Un grupo de periodistas que trabajaron en Haití durante la era de 2001 a 2004, enviaron una carta al periódico norteamericano New York Times, en la que abordan una serie de informaciones publicadas en un trabajo de investigación sobre la segunda presidencia de Jean-Bertrand Aristide y su salida del poder, agrupadas bajo el proyecto "The Ransom".

En el documento, firmado por media docena de profesionales del periodismo señalan que en la sección titulada Demanding Reparations, and Ending Up in Exile, escrito por Constant Méheut, Catherine Porter, Selam Gebrekidan y Matt Apuzzo, sostienen que parece ser que el derrocamiento de Aristide fue el resultado de un complot de gran alcance entre los Estados Unidos y Francia para evitar que cobrara la deuda francesa, debido a lo cual convirtió en un recurso retórico. cuando su gobierno se tambaleaba gravemente en 2003.

Aunque afirman que hay evidencia de que la administración de los entonces EE.UU., encabezada por el presidente George W. Bush, en particular, alentó a algunos de los elementos más recalcitrantes de la oposición haitiana en ese momento, y los sucesivos gobiernos franceses tienen una larga historia documentada de duplicidad en Haití y en otros lugares, en el trabajo de investigación, los autores citan fuentes testimoniales (a Thierry Burkard, embajador de Francia en Haití desde agosto de 2003 hasta diciembre de 2005, y el exembajador de Francia en Haití, Philippe Selz, quien se desempeñó primero como encargado de negocios y luego como embajador pleno años antes, de 1992 a 1995 y se desempeñó como embajador en Djibouti en 2004), sobre las cuales, señalan "no se presenta ninguna evidencia para respaldar o verificar estas afirmaciones".

"Simplemente parecen ser aceptadas – las declaraciones – por el Times al pie de la letra y luego se usan para respaldar aparentemente la afirmación repetida de Aristide de que había sido "secuestrado", en lugar de resignarse, una afirmación que el Times luego repite como si existiera la única narrativa contradictoria de los funcionarios del gobierno de los EE. UU.".

Además, expresaron preocupación respecto a la caracterización de Aristide, retratado como un defensor virtuoso y estudioso de los intereses nacionales de Haití, y su gobierno, en el que hubo violaciones a los derechos humanos, represión a la libertad de prensa, incluyendo asesinatos como el del periodista Jean Dominique en abril de 2000, corrupción, entre otras actuaciones violentas e irregulares.

A continuación, la carta dirigida al New York Times