Cada día me sorprende más el potencial turístico de los pueblos del sur. Lo digo por mi más reciente visita a la Bahía Las Calderas que, según apunta Wikipedia: es una interesante bahía del mar Caribe, localizada en la parte sur central de mi país, tu país. Es parte de la provincia Peravia en la Región de Valdesia de la República Dominicana. Esta bahía fue descubierta en 1502 (año bendito) por el travieso Cristóbal Colón. De hecho, se refugió en esa zona para protegerse del paso de un huracán tropical en 1502: la llamó Puerto Hermoso de los Españoles.

Fui a explorar esta hermosa bahía con su especial entorno de salitre con un  grupo de personas en una inspección chulísima hecha con más de 20 agencias turísticas, algunas de las más importantes de todo el territorio dominicano. No me esperaba aquello, en realidad no sabía que el lugar era tan agradable y que Kayaqueros del Caribe –la empresa que nos acogió y nos dio el tour- estuviera tan desarrollada y haciendo un turismo náutico utico de primera categoría y con responsabilidad. Sin dudas algunas fue una experiencia reveladora para mí (en más de un sentido) y una aventura acuática memorable. ¿Quiénes fundaron Kayakeros del Caribe y qué es lo que ofrecen? ¿Qué hicimos en aquella emocionante inspección guiada por mi amigo Tallo Tours? ¿Dónde puedes hacer kayak en República Dominicana?

Kayak en Las Salinas.

Esta nota tiene un propósito ilustrativo o educativo por lo que puntualizaré el origen etimológico del término Kayak. Según la Real Academia Española (en línea) el término viene del inglés kayak, y este a su vez del esquimal qayaq. Las aseveraciones definen el kayak de varias formas:

  1. m. Canoa de pesca usada por los esquimales, tradicionalmente fabricada con piel de foca, cuya cubierta solo tiene una abertura, cerrada con un material impermeable que se ajusta al tronco del tripulante.
  2. m. Dep. Embarcación semejante al kayak de los esquimales, en la que uno, dos o cuatro tripulantes sentados utilizan remos de dos palas.
  3. m. Dep. Prueba de velocidad realizada con kayak.

Dicho esto, paso al desglose de las virutas y las amenidades. Kayakeros del Caribe fue fundado por el ingeniero Ariel Durán y su entusiasta esposa, la señora Pamela Diroche, en 2021. Este proyecto empresarial nació, curiosamente en medio de la peste china, como tantas otras microempresas relacionadas con el turismo, lo mismo pasó con Quieroloma. Según nos contó, comenzaron tímidamente con un par kayak y haciéndolo como un hobby familiar.

Hasta que un día decidieron darle forma al negocio, compraron las herramientas necesarias y le pusieron ganas y pasión. Hoy cuentan con varias docenas de kayak, tienen capacidad para recibir grupos numerosos de personas y pueden hacer la actividad en diversos lugares como  la región de la presa Valdesia, Presa de Taveras, en Santiago de los Caballeros, Punta Cana, Samaná, entre otros destinos.

Al hacer kayak con ellos te das cuenta de que se orientan por estándares de calidad y de que la seguridad es lo primordial. También quiero destacar la atención, la calidez y la cortesía del equipo que acompaña a los esposos: me refiero a  Naomi Rodríguez y Pamela Diroche.

La inspección comenzó con unas palabras introductorias de Ariel Durán. Relató cómo fueron los inicios, las dificultades y cómo promueven las actividades de kayak en el lugar. Surgieron algunas preguntas e inquietudes de los más valientes, quienes no tardaron en preguntar si allí se avistaban tiburones y manta rayas. La respuesta fue no. Durán explicó, con claridad y maestría, cómo usar el kayak, cómo colocar las manos, cómo girar a izquierda o derecha en el agua, cómo frenar y qué hacer en caso de que sientas  pánico en el agua. Hubo risas, chistes y varios ensayos. Nos tiramos al agua y veinte minutos después parecía que algunos tuvieran toda la vida practicando y disfrutando del kayak. Hicimos varios rodeos, regresamos, no reorientamos con la ayuda y la guianza de Ariel; en la media luna del manglar marino (así se me ocurre llamarla) hicimos una parada: el guía nos comunicó la importancia de los mangles y su vital función para los ecosistemas para cuidar el medioambiente. Hubo chistes y algunas historias románticas del lugar que no puedo escribir ni detallar aquí.

Luego atravesamos el laberinto con su entramado de raíces, nudos y hojas. Fue un episodio bastante divertido y lúdico. Minutos después, hubo que mover los brazos para atravesar el trayecto más largo y con las corrientes más fuertes hasta que arribamos a playa punta Salinas. Al final del recorrido todos se reían y motivaban con los brazos a quienes no habían alcanzado las orillas, sé que quien había llegado a la orilla al igual que yo estaba pensando: esto yo nunca lo hubiera hecho solo en un kayak, ni borracho ni loco, si lo hice fue movido por la chispa de este grupo y la seguridad que da el instructor.

Además, de hacer turismo náutico con Kayakeros del Caribe en aquel refrescante destino puedes conectar con la naturaleza y sus indelebles encantos, el aire limpio y la sal que limpia la mirada, los recovecos del alma cansada de la faena y sus hilos oxidados. La mística del kayak es también un dejarte ir con las corrientes del agua, resetear los sentidos respirando aire limpio a todo pulmón mientras los mangles te muestran el esplendor de los días y las raíces de la serenidad y la fortuna, esa huella que no cabe en una tarjeta de crédito. Sentirás el roce de una alfombra que remueve las emociones, mientras se zarandea tu mirada entre el azul profundo del mar y el hechizo del horizonte. Desde allí puedes ver los trazos de la flora exuberante con sus cactus, apreciar la belleza de los flamencos rosados y descubrir la belleza del laberinto de los manglares en medio de la bahía. Una experiencia única, edificante y muy relajante.

Escribo y navego, aún tengo fresca esta agradable experiencia en mi memoria de hombre callado pero curioso, apasionado de las aventuras y de la naturaleza, que es como un libro que revela todos los secretos del vivir y la capacidad de sentir.

Digo manglar, laberinto dulce en que florece la alegría de vivir y ser uno mismo, placer que flota sobre las aguas. Veo un kayak amarillo en tus ojos. Es hora de kayaquiar (es válido el término) y de vivir esta especial aventura.

Escríbeme que ya se aproxima un tour en kayak. Volveremos a Baní.

Turistas en Las Salinas, Baní.