Miguel Pérez, 83 años, músico de Pedernales, dice que aún se le eriza la piel cuando rememora la odisea sentado sobre “la colita” del camión Fargo verde oliva, de seis llantas, cama corta con barandas, a gasolina, una de las maravillas de la época, que, a velocidad desmedida, desafiaba hoyos y piedras sueltas, curvas, subidas y bajadas de espanto en el camino carretero desde Pedernales rumbo a Las Damas o Duvergé. Era el año 1955.

Los bosques aún lucían vírgenes. En el área de Loma del Toro y Villa Aida, en la cúspide de la cordillera Baoruco, cuenta Miguel, la brisa atacaba y el frío le trituraba los huesos. La niebla impedía la visibilidad y hubieron de detenerse y esperar a que se despejara para evitar caer en un desfiladero. Por los brincos del vehículo sobre la topografía accidentada, él sentía las nalgas anestesiadas.

Percibía interminables los 42 kilómetros de carretera que bordean la frontera desde el municipio hasta Los Arroyos, donde ahora producen vegetales y aguacates para exportación. Pero faltaba bajar hasta Duvergé y llegar a Barahona, donde haría una diligencia por encomienda de su padre Carlitos.

Con la velocidad desmedida del vehículo manejado por el gordito Beltré, cabo del Ejército, y el batir de la loma protectora que se había soltado en una de las puntas, Miguel perdía la esperanza de sobrevivir. El único aliento eran sus acompañantes Marión, Víctor Bartola y la llanta de repuesto del vehículo.

“Por la brisa, la lona se soltó y nos estaba dando una pela, y nosotros, con poca defensa, teníamos que sujetarnos para evitar caernos. Pero pudimos agarrarla y amarrarla porque, si no, no íbamos a llegar vivos. Los foetazos eran duros. Ese incidente fue en la Loma del Toro. Y así llegamos anocheciendo a Duvergé donde comimos una muy sabrosa fritura con empanadas de maíz. Luego, seguimos el viaje, llegando de noche a Barahona… Te voy a decir la verdad, yo regresé por la costa porque cogí miedo. No sé qué pasó con los demás”, relata y ríe de buena gana.

El viejo faro frente a la playa Pedernales ha sobrevivido al abandono.

Hasta inicios de los años 40 del siglo XX, toda carga llegaba a Pedernales en goletas, incluyendo los materiales para la construcción de la fortaleza y las cinco casas para oficiales fabricadas en terracreto o material inerte y terminada mampostería de la actual calle Libertad, de cara al cuartel de la Policía (antigua fortaleza). En tiempos de Trujillo, la goleta comenzó a viajar en 1933. Llegaba con insumos cada día de pago a los guardias. El primer contingente militar fue transportado por la Marina en 1932. Solo existía el puesto de Banano. Hasta 1938, ningún vehículo había llegado a Pedernales.

El camino militar Banano, La agüita, La Rosa, El Manguito estuvo vedado a los  civiles hasta 1950. La guardia de Mon se instaló primero en el naciente del rio y más tarde en los puestos de la loma Banano, El Aguacate y Villa Aida.

A PASO DE TORTUGA

La comunicación vial de la comarca costero-caribeña Pedernales, ahora en modo turismo, ocurrió primero con las comunidades al norte y nordeste de la sierra Baoruco.

La conexión con Trujín o El Guanal, actual municipio Oviedo, a orillas de la laguna, se estableció años después, cuando surgió la necesidad de unir sabana Juan López con sabana Sansón, sitio donde ahora se proponen construir ahora el aeropuerto internacional como apoyo al proyecto de desarrollo turístico, para más señas en la comunidad Tres Charcos.

Los pozos de Romeo (Trou Nicolás).

Un grupo de hombres de la colonia trabajó a puro machete, pico y pala en la ampliación del viejo camino.

Entre ellos: Juan Pérez (Juancito), Manuel Goya, Nicolás Féliz, Carlos Pérez (Carlitos), Rafael Pérez (Jaín), Rosendo Pérez (Chechén), Otilio Pérez (Tití), Onésimo Pérez, Capitán, Benigno Pérez (Benino Pérez coñito), Roque, Julián Pérez, Pedro Mella, Miguel Sulín, Isabel Regola, Julio Octavio Méndez (Julio Octavito), José Delio Heredia, José y su hermano Firín, Largo Méndez y Bienvenido Pérez.

A Epifanio Ramírez, un hombre rudo de Trujín, le habían encomendado ampliar la trilla del camino entre Oviedo y Pedernales.

