En su segundo viaje, 1494, Cristóbal Colón, al navegar por el mar Caribe, sudoeste de la isla, se impresionó con la majestuosidad de dos islas, un islote y un cayo, que luego designarían Madama Beata, Alto Velo o Alta Vela, Los Frailes y Piedra Negra. Y usó aquellas tierras de gran posición estratégica para beneficio del Reino de España.

Los haitianos usufructuaron aquellos tesoros durante la invasión de 22 años (1822-1844), y, luego, estadounidenses identificaron en el área una rica fuente de guano urgido en Nueva Inglaterra, se adueñaron del lugar e izaron la bandera del país norteamericano.

Al filo del primer cuarto del siglo XXI, el Estado dominicano no ha descubierto la importancia de esos recursos para el bien colectivo. Ni los riesgos para la seguridad nacional por su vulnerable frontera marina con el Caribe de países sudamericanos enfrentados al narcotráfico.

La tiranía de Trujillo (1930-1961) sólo las usó para fines malignos. Construyó una cárcel en Beata para llevar presos políticos de la capital y otros pueblos, con el objetivo de torturarles y desaparecerles. Fue cerrada un año después del ajusticiamiento.

Los cuatro trozos de territorio dominicano, en los mares de la provincia Pedernales, han quedado a expensas de depredadores humanos, fugitivos de la justicia y playeros que habitan cuevas cercanas al acecho de oportunidades.

En aquel mundo, a unas dos horas en yola desde el mismo centro de lanzamiento de Proyecto de Desarrollo Turístico (Cabo Rojo), todo lo ilegal es posible: desde transacciones turbias hasta el exterminio de iguanas y careyes, tinglares y tortugas verdes, tres de los siete tipos que habitan la isla y son de muy difícil reproducción (1 de cada mil alcanza la adultez). Su suerte depende de dos o tres marinos.

“Por allá se come carey todos los días. Para los únicos que la pesca de carey está prohibida es para nosotros, los dominicanos; para los haitianos, no. La última vez que vi un tinglar fue mar afuera, a 16 millas… Antes los veía a menudo. La zona está invadida por pescadores haitianos y ahora la pesca no es igual, han depredado todo”, afirma el veterano pescador H.F.

Afirma que las iguanas salían por docenas a los paraderos a juguetear con los pescadores y esperar sobras de alimentos.

Puntualiza: “La pesca no es igual ya, jamás en la vida. Tú ibas de noche a la pesca de colirubia, y traías dos, tres y cuatro quintales, pero ahora vas y sólo consigues 50 y 60 libras; por ahí mismo, en Trudillé, donde había muchas langostas, pero ahora tú sólo coges unas langosticas que parecen camarones… Si vas a Alto Velo, te encuentras con seis y siete lanchas haitianas tirando chinchorros… En Los Frailes, el mismo mal. Adondequiera que usted vaya por ahí, lo mismo. En verdad, verdad, aquí nunca ha habido veda”.

Los jóvenes pescadores en las islas y otros puntos, Yoscar Medrano y Alfredo Reyes, son parcos al tratar el tema. Dicen que todo está bien por allá. Para ellos, no hay pesca indiscriminada, ni prostitución con haitianas, ni caza de iguanas, ni negocios sucios. Todo está controlado.

Un conocido conservacionista de Pedernales, Nicolás Corona, ha clamado por una intervención de dichas islas para proteger su biodiversidad, limpiarlas de prostitución y drogas, y embarcarse en el aprovechamiento turístico para todos. De allí se llevan todo: desde los maqueyes y estrellas de mar hasta las tortugas gigantes.

“Además, vive mucha gente, incluyendo familias haitianas con niñas, pese a que no se debe vivir allí”, acota resuelto.

Nicolás Corona

Bolívar Troncoso, geógrafo, experto en turismo sostenible y catedrático, plantea sin titubear que tal situación representa la antítesis del desarrollo sostenible.

“Éste se fundamenta en tres pilares: sostenibilidad ambiental, o sea, manejo sostenible de los recursos naturales y el medio ambiente; sostenibilidad sociocultural, esto es la integración de las comunidades, ofertando su cultura local en microempresas comunitarias para mejorar la calidad de vida de esa sociedad; y sostenibilidad económica, o sea, la democratización del dólar turístico, es decir, que llegue a todos el derrame. Lo contrario es insostenibilidad”.

