Este reportaje forma parte de la serie: Violencia de género, más allá de las estadísticas en República Dominicana, en colaboración con las periodistas de Economía y Justicia Karla Alcántara y Mery Ann Escolástico, respectivamente. |
Era la madrugada del 27 de septiembre del 2024, en la comunidad San Pedro, en la ciudad Higüey, provincia La Altagracia, un fiscal levantaba el cuerpo de una mujer joven con una herida de arma blanca en la espalda.
El expediente, depositado en el Ministerio Público, indicaba que el nombre de la víctima era Ana Vásquez Zorrilla, tenía 26 años de edad, cabello negro hasta la cintura y usaba anteojos. En letra negrita se resaltaba: asesinada por su expareja "sentimental", Adrián Javiel Robles Santana (33 años).
El Observatorio de Justicia y Género del Ministerio de la Mujer registra las estadísticas de este grave problema: ocurrieron 361 feminicidios entre 2019 y 2023.
Desde 2019 hasta 2020, se observó una disminución de los casos de feminicidios en el país. Al finalizar el 2019 se contabilizaron 77 casos, mientras que en 2020 se registraron 70, para una disminución de 7. Sin embargo, en 2021 estos casos aumentaron un 10.3 % respecto al 2019, registrándose 86 feminicidios.
En 2022, se produjeron 23 muertes menos en comparación con el año anterior, hasta situarse en 63 casos. Pero en el período enero-noviembre de este año ya superaron los 48 asesinatos por motivo de género.
Cuando se hace referencia al feminicidio, República Dominicana se ubica en el segundo lugar en la región, con una tasa de feminicidios de un 2.4 % por cada 100 mil mujeres, a 2023. En cambio, por cantidad ocupa el sexto lugar, detrás de Brasil (1,437), México (976), Honduras (309), Argentina (232) y Colombia (215), conforme a la Cepal.
La presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Empresarias, Ejecutivas y Profesionales (Anmepro), Verónica Núñez, señala que el feminicidio es un flagelo que no sólo arrebata vidas, sino que destruye familias y comunidades enteras.
“Cada vez que una mujer es víctima de violencia, cada uno de nosotros, como sociedad, pierde una parte de su humanidad”, afirmó.
Asimismo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), ofrece un panorama global de la violencia basada en género o VBG: más del 60 % de los feminicidios son ejecutados por la pareja o expareja.
Esta cifra, plantea el organismo internacional, hay que abordarla de manera “urgente” al desarrollar políticas que aborden las dificultades que enfrentan las víctimas al buscar apoyo y protección estatal.
Pensamiento “machista” principal motivo de la violencia de género
La violencia contra la mujer es una problemática social que afecta a mujeres sin distinción de edad, estatus social, religión o nivel educativo. La Cepal estima que entre 63 % y 76 % de las féminas experimentan algún episodio de violencia por razón de género en distintos ámbitos de su vida.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es más específica: la violencia de género puede ser sexual, física, psicológica y económica. Además, califica las amenazas, la coerción, la manipulación, la violencia de pareja, la violencia sexual, el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina y los “crímenes de honor” como formas de VBG.
La violencia contra la mujer es multicausal y tiene que ver con el pensamiento de los hombres que predomina en el siglo XXI. Ellos consideran que la mujer es de su propiedad y cuando estas deciden terminar la relación, ellos ponen fin a la vida de la fémina, entendiendo que “si esa mujer no será de él, no será de nadie”, además de otras problemáticas.
La psicóloga clínica-forense, Jhulia Báez, explica a Acento que la violencia contra la mujer tiene efectos acumulativos y las consecuencias van a depender del tipo de maltrato que experimentan las féminas, así como la frecuencia, gravedad, intensidad y tiempo de duración del maltrato.
“Cuando de manera constante la mujer es humillada y ridiculizada por su pareja disminuye de manera significativa su autoestima y puede llegar a normalizar la violencia”, afirma.
El 15 de enero del 2024, Casandra Carmelina Castillo Santiago, de 25 años, y Tania Agustina Gómez, de 42 años, perdieron la vida de la misma forma: apuñaladas por sus parejas.
Susana Santana Fabián, de 27 años, y Alexandra Trinidad Liriano, de 51 años, fallecieron luego de ser rociadas con gasolina por sus parejas sentimentales con cuatro días de diferencias en febrero de 2024. Ambos victimarios fueron sometidos a la justicia, informó la Procuraduría General de la República (PGR).
Estos casos, según la experta, “se pueden dar por efecto de imitación”. Explica que cuando se da a conocer en las noticias alguna conducta de violencia de género puede ser una motivación para quien ha pensado en hacer lo mismo.
“La persona que comete el acto ya ha pensado y asimilado la idea con anticipación y en un momento de tensión puede cometer el hecho”.
Añadió que tras ser agredida por su pareja o expareja la mujer suele desarrollar una serie de síntomas o trastornos, siendo los más frecuentes, ansiedad, depresión, estrés postraumático, sentimientos de culpa, falta de control sobre su vida, temor hacia su pareja y aislamiento social.
Leyes: necesarias para combatir este flagelo
En República Dominicana persisten preocupaciones sobre la impunidad y la falta de un marco legal claro que proteja a las mujeres y que sus derechos no sean violentados. Pero, ¿Qué hace falta en el país para erradicar la violencia y garantizar justicia?
La directora de la Fundación Vida Sin Violencia, Yanira Fondeur, plantea que es necesario actualizar la Ley 24-97, la cual modificó el Código Penal e instituyó como delito la violencia intrafamiliar y contra las mujeres, dentro y fuera del hogar e incluyó la violación sexual. Sin embargo, una debilidad del Código Penal es que el feminicidio aún no está tipificado.
Un aspecto clave señalado por Sheila Báez, experta en sociología, es la falta de un marco legal claro y efectivo.
Aunque el feminicidio se reconoce en los medios y en las estadísticas del Ministerio de la Mujer, Oficina Nacional de Estadística, Procuraduría General de la República, y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, su tipificación en las leyes “ha provocado una gran impunidad, especialmente cuando los agresores no son capturados”.
“Hay muchos feminicidas que siguen libres, y las estadísticas oficiales no reflejan la magnitud de este problema”, indica.
El feminicidio fue incluido en la reforma del Código Penal, aprobado en julio 2024 por el Senado de la República, y si bien el Ministerio de la Mujer consideró que la tipificación del feminicidio es un avance significativo, la entidad señala que al indicar en un párrafo que hace víctima “a los hombres en las mismas circunstancias”, se deslegitima el avance y se desconoce el hecho de que las mujeres son asesinadas sistemáticamente por motivos culturales, de desigualdad y estereotipos de género, donde cada 10 minutos es asesinada una fémina a nivel global, según ONU Mujeres.
En caso de que se apruebe la pieza legislativa, el feminicidio será sancionado con pena que va desde los 30 hasta 40 años de prisión y multa de 50 a 1,000 salarios mínimos del sector público, RD$ 10,000 a noviembre del 2024, según datos de la Tesorería de Seguridad Social (TSS).
Violeta Quezada, encargada de Red de Fraternidad de Supérate, señala que la entidad estatal está realizando un estudio del apoyo que brinda Supérate a las mujeres que padecen violencia o terminan asesinadas.
“La pobreza, hemos dicho, es uno de los factores fundamentales. Hay muchas mujeres en los casos de las comunidades que se van con un hombre que a veces le triplica la edad y no terminan la relación violenta porque reciben la manutención de los niños, que terminan siendo víctimas indirectas”, agrega.