Y tiempo después de la fundación de la colonia, Braudilio Félix (Balén) hizo posible que vehículos motorizados se deslizaran hasta llegar a la margen del río Pedernales, conforme el empresario pedernalense Servio Tulio Mancebo (f), en su artículo La Fundación de Pedernales fue en 1927, publicado en Listín Diario del 25 de mayo de 1976.

“Con pico y pala a manos, una brigada avanzaba desde Trujín para Pedernales y otra desde Pedernales, hasta encontrarse. Fueron haciendo el camino más ancho para que pudieran pasar algunos vehículos, como los jeeps. Por eso tú ves que la carretera tiene muchas curvas; no había ningún ingeniero. Eran personas admirables”, precisó Milcíades Mancebo (Nanano) poco antes de ser sorprendido por la muerte el 21 de julio de 2021, a los 88 años.

Cuando lograron la hazaña, ningún vehículo debía salir desde ese punto hasta recibir el que iba en ruta desde Pedernales. No cabían. Era una travesía insufrible de 45 kilómetros y hasta diez horas por un angosto tramo con múltiples cuestas y desfiladeros peligrosos.

Amadito Victoria, o Victoriá el turco, padre del cantante-líder del Conjunto Quisqueya, Javish Victoria, poseía varios vehículos y era dueño del contrato del correo y viajaba interdiario hasta Barahona. Se turnaba con su hermano Guarionex para cumplir con el servicio

Por allí, el comerciante Maximiliano Fernández había llevado el primer vehículo de la comarca propiedad de un civil, un camión ñato GMC. Hizo el recorrido en 1947. Sólo en el tramo de 49 kilómetros entre Barahona-Enriquillo duró 10 horas. Hasta ese momento, sólo el Ejército había llevado sus medios de transporte.

Mireya Fernández, 94 años, dice: “Cuando el Ejército llevó el primer camión a Pedernales, todos los muchachos de la colonia le cayeron atrás y los adultos se pararon a mirarlos, y yo también me asombré. Eso fue a finales de los años 30. Yo no había visto esas máquinas tan grandes, porque sí había visto vehículos cuando fui a Duvergé a lomo  de mulo, por la sierra, pero no esperaba verlos  con tanto ruido en Pedernales”.

Nadie había llegado en vehículos de motor hasta que se rompió el abismo de la peligrosa Cuesta Blanca, rumbo a la comunidad agrícola Aguas Negras, donde sacan ahora todo el caliche para relleno de las obras del proyecto turístico Cabo Rojo, 30 kilómetros al noreste.

Desde Puesto Escondido hasta Los Arroyos, los guardias gringos, a puro machete, pico y palas, convirtieron el camino de herradura en carretero por donde sus vehículos luego hicieron el recorrido. Según Miguel Pérez, el Ejército tenía un camión que conducían Maldonado y Beltré y un jeep Willys, asignado al mayor inspector de la 16 Compañía del Ejército, que conducía Zorrilla.

Luego de Maximiliano, los civiles que compraron vehículos fueron: Ñango, el marido de Pura, un camión viejo; Claudio Tejeda, una camioneta Dodge; Julio Hernández, un camión Ford; Esporminio Heredia, un camión; el correo de Amadito Victoria, que viajaba interdiario Barahona y era transporte cotidiano del pueblo, cuenta Miguel.

“En ocasiones iba el camión de Isis, padre de los hijos de Fuen Francés, a cargar guayacán. Cuando Danilo Trujillo instaló los aserraderos en la sierra para aserrar los pinos, cedros y caobas, llevó una flotilla de camiones de diez ruedas para cargar la madera hasta el muelle. Para esa época ya tenían vehículos: Claudio Tejeda, Merchi el turco, el camioncito amarillo del correo, carga y pasajeros, de los hermanos Guarionex y Amadito Victoriá, padre de Javich, a quien le llevaba siendo adolescente y tenía unos amoritos con Anny, una de las nietas de La Nesta”.

Bretón refiere que “en 1956, yo salí de Pedernales a las 2 a.m. en el camión de Guarionex Victoriá, y llegamos a Oviedo a las 8 o 9 de la noche. Estaba muerto de un cansancio, y un hermano de Javish, era un agentao, pero… era mayor que yo”.

En mayo de 1938, Pedernales fue elevado a la categoría de Distrito Municipal, perteneciente a la común Enriquillo. La población al 13 de mayo de ese año, era de 1,935 personas, 626 hembras y 751 varones, conforme datos de la Dirección Nacional de Estadísticas de la época.

