El dato no espantó a nadie. Ningún ventarrón de corrientes de opinión brotó. Pasó inadvertido entre las comunidades del extremo sudoeste, esas que llaman “del sur profundo”. La declaración se diluyó seguido en una nota breve difundida por algunos medios impresos y copiada por páginas digitales de escaso impacto.
El 10 de noviembre de 2024, el ministro de Obras Públicas, Deligne Ascención, le dijo al televisual Hoy Mismo que costaría al menos 40 millones de dólares la solución de ingeniería al infernal “El derrumbao”, falla en la carretera Barahona-Enriquillo al cruzar el municipio costero caribeño La Ciénaga, a 18 kilómetros de su cabecera Santa Cruz de Barahona.
Según esa apreciación, de golpe y porrazo se sumarían 2,480 millones de pesos dominicanos (Tasa de 62 pesos por 1 dólar) para resolver unos metros de una obra de 49 kilómetros que no halla final, contratada en 2012 y recontratada para su ejecución.
Conforme el discurso del funcionario y secretario de organización del oficialista Partido Revolucionario Moderno (destituido el domingo 2 de febrero de 2025), los tardíos estudios técnicos han terminado con el planteamiento de tres posibilidades de soluciones, todas muy caras: estabilización de la montaña con la remoción de cerca de un millón de metros cúbicos de tierra; un viaducto o un túnel. La primera sería la menos costosa, precisó. Garantizó que los trabajos comenzarían en enero de 2025.
La vital carretera que comunica las provincias Barahona y Pedernales, en la frontera con Haití, mide 124 kilómetros. Es la única disponible, salvo atajos infernales. Para su reconstrucción, el Gobierno ha contratado la empresa IDC Construcción, SRL (tramo Barahona-Enriquillo, 49 kilómetros) y Andalar International (tramo Enriquillo-Pedernales, 74 kilómetros).
De adenda en adenda
La adenda CO-0001757 del 18 de noviembre de 2021, registro de contrato en la Controlaría General de la República (CGR), establece como concepto la “reconstrucción carretera Barahona-Enriquillo por daños ocasionados durante la tormenta Sandy, incluyendo partidas de reconstrucción de puentes, RD$1,546,154,344.40”. La vigencia del contrato es del 20 de octubre de 2021 al 20 de octubre de 2023.
El documento en cuestión contiene observaciones sobre operaciones anteriores: “Adenda II al certificado No. 27559-2014 por un monto de RD$1,546,154,344.40 proveniente del presupuesto reformulado generado por la inclusión de partidas nuevas y aumento de volúmenes para la culminación del proyecto, unificando los contratos No. 142 (del año 2012), 145 y (del mismo año) y 169 también del mismo año. Extiende vigencia desde el 20/10/2021 hasta el 20/10/2023…
Precisa que el proceso se acoge a la Ley 118-21, obras ejecución-presupuesto reformulado. Y que se hará un primer pago de RD$309,230,868.88, equivalente al 20% del momento de la adenda. El 80% restante se hará mediante cubicaciones certificadas por la supervisión. Anota que existe una adenda II D/F 05/08/2015, la cual no fue registrada en la PGR y se verifica que la misma fue por el Fideicomiso de la Fiduciaria Banreservas, S. A.
El contrato está firmado por Catalino Correa Hiciano, contralor general, y Dilcia Rafaelina Melo Pujols, encargada de certificación de contratos.
Existe la Adenda III para la terminación de la obra del proyecto de reconstrucción de la carretera Barahona-Enriquillo por daños ocasionados por la tormenta Sandy, mediante el contrato No.169 del 23 de noviembre del año 2012, amparado en la Ley 118 de 2021
El contrato fue suscrito entre Deligne Ascención, ministro de Obras Públicas, y Rafael Leonor Jáquez Castillo, gerente de IDC Construcción, S.R.L.
El 23 de noviembre de 2012, Obras Públicas, en representación del Estado, había suscrito los contratos 142, 145 y169 con Inversiones y Construcciones del Caribe PL IDC, S.R.L., ahora IDC Construcción, S.R.L., “para la ejecución de los proyectos: a) Construcción de encache, cunetas, badenes, muros de gaviones, alcantarillas tubulares, alcantarillas de cajón, reposición de losas de aproches, corrección de taludes, canalización y otros trabajos ocasionados por el paso de la tormenta Sandy; b) construcción muros de gaviones y alcantarillas,remoción de derrumbes carretera Barahona-Enriquillo por daños ocasionados por la tormenta Sandy; c) reconstrucción de la carretera Barahona-Enriquillo por daños ocasionados durante la tormenta Sandy, incluyendo partidas de reconstrucción de puentes, bajo la modalidad de emergencia amparada en los decretos presidenciales 618 y 619 del 25 y 26 de octubre de 2012… Los montos involucrados son: RD$300,098,938.64, RD$187,730,140.98 y RD$135,051,968.74.
