Antonio Lockward Artiles, se ha ido. Pero tiene quien le escriba.
Este escritor, gestor cultural, profesor universitario de letras, militante y solidario, parte de este mundo, pero como cada creador literario que se va, en realidad permanecerá cada vez que un lector se recree en su obra.
Y con su partida, deja de tener presencia física, el autor de estas líneas que dan idea de su portentoso aliento creador en la literatura:
“Los que encontraron agua detrás de las colinas se quedaron de pie, aturdidos, y ella se abraza a sus pantalones como si los hubiera estado esperando mucho tiempo, doméstica, femenina. Eran ellos, los hombres. Salieron a buscarla a través de aquel país inmenso y desconocido. Apenas hablaron durante todos aquellos días de viaje a través del sol. (La señal.).
Detentando un estilo limpio, en el cual cada palabra ocupa su justo lugar, imaginativo, provocador y comprometido con la vida misma, Antonio Lockward, permanecerá por su legado literario.
Nunca fue mencionado, hasta donde se sabe, entre los candidatos para el Premio Nacional de Literatura, pero lo merecía por la consistencia de su obra y los aportes crítico-académicos a nuestra literatura.
Hombre de hablar pausado y sereno, de enorme capacidad de observación en derredor, detentador de una capacidad de análisis de la realidad social, poeta fino y exquisito, narrador imaginativo con una obra que debía ser conocida por las actuales generaciones, era un hombre de perfil bajo, sin buscar resaltar y centrado en su misión de creador literario.
Un temperamento aparentemente apacible y de voz queda, era volcánico e intenso ante las injusticias sociales y frente a los egos de los escritores de la superficialidad y la copia de los andares europeos.
Recuerdo, como ahora mismo, cuando me dijo con elegancia, para rechazar el comportamiento de un conocido escritor tras una acción incorrecta: “Fulano es un lerdo”, (“Persona que comprende con dificultad y lentitud lo que se le explica o enseña y no demuestra inteligencia (RAE, 2004), dicho todo en tono suave, elegante y firme. Hablaba de un poeta.
Era muy crítico respecto de la dinámica de los grupos literarios, lo que lo llevó a crear uno que no tenía incidencia pública y que se hizo operativo en bajo perfil, fomentando una creación literaria fuerte en sus formas e imágenes e identificada con la realidad vivida por sectores irredentos socialmente, negándose al panfletarismo.
Su temperamento, alejado de la euforia expresiva del Caribe, le llevó a ingresar en 1955 en el Seminario para llegar a ser sacerdote y en el que estuvo cinco años, de estudio y alejamiento de los atractivos materiales, saliendo de ese universo cuando a Aída Cartagena, su gran amiga literaria y personal, y autora del prólogo de su primer libro, Hotel Cosmos. (1996), buque insignia como su expositivo literario. Lockward y Aida se unieron en una relación profesional lúdica en torno a la literatura.
Sus inicios
Desde sus inicios en las letras, su carrera como profesor de letras y como director de Extensión Cultural de la UASD durante los doce años del gobierno del doctor Joaquín Balaguer.
Había nacido en Santo Domingo en 1943. Se graduó de Doctor en Derecho en 1967 en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Realizó estudios de su profesión en Francia e Israel. Era un lector voraz y evitaba los conglomerados y reuniones de algarabía superficial y fiestera.
Lockward fue un hombre de izquierdas. Participa en el Movimiento Estudiantil Universitario dentro del grupo FRAGUA, de la izquierda revolucionaria. Fue elegido secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos en 1962. Formó parte de los grupos de escritores “El Puño” y “La Isla”. Era de la Línea Roja del 14 de Junio.
Su obra
Lockward deja una obra que se respeta por sí sola:
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“Hotel Cosmos”,
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“Espíritu intranquilo”
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“Bordeando el río” (cuentos, coautor junto a Fernando Sánchez Martínez y Julio Samuel Sierra, – Jimmy- )
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“Los poemas del Ferrocarril Central”
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“Se me muere Rebeca”
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“Yo canto al tanque de lastre del Regina Express”.
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“Prisioneros del claustro” (ensayo sobre la realidad político-social del ambiente uasdiano)
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“Romper el cerco”,
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“Madame Sagá”
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“Antología de Juan Sánchez Lamouth” (Ensayo biográfico)
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“Haitianos y cocolos en la literatura dominicana” (ensayo).
Opiniones críticas’
Miguel D’Mena , desde Cielonaranja, lo define como “Militante político, animador cultural, creador de cuentos clásicos de la literatura dominicana, en Antonio Lockward Artiles puede sintetizarse –como el título de tu novela- como uno de los espíritus más intranquilos desde finales de los años 50, es decir, desde los días de lucha que al final vencerían sobre la Era de Trujillo (1930-1961). Hotel Cosmos (1966) es el primer libro salido del plomo y la esperanza que fueron aquellos días de la Guerra de Abril de 1965, cuando las tropas democráticas enfrentaron al invasor norteamericano y autor de Espíritu intranquilo (1967) es una novela ciertamente existencialista -y llena de ternura”.
Jeannette Miller (Premio Nacional de Literatura 2011, su libro de cuentos "Hotel Cosmos" (1966), con prólogo de Aída Cartagena, es una obra esencial para acercarse a la literatura dominicana que se producía en esa época.
Alfredo Torres entiende, respecto de la obra de Antonio Lockward, que el género artístico que más respeta es la poesía. “Tiene obras inéditas escritas en verso y prosa. Regularmente, enfoca el choque de las nuevas generaciones con problemas que tratan de eternizarse por todos los medios.”
Antonio Lockward criticaba a los escritores que rehuyen, sin notarlo, las realidades del país, optando por llenar de aires europeos, su obra.
Lo mismo ocurre a su grupo literario, afirma el cual se esfuerza, sin embargo, por presentar los problemas de nuestro medio para conseguir la transformación de ésta sociedad.
Pie de foto
Antonio Lockward Artiles. En paz descanse un espíritu intranquilo, inconformista, de temperamento introvertido y de vivir interiormente su cotidianidad.
Varias generaciones en la casa de Tony Raful, década de 1970. De izquierda a derecha: Antonio Lockward, Abel Fernández Mejía, el pintor Fernando Peña Defilló, Jeannette Miller, Grey Coiscou, Aída Cartagena, Mateo Morrison y Tony Raful. De espaldas, Manuel Del Cabral. (Foto del archivo de Jeannette Miller)
Arriba Norberto James, Domingo de los Santos y Antonio Lockward. Abajo los últimos dos, Andrés L. Mateo y Fernando Sánchez Martínez. (Foto Archivo Andrés L. Mateo).