La ruta migratoria que conduce a Puerto Rico fue este jueves escenario de una nueva tragedia, en la que murieron cinco personas que viajaban en una sobrecargada embarcación, mientras que otras 66 se salvaron al llegar a un islote.

Los migrantes fueron encontrados tras ser abandonados en aguas cercanas a la isla de Mona, situada al oeste de Puerto Rico, según informó la Guardia Costera estadounidense.

Aunque aún se desconocen sus nacionalidades, las autoridades creen que podrían ser dominicanos o haitianos, que ante las condiciones sociales y políticas que viven en sus países deciden escapar en peligrosos viajes hacia Puerto Rico.

Leonard Prophil, sacerdote haitiano residente en Puerto Rico y portavoz de la comunidad en la isla, dijo a Efe que este suceso, junto a otros que han ocurrido en los pasados meses, se deben a la "situación difícil y triste" que existe en Haití.

"Venir aquí en una lancha es como una lotería", dijo el líder religioso en referencia a que estos caribeños pueden tanto sobrevivir como morir en el camino y, aún así, se arriesgan a hacerlo para escapar de las crisis en sus países.

El pasado 12 de mayo, al norte del islote puertorriqueño de Desecheo, se produjo el naufragio de una embarcación que causó la muerte a once mujeres haitianas.

UNA RUTA MUY ACTIVA Y MORTAL

El portavoz de la Guardia Costera estadounidense en Puerto Rico, Ricardo Castrodad, explicó a Efe que los 66 supervivientes del suceso de hoy son 41 hombres y 25 mujeres que lograron llegar al islote de Mona.

"Los dejaron antes de llegar a la orilla y la embarcación abandonó la escena", dijo Castrodad, quien detalló que los migrantes fueron desembarcados en la playa Punta Arenas.

Oficiales del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico en isla de Mona recuperaron los cinco cuerpos y alertaron a las 08.36 (12.36 GMT) a las autoridades federales sobre el desembarco.

Tras la alerta, agentes de la Guardia Costera y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) en Cabo Rojo (suroeste) y Aguadilla (noroeste) activaron helicópteros y embarcaciones para participar en el operativo de rescate.

Esta vez no parece que haya desaparecidos como tras la tragedia mencionada del pasado mayo, cuando los guardacostas pudieron rescatar con vida a 38 personas pero no lograron dar con al menos otra decena de migrantes que se estima viajaba también en esa embarcación.

El llamado Canal de Mona separa República Dominicana de Puerto Rico y es una ruta migratoria habitual para los dominicanos y haitianos que intentan entrar ilegalmente en territorio estadounidense.

Desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 30 de junio de 2022, la Guardia Costera ha llevado a cabo 72 interdicciones de viajes ilegales en el Canal de Mona y aguas cercanas a Puerto Rico.

Un total de 1.919 ciudadanos no estadounidenses, incluidos 1.414 dominicanos y 404 haitianos, han sido detenidos cuando intentaban llegar a la isla caribeña.

LA MIGRACIÓN VA A CONTINUAR

"Esos viajes no van a parar mientras la situación continúe así", enfatizó el sacerdote Prophil, de la parroquia San Mateo de Cangrejeros en Santurce, sector en San Juan donde reside una gran comunidad de dominicanos y haitianos.

Prophil mencionó que ha recibido información de que en Higüey, en la República Dominicana, "hay miles de jóvenes que quieren venir" a Puerto Rico para tener una posible mejor calidad de vida porque terminan de estudiar y no encuentran trabajo.

La situación económica, social y política es tan dura que, según afirmó el sacerdote y portavoz de la comunidad haitiana, "ahora mismo el mejor negocio en Haití es el secuestro".

Los líderes de organizaciones criminales contratan a jóvenes para que secuestren a personas específicas, como militares y funcionarios, y luego piden entre 25.000 y 50.000 dólares estadounidenses para ser liberarlos.

No obstante, como los detenidos no cuentan con ese monto de dinero tan alto, el sacerdote contó que varios días más tarde los asesinan y tiran los cuerpos en cualquier esquina.

"Estamos viviendo en una cultura de la muerte, de la violencia. Los seres humanos en Haití no tienen precio, porque cuando se muere una persona, parece como una basura más en la esquina", lamentó.

Aumentan las víctimas de balas perdidas en Haití

La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) afirmó hoy que ha constatado un aumento "significativo" de víctimas de balas perdidas en Puerto Príncipe desde el 23 de julio tras el estallido de los violentos combates entre grupos armados en las afueras y el centro de la ciudad.

"Estos pacientes representan solo una pequeña proporción de las víctimas. La circulación se ha vuelto extremadamente peligrosa en muchas partes de la ciudad, y muchas personas están atrapadas en sus propios barrios. Esto ha dificultado cada vez más el acceso a los centros de salud", dijo la coordinadora médica de MSF en Haití, Rachelle Séguin, en un comunicado.

La onegé afirmó que ha instalado clínicas móviles en algunas de estas zonas para acercar la atención médica a las poblaciones afectadas. "Pero incluso para nuestros equipos médicos, el acceso a estos lugares sigue siendo muy difícil".

En al menos tres ocasiones, las actividades de las clínicas móviles de MSF han tenido que ser pospuestas o canceladas debido a la violencia de los enfrentamientos, privando a sus beneficiarios de atención médica esencial. El Centro de Emergencias de MSF en Turgeau recibió cerca de 80 heridos de bala, la mayoría víctimas de balas perdidas.

El comunicado recordó que justo después de un alto el fuego en Cité Soleil, donde los combates hacen estragos, las clínicas móviles de MSF consultaron a más de 150 pacientes en pocas horas. Treinta de ellos eran víctimas de heridas de bala cuyas lesiones se habían infectado.

"Estas infecciones son indicadores de cuándo se produjo el traumatismo. Los heridos no pudieron acceder a tiempo a la atención médica, bien por el nivel de violencia y la intensidad del tiroteo, bien por las barricadas que los grupos armados están levantando o construyendo para aislar las zonas que controlan", aseguró la organización.

En algunas de estas zonas, MSF dijo que solo puede tratar a los pacientes en sótanos o en habitaciones sin ventanas debido al peligro del fuego cruzado.

Desde el resurgimiento de los enfrentamientos en varios barrios y municipios de Puerto Príncipe, ya sea en Cité-Soleil, Martissant, o más recientemente en Bel Air, Bas Delmas o el centro de la ciudad, Médicos Sin Fronteras ha seguido observando un descenso considerable de las consultas externas.

"Un año después del cierre de su centro de emergencias en Martissant, que posteriormente se trasladó al este, a Turgeau, MSF sigue reiterando sus llamamientos. Hay que evitar que la gente sufra la violencia de los combates y que tenga un acceso libre y sostenible a la ayuda humanitaria y a los servicios básicos", declaró en el comunicado el jefe de misión de MSF en Haití, Benoît Vasseur.