El Obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís, Monseñor Alfredo de la Cruz Baldera, instó a las nuevas autoridades municipales a poner todo su empeño para el crecimiento de la ciudad.
Monseñor De la Cruz Baldera, emitió sus consideraciones al pronunciar la homilía en la Catedral Santa Ana, con motivo de la juramentación del alcalde, vicealcalde y regidores, que hoy asumieron sus funciones.
Al darle la bienvenida al nuevo alcalde, Alex Díaz, le deseo éxitos y sabiduría en su mandato municipal.
Alentó al nuevo funcionario, a seguir el ejemplo de los buenos gobernantes que, inspirado por la palabra de Dios, buscan siempre el bien común, la justicia y la paz para su pueblo.
“Oramos para que él pueda guiar nuestra comunidad hacia un futuro, donde como dice Zacarias, las calles de la ciudad estarán llenas de niños y niñas jugando en sus plazas, signo de paz y alegría”, significó.
Expuso que, en la transición de poderes, observa un paralelo con el plan salvífico de Dios, que nos llama a colaborar en la construcción del reino, “un reino de justicia, amor y paz”.
Agregó que es esencial que como comunidad, apoyemos a nuestras autoridades locales, participando activamente en la construcción de nuestro municipio.
El Obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís, planteó que igual que los constructores de Jerusalén, cada uno de nosotros está llamado a ser construcción de San Francisco de Macorís, aportando lo mejor de si para el beneficio de todos.
“Hoy, al mirar hacia el futuro, soñamos con una ciudad que, inspirada en el mensaje de Zacarias, se convierte en un reflejo del amor y la misericordia de Dios, una comunidad donde la solidaridad y el respeto mutuo, son los cimientos sobre los cuales construimos cada día”, precisó.
Monseñor Alfredo de la Cruz Baldera, tras felicitar a las nuevas autoridades, expresó su agradecimiento al licenciado Siquió NG de la Rosa, de quien señaló ha servido a la comunidad con dedicación y amor.
Resaltó que, bajo su liderazgo, San Francisco de Macorís ha visto mejoras y ha enfrentado desafíos con una visión clara de bienestar y progreso para todos sus habitantes.
“Reconocemos y celebramos su labor, recordando las palabras del profeta Zacarias, quien, en su visión del renacimiento de Jerusalén, “nos habla de una ciudad donde ancianos y ancianas, volverán a sentarse en las plazas, cada uno con su bastón, en la mano por la edad avanzada”.
Concluyó señalando que así como Jerusalén fue reconstruida con esperanza y fe, también su gestión ha buscado reconstruir y mejorar el tejido social y físico de San Francisco de Macorís.