Con toda su familia establecida en el extranjero y con un deseo enorme de volver a vivir el sueño americano, se montó en una yola y cruzó a buscar su nueva vida.
El hombre a quien se le ha dado el nombre ficticio de Carlos para proteger su identidad, vivió en Estados Unidos toda una etapa importante de su vida. Pero por algunos conflictos fue deportado a República Dominicana. El tiempo que llevaba fuera de su país de origen hizo difícil el proceso de adpatación.
Un día de algún mes del año 2015 un amigo le contó que había organizado un viaje rápido y que esa era la oportunidad para regresar a suelo norteamericano sin ser descubierto. Carlos, sin pensarlo dos veces, recogió todo y se embarcó hacia Puerto Rico.
“El viaje yo lo hice por Miches. Yo recuerdo que duré 15 días en Miches esperando para salir. Había que chequear el tiempo, como estaba la marea y todo eso”, cuenta el hombre de 36 años de edad.
Narró que tuvo suerte de que el capitán de la embarcación era un pescador profesional, con licencia para navegar en ambas aguas (las de Dominicana y Puerto Rico). “Por eso no nos pasó nada, porque él sabía cómo navegar en esas aguas. Hay gente que se muere porque la yola sufre algún problema o desconocen la ruta”.
Así como Carlos, hay miles de dominicanos que se olvidan de la braveza del mar y deciden cruzar los 128 kilómetros que les “garantizará una mejor calidad de vida”. Lamentablemente no todos sobreviven para contar la historia.
El día del viaje
“La noche antes de viajar nosotros tuvimos que irnos a una playa y amanecer allá. El pescador no podía salir en su lancha con nosotros y debía pasar a recogernos, pero en esa playa había que estar pendiente de que la guardia no te agarrara”.
Junto a Carlos viajaron 2 mujeres y 6 hombres en una lanchita rápida cargada de suficiente comida enlatada, gasolina y aceite para el motor. Salieron a las 11 de la mañana y llegaron a Puerto Rico aproximadamente a las 8 de la noche.
“Al llegar, la cosa se complicó un poco y esto es lo que nadie te dice antes de irte. La gente cuando ve que llega una yola, porque uno llega a cualquier playa, te llaman a la guardia. Algunos hasta te secuestran para sacarte dinero, se aprovechan”, expresa el joven.
“Cuando llegamos al parecer alguien nos vio, y nos llamó a la guardia. Uno de los que andaba conmigo se desesperó y salió corriendo. A ese lo agarraron. Luego ellos llamaron al equipo de helicópteros y ahí fue donde todos salimos corriendo para evitar que nos atraparan”.
Carlos no logró ser capturado. Consiguió llamar a un taxi que lo llevara donde un familiar.
Llega en avión a Nueva York
Luego de varios días en la isla del encanto, Carlos se dirigió al Consulado Dominicano donde solicitó un pasaporte. Esta fue la llave que le abrió las puertas a tierras en el norte.
“Me dieron mi pasaporte normal, como soy dominicano yo dije que había perdido mi identificación e inmediatamente me dieron uno. Con eso compré un vuelo para Nueva York y me fui”, expresa.
La gran pregunta es, ¿cómo Carlos pudo entrar a Estados Unidos por avión y haber pasado migración sin ser detenido?
Deduce que se debió a que el pasaporte que había obtenido en Puerto Rico dice que fue otorgado en ese país y que “tan solo por tener esa frase no levanta sospecha, además de que si sabes como funcionan los procesos en el aeropuerto llevas un punto de ventaja”.
“Si me preguntaban por la visa yo iba a decir que había perdido mi pasaporte. Recuerda que los vuelos de Puerto Rico a cualquier otra ciudad de Estados Unidos son vuelos domésticos o internos y en esos viajes el proceso migratorio no es tan rígido”, asegura mientras confiesa que no se arrepiente de haber hecho ese viaje.
Este tipo de migración irregular es extraña para las autoridades dominicanas, pues cuando una persona decide entrar a suelo norteamericano ilícitamente por avión suele ocurrir de varias formas:
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Sustituyendo la identidad de una persona con pasaporte que no requiera visa.
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Consiguiendo un pasaporte falso de alguna nacionalidad que no requiera visa a EEUU.
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Con un pasaporte dominicano con visa falsa que no identifiquen.
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Obteniendo un pasaporte falso de otra nacionalidad más visa falsa.
Un secreto a voces
Josué Gastelbondo, Jefe de la Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en República Dominicana, habló con ACENTO y confirmó que esta maniobra para entrar de forma irregular a los Estados Unidos es común y conocida.
“Lo que hace un dominicano cuando llega a Puerto Rico es que va y se registra en el consulado y pide una certificación que notifica que está allá. Eso se puede hacer independientemente de tu estatus migratorio. Inmediatamente piden la expedición de una libreta de pasaporte (muchas veces por primera vez) y el consulado lo hace. Con ese pasaporte y ese carnet, ellos van y sacan una licencia de conducir puertorriqueña, y con eso ya firman contratos y se mueven por Puerto Rico sin problema”, asegura el experto en Migraciones.
Gastelbondo confirmó con cancillería que en 2019 otorgaron 4,375 pasaportes en Puerto Rico; 4,745 en el 2020; y a septiembre del 2021 llevaban 5,144 libretas.
Por un viaje en yola directo hacia Puerto Rico pagan hasta 330 mil pesos, unos 6 mil dólares en promedio. Solo el año pasado la marina de República Dominicana y la guardia costera norteamericana detuvieron unas 139 yolas.
"Cuando divides 5,100 en los días hábiles, te da entre 25 y 30 pasaportes diarios. Eso te hace pensar que llega una yola al día".
Conforme a estadísticas de la Dirección General de Migración unos 1,332 nacionales fueron repatriados desde los Estados Unidos y Puerto Rico en 2021, sin embargo, el dato no especifica cuantos de estos fueron devueltos al país por haber entrado de forma irregular a esos territorios.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Migración de la República Dominicana y publicado en 2018 resalta que entre 2012 y 2016 se deportaron 1,708 nacionales por migración ilegal a esos países, ocupando el segundo lugar después de las repatriaciones por narcotráfico que alcanzaron a 9,158.