En la más reciente adenda, suscrita por Ascención, se observa que “dada la naturaleza de la contratación, los presupuestos pautados en los contratos originales fueron levantados sin los análisis y los estudios necesarios que regularmente son realizados en una contratación ordinaria.
Asume también que los contratos-base referidos tuvieron su origen en la declaratoria de emergencia producto de diversos fenómenos atmosféricos que azotaron el territorio nacional y, dada la premura para la intervención e inicio de los trabajos contratados, no se pudo prever a grandes rasgos la magnitud del proyecto, como de igual forma no se pudieron vaticinar las incidencias que resultarían a futuro…
Bajo esos preceptos de las adendas I (606, 608 y 610), en 2014, los contratos fueron aumentados. Aquí los montos: a) RD$75,024,734.66; RD$46,932,535.25; y RD$33,762,992.19.
El 5 de agosto de 2015 fueron suscritas las adendas II a los contratos base 142,145 y 169 del año 2012 donde transfirieron las obligaciones de pagos a la entidad Fiduciaria Banreservas, S.A., “sociedad que actúa por cuenta y orden del fideicomiso para la operación, el mantenimiento y la expansión de la red vial principal (Fideicomiso RDVial).
Un aspecto resaltante en el documento es la observación de que “a pesar de haber aplicado el 25% del aumento consagrado en la Ley 340-06, el proyecto no pudo ser terminado dado que el presupuesto inicial resultó insuficiente para su ejecución concluyendo esto en la paralización de los trabajos del proyecto”.
Y otro, la consideración del valor de la carretera para la región.
Dice: “Constituye una de las vías de mayor impacto… que viene a formar parte del circuito vial que conecta las áreas del sur profundo con las zonas urbanas de todas las provincias del sur y el Gran Santo Domingo, estando localizada dentro del enclave de la solución de la conectividad entre las comunidades de Barahona y Enriquillo, siendo parte del trayecto del destino turístico en desarrollo de la provincia de Pedernales, que viene a potencializar los atractivos para el ecoturismo, turismo de playa, senderismo y recibimiento de cruceros, sobre lo cual las autoridades gubernamentales han presentado interés en atraer capital de inversión privado para su establecimiento y desarrollo”.
El 21 de noviembre de 2021, el presidente Luis Abinader dio el palazo para reiniciar la reconstrucción del tramo Barahona-Enriquillo. Ante el ministro Ascencción y representante de la constructora, conforme una nota de la Presidencia, el mandatario resaltó que la obra tiene un presupuesto de 1,500 millones de pesos e impactará a 100 mil personas. Ese domingo aseguró que es revolucionario el aporte que el Gobierno hacer el sur en términos de construcciones e infraestructuras viales.
Una vieja historia
El lugar que llaman “El derrumbao” es el gran dolor de cabeza de quienes tienen que viajar a los municipios Paraíso, Enriquillo, Oviedo y Pedernales, o salir de ellos hacia otras ciudades más allá de La Ciénaga.
A la hora del viaje, por allá ya se hace costumbre preguntar, sobre todo si es tiempo de lluvia: ¿hay paso? La precipitación anual en el área va de 655 a 2,500 milímetros. Temporada fuerte de lluvia es entre abril y julio.
Si el viaje es imprescindible (gravedad, muertes de parientes), el viajero va consciente de un retraso impredecible y riesgos de vuelco con caída al mar en el paso de no más de dos kilómetros que llaman “El derrumbao”.
El drama es que la angosta carretera serpentea, sube y baja, entre el pie de la montaña y el mar Caribe, con nulo rejuego para los choferes. No hay espacio para el descuido de los conductores.
En “El derrumbao” es el colmo. La montaña es muy inestable por el tipo de suelo y la infiltración de ríos y otras corrientes. Así que los aludes son recurrentes y provocan bloqueo total de vía.
Pero esa falla geológica no brotó de la noche a la mañana. Hace más de un siglo que en la zona se sabe del nerviosismo de la montaña y su derrame de tierra y rocas gigantes que se lleva de paro de los parches constructivos.
Son comunes las escenas sobre largas hileras de vehículos de sur a este y viceversa, esperando turno para cruzar el trillo sinuoso, mientras obreros de Obras Públicas y la empresa contratista con maquinarias despejan promontorios de materiales.
El anuncio reciente del ministro de Obras Públicas (ahora ministro sin cartera), Deligne Ascención, sobre la necesidad de invertir 40 millones de dólares (adicionales) para solucionar la falla en “El derrumbao” podría servir para poner la mirada crítica sobre la reconstrucción eterna del tramo Barahona-Enriquillo (49 kilómetros).
El tramo siguiente, Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros), contratado a un costo de 1,886 millones de pesos por la gestión actual del presidente Luis Abinader, según promesas, debió estar listo al término del primer período gubernamental, en 2024. No hay indicios de que terminen, al menos en 2025.