En 1947 fue elevado a municipio. Y el 17 diciembre de 1957, ley 4815 creó la provincia a partir del 1 de abril de 1958. La pieza está contenida en la Gaceta Oficial 8199 del 25 de diciembre de 1957. Fue creada la provincia con dos municipios: Oviedo y la  ciudad de Pedernales, como cabecera.

Hoy, registra una población de poco más de 34 mil habitantes y es el foco de un proyecto de desarrollo turístico encabezado por el Gobierno, con Cabo Rojo como epicentro, 23 kilómetros al sureste de la ciudad.

RUTAS POR LA MONTAÑA

La comunidad agrícola Aguas Negras, en la sierra. Foto de Edwar Adames.

En pleno siglo XXI, Pedernales vive sometido a los vaivenes de una sola carretera para entrada y salida, mala y peligrosa en cada metro. Cualquier conato de protesta comunitaria o derrumbe, incomunica a la provincia. Es la que lleva a Barahona, un suplicio de 124 kilómetros, con una intervención de ingeniería para convertirla en “modelo” que nunca termina, pese a los años.

El tramo Barahona-Enriquillo, 49 kilómetros, en reconstrucción desde la gestión de gobierno de Danilo Medina (2012-2016/2016-2020). El Enriquillo-Pedernales, 74 kilómetros, hace tres años (Abinader 2020-2024).

Y las rutas por la cordillera, habilitadas para vehículos en la segunda mitad de la década del 30, ahora sólo son aptas para aventureros, pese a su importancia histórica, cultural, comercial y ambiental.

El parque nacional Sierra Baoruco es rico en biodiversidad y las 49 familias persuadidas por Sócrates Nolasco y amigos para fundar la colonia Juan López (hoy Pedernales), llegaron por esa zona desde Duvergé. Según las cifras oficiales, eran 7 de Trujín, 1 de Barahona, 1 de Barbacoa, Villa Jaragua, y 40 de Las Damas o Duvergé.

El agrónomo y ambientalista Ricardo Estévez, residente en Aguas Negras, favorece la habilitación de la ruta original de los colonos, Pedernales-Aceitillar-Puerto o Puesto-Escondido, en vez de la que conecta Puerto Escondido-Villa Aida, Loma del Toro y Los Arroyos.

“La de Aceitillar tiene caminos muy malos; sin embargo, se hace en una hora y media desde Puesto Escondido, pero, si la arreglan, con asfalto, se hace en media hora o 45 minutos. Creo imperante la construcción de esa carretera o corredor biológico del Baoruco para evitar la incomunicación con otros pueblos, porque sólo hay una carretera de entrada y salida. Tenemos un ejemplo ahora con el derrumbao entre San Rafael y La Ciénaga. Ya ha pasado varias veces. También se lograría más seguridad fronteriza y se llegaría a tiempo a los conatos de incendios forestales, que muchas veces no tienen vehículos ni gasolina para trasladarse”.

Any Fernández, 70 años, creció con un volante a mano y desde temprana edad viajó a Duvergé por la ruta de Los Arroyos (por la frontera) y por la carretera de la bauxita-Aceitillar (zona del hoyo de Pelempito). Ha subido en camiones y camionetas.

“Están en mal estado porque no le dan mantenimiento. Pero si las arreglan, sería un tiro. Mira, desde Pedernales hasta Los Arroyos, son 42 kilómetros y 50 desde Los Arroyos hasta el cuartel del Aguacate, y ya está. Desde Aceitillar hasta el firme de la loma, Sabana de Espartillo, son seis kilómetros y para bajar de Puerto Escondido hasta Duvergé son 10 kilómetros y medio. Desde el pueblo hasta allá son 72 kilómetros. Si te vas a Duvergé por Barahona, duras tres horas y media, pero si lo haces por aquí arriba, es sólo una hora o menos”.

El ingeniero Bretón expresa: “Por eso te apoyo cuando tú abogas por el camino de la sierra, el original de los colonos, porque el camino militar, el que va bordeando la frontera, el de Los Arroyos, es muy vulnerable, aunque es una alternativa”.

“No ha habido momento más oportuno que este para la ejecución de esa conexión, porque, si representa un plus sin el desarrollo turístico; entonces, imagínate con la cantidad de visitantes esperada con turismo. Ese otro acceso impactaría positivamente a la provincia. Mira lo que ha pasado con el derrumbe entre Barahona y La Ciénaga: todo se paralizó”.