Como ocurre en los casos de robo de obras de arte valiosas, el autor concibió un plan para sustraer el cuadro de Iván Tovar, supo bien lo que hacía. El boceto sin título y descrito por su autor, solo en referencia a los materiales usados, (Lápiz sobre papel), fue seleccionado por el ladrón tomando en cuenta que era la más pequeña de las tres obras expuestas juntas en una de las paredes de la muestra Bocetos de Familia, en el Museo de Casas Reales. El tamaño permitiría guardar discretamente la obra y sacarla del recinto sin ser detectado.

Aun cuando la obra está asegurada, sin dudas que el robo, facilitado por la inexistencia de cámaras de seguridad y solo cinco vigilantes privados, la sustracción deja una experiencia que debe ser asumida como lección por quienes montan exposiciones de arte.

El boceto robado tiene una dimensión de cinco pulgadas y media de alto por cuatro de ancho, (14 centímetros de alto por doce de ancho) y era la inferior en una columna conformada por otras dos obras de superior tamaño.

La obra robada es la inferior. Se encontraba junto a los dos superiores de mayor tamaño. Quien la sustrajo sabía que la más pequeña era más fácil de sacar del Museo de Casas Reales.

En la obra resalta el trazo con el firme pulso de Tovar en una figura vertical con sus curvas características, los retorcimientos en la base que definen su estilo y una volumetría superior lograda con un manejo de sombras y trazos sensuales.

Es claro que quien se la sustrajo no es un ladrón cualquiera y tiene agudo sentido de selección del valor artístico de la pieza. Un boceto no es una obra terminada en sí misma, pero es parte de su proceso de creación y adquiere un valor determinado por ser la precedencia. La obra carece de firma.

El robo del boceto ha impactado la comunidad artística y de gestión cultural en lo visual y habrá de tener un efecto especial de atracción hacia la muestra de Tovar, que tiene entrada libre, pero que, a partir de ayer, según nuestras fuentes, se adoptaron una serie de medidas, entre las cuales destaca la instalación de cámaras de seguridad, la renovación del personal de seguridad, y mejores controles de salida del publico que la visite.

Igualmente, el lamentable incidente, ha de estimular más público a asistir a la exposición inmersiva Tovar, surrealismo vivo, presentada en Plaza España como una experiencia sensorial sin precedente a unos metros del Museo de Casas Reales.