christi, un entremés en el cual se criticaba abiertamente, pero con gran sutileza y creatividad, la corrupción, libertinaje y precariedades con que se manejaban los asuntos de la ciudad. Este entremés causó tanto enfado en las altas esferas de aquella época que el cabildo y sus oidores de la ciudad de Santo Domingo, apenas 15 días después del hecho, deportó de la isla al autor de la dichosa pieza teatral, sin derecho a juicio ni defensa, sin aviso y sin registro.
De tal manera el 8 de julio de 1588, nuestro personaje en cuestión fue deportado (o exiliado, o extraditado, o desterrado, o expulsado) de la isla y embarcado (lo subieron a la fuerza) hacia Río Hacha (Riohacha), lo que es hoy Colombia. Convirtiéndose así, posiblemente, en uno de los primeros artistas o intelectuales exiliados y censurados de la historia colonial americana, y todo por defender y expresar, a través del teatro, las injusticias y males que padecía la sociedad. Otra muestra del teatro y su poder de transformación y cambio social.
Suceso registrado para la historia
Pero ¿cómo, sin un juicio ni registro de su deportación, llega hasta nuestros días la noticia de tan escandaloso crimen y de su autor intelectual, el criollo y presbítero Cristóbal de Llerena de Rueda? Bueno, gracias a la pluma del entonces Arzobispo Alonso López de Ávila, quien indignado por la injusticia cometida contra el clérigo, escribe una carta al Rey Felipe II pidiendo perdón en su nombre, no solo por la injusta y precipitada acción contra Llerena por parte del cabildo de la ciudad, sino porque además, este realizaba un sin número de labores, en las iglesias, en el hospital y en la universidad, que sin él no había quien las hiciera. Es por esta carta, fechada 16 de julio de 1588, junto a la cual venía adjunto el Entremés como prueba del incidente, que Llerena como autor, despierta interés entre los historiadores e investigadores de inicios del siglo XX.
Con tan solo los datos contenidos y expresados en la misiva del arzobispo López de Ávila, se puede apreciar la importancia de la figura de Cristóbal de Llerena en la vida del Santo Domingo de finales del siglo XVI. Su influencia alcanza años previos al del 1588 cuando el mismísimo Nicolas de Ovando hace mención del presbítero en sus textos, o cuando encontramos su firma en varias cartas dirigidas al rey incluyendo una de 1586 en la que se expresan las situaciones precarias luego del saqueo del pirata inglés Sir Francis Drake a la ciudad.
Por múltiples y posibles distintos factores, pero principalmente por la censura que sufrió durante años y que culminó con este último hecho (al menos registrado), la obra de este autor y quien sabe de cuantos más, exceptuando el Entremés, ha desaparecido casi por completo, pero su legado, chiquito pero existente, ha traspasado las fronteras del tiempo.
Esta noticia del pasado puede que pase desapercibida y ser de poco interés social y noticioso, pero no por ello deja de existir ni de ser cierta y grave, tanto en su contexto epocal que como en las posibles repercusiones transgeneracionales. El suceso y sus similitudes con la actualidad nos lleva a considerar que cualquiera de nosotros injustamente puede ser ese otro Llerena, el vejado y perseguido. Hasta de ha dicho que ¿Quién se atreve con un entremés de Cristóbal de Llerena? Que ya se han visto casos de otros Llerenas en nuestra historia reciente, de censuras seguidas de persecuciones políticas, algunas incluso ultimadas en injusticias muchas y asesinatos otras (esos “otros” los trataremos más adelante).
¿Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia? Es que el Entremés y su autor en cuanto a su trama, a su fábula, y hasta los sucesos de su biografía están más vigente que nunca, es tan actual el tema que da grima. Piratería, lucha de poderes entre religión y política y milicia, pobreza, abuso policial, sociedad civil desprotegida, censura, deportación y expulsión, justicia manipulada, hambre, falsificación, corrupción… ¿sigo?
De momento, vale rememorar a Cristóbal de Llerena más allá del teatro, para intentar que la historia no se repita nuevamente. Recordar que un día como hoy, 8 de julio, pero del año 1588, en esta misma ciudad de Santo Domingo, a manos de poderosos de aquel entonces, fue deportado y censurado un artista y su obra.
Esta historia continuará…