El 11 de febrero de 2015, el Ministerio de Educación entregó al Distrito Escolar 01-01, en Pedernales, el edificio donde funcionaría el liceo técnico profesor Luis E. Medrano González que había inaugurado un año antes el presidente Danilo Medina.
Desde el primer día hubo quejas sobre vicios en el sistema eléctrico que habían impedido impartir docencia.
Durante el concurrido acto, el director del liceo, Mairení Féliz Sánchez, elogió al mandatario, pero denunció que los laboratorios de ciencias naturales, informática y enfermería carecían de equipos y la finca experimental estaba a mitad de camino.
Y el director general de Mantenimiento de Infraestructuras Escolares del Ministerio de Educación (Minerd), Omar Guevara, quien entregaba la edificación, le respondió seguido que la solución a su denuncia sería inmediata.
Nido para delincuentes
Seis años han pasado de la inauguración del edificio nuevo para el liceo técnico, y, como un monumento a la burla, su finca experimental sigue abandonada, a cinco kilómetros del parque central del pueblo, hacia el este, en la zona agrícola Los Olivares, Pedernales.
El establecimiento que iniciaron 2003 durante la gestión presidencial de Hipólito Mejía (2000-2004), serviría para el entrenamiento de jóvenes estudiantes de Agropecuaria y Acuicultura.
Dramático. Cuatro edificaciones abandonadas en 80 tareas de tierra donadas, sin verja perimetral, con espacios para aulas, apiarios o colmenares, crianza de conejos, cerdos y alevines; cultivos, hierba de corte para animales, producción de hortalizas para vender y consumo del centro.
Han proyectado dos estanques para criar peces y un área para producción agrícola. Pero faltan dos pozos tubulares, un aljibe, una planta eléctrica y una electrobomba.
El Estado, a través del Minerd, había firmado en 2003 un acuerdo con la ONG española Arquitectos sin Fronteras (ASF), para la construcción del centro de estudios técnicos. La organización extranjera haría el edificio contiguo al liceo segundario y, como contrapartida, el Minerd se encargaría de la finca experimental.
ASF cumplió su parte. Construyó dos niveles con 10 aulas, laboratorios de ciencias e informática. Estudiantes egresados del politécnico trabajaron como obreros y recibieron sus pagos, mientras Educación se olvidó de su compromiso.
“Fue un trabajo muy bonito que se hizo con esos muchachos, pero mira el resultado. Nos hemos cansado de solicitar la terminación de la finca, y nada”, ha comentado el director del centro, Jacobo Acosta.
Arañando para llegar
Ante la displicencia gubernamental, los estudiantes de Agropecuaria y Acuicultura no se rinden.
Se resisten a ser parte de las estadísticas sombrías que maneja el ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, que se plantea apoyar la empleabilidad y la tecnificación de las personas en la provincia Pedernales.
En esta demarcación del extremo sudoeste, a 307 kilómetros de la capital, sólo 1 de cada 3 personas han tomado cursos técnicos. La mitad de la oferta del Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep) y del Minerd no se corresponde con la demanda del sector privado en la provincia. Registra la segunda mayor tasa de abandono escolar en el nivel básico (56%), y una tasa de culminación de 13.8%.
Yamel Suazo, de sexto año de Agropecuaria, reclama la terminación de la finca experimental.
Resuelta, opina: “Necesitamos pasar de la teoría a la práctica y nos vemos obligadas a salir del pueblo a Azua, San Juan y Juancho a hacer prácticas porque la finca no tiene agua, ni está cercada, ni tiene maquinarias. No está en condiciones para nosotros experimentar”.
Skemberlie Méndez, compañera de Yamel, dice que “nosotros, los estudiantes, no podemos hacer las prácticas allá porque la finca no está cercada, no tiene equipos, no hay agua, está abandonada. La necesitamos porque no tendríamos que estar viajando tan lejos, a Azua, San Juan. En esas provincia vemos cómo se manejan los cultivos, los diferentes viveros”.
El director lo confirma. “Las prácticas del área agrícola las hacemos en parcelas de productores privados, viajando a San Cristóbal, San Juan, Azua y al Proyecto de Desarrollo del Valle de Juancho (Prodevaj). Las del área de acuicultura, las realizamos en El Salado de Neiba, en Azua y en algunas pescaderías de Pedernales, además de algunos viajes a acuarios. Trabajamos en la arborización de la cuencas del río Pedernales y sus afluentes El Mulito y La Agüita”.
Recorrer 100, 200 y hasta 300 kilómetros para verificar la teoría, resulta desgastante, desmotivante. Los estudiantes de Agropecuaria y Acuicultura del centro educativo no se rinden, pese a casi dos décadas de espera tormentosa.