La madre de los vientos

En la Beata, de 27 kilómetros cuadrados, los españoles criaban ganado vacuno para alimentar a sus expediciones marítimas en las rutas por América. Por la ubicación en el punto más meridional de la colonia, servía de enclave para naves de países europeos. Piratas de los siglos XVI y XVII la veían lugar ideal para sus tramas.

En 1870, el Estado la arrendó por 50 años al coronel Telésforo Volta para producir salinas a cambio del pago de un 5% para el erario. Luego, instalaron una base militar.

En el lugar hay chivos y cerdos cimarrones y gatos salvajes.  No deberían vivir familias, pero hay casas y al menos 100 personas las habitan, sin contar a “playeros” (en cuevas), pescadores y mujeres haitianos que van y vienen en yolas, muy lejos de las 10 que registró el Censo de 2010.

En el Atlas Eólico de D. Elliot y otros, publicado en 2001 por la Agencia Internacional para el Desarrollo, se identifica a la isla Beata con el mejor régimen de vientos para la producción de energía eólica. file:///C:/Users/Bartolo%20Perez/Downloads/27602%20(22).pdf

Alto Velo o Alta Vela es una isla solitaria a 7 millas de Beata, 1.2 kilómetros cuadrados, 1.4 kilómetros de largo y 1.4 de altura. Su forma triangular y su pico que semeja a distancia la silueta de una vela de barco, motivaría su nombre, según el cronista Bartolomé de las Casas, en Brevísima Historia de la Destrucción de las Indias.

Ya en el siglo XVII aparecía en las cartas de navegación de Italia. Servía de ruta de orientación para los navíos que viajaban hacia Haití, Cuba y otras islas caribeñas.

En 1854, aventureros encabezados por W. T. Kendall, de la firma Patterson, en Baltimore, llegaron en la goleta Boston y se apropiaron de ella para explotar y exportar el guano (excrementos de aves marinas, murciélagos, focas), un abono natural completo y fungicida de excelente calidad para nacimiento, crecimiento y buena cosecha.

La Webster de Estados Unidos extrajo hasta 2 mil toneladas por mes. En 1876, el francés Mardoches Lambert extrajo 10 mil toneladas en siete meses. Por la depredación, las aves habían dejado su sitio de descanso y anidamiento.

Las tierras de la región de Nueva Inglaterra, EE.UU., habían sufrido gran erosión a causa de los cortes de arados y por la gran cantidad de ganados que compactaban el suelo presentaban problemas de oxigenación. Los colonos ingleses urgían mejorar las tierras y enfilaron proa hacia América y las islas del Caribe.

Jorge Mejía narra, para Historia Dominicana en Gráficas, que el 19 de octubre de 1869, soldados de la Marina de Guerra (hoy Armada), a bordo de la goleta Mercedes, capitaneada por el banilejo Juan Alejandro Acosta (hijo de Baltazara de los Reyes, (primera mujer de la MdG), desalojaron a los intrusos.

Destacaron Juan Andrés Gastón, comandante de artillería, Juan Evertz, general Juan Gabriel García, secretario, y Guillermo Penson, intérprete.

El islote Los Frailes, de 2.5 hectáreas dista casi 18 kilómetros al oeste del extremo norte de Beata. Su altura es de ocho metros y un largo de cuatro kilómetros. Atribuyen su nombre a que, a lejos, por los guanos, se ve como picachos blancos parecidos a frailes encapuchados. Las profundidades en el área rondan las 20 brazas. Es zona de bubíes, aves endémicas y grandes arrecifes coralinos.

En el texto Geografía y Descripción Universal de las Indias (1571-1574), Juan López de Velasco se refiere a ese lugar como Los Roques. Y sostiene que Joanoto Durán los llama Los Frayres, o hermanos.

A un kilómetro del islote, de un arrecife sobresale una roca negra. Es cayo Piedra Negra.

Las dos islas, el islote y el cayo no exhiben asomos de intervención para protegerlos, crear espacios de recepción de visitantes y aprovechar su potencial científico, histórico y turístico.

Más allá de Bahía de las Águilas

Cerca de allí, en Cabo Rojo, y 23 al sureste del parque central del municipio cabecera (Pedernales), las maquinarias estatales llevan un ritmo frenético para avanzar en la construcción de las obras hidrosanitarias, el puerto de cruceros y el primer hotel del proyecto (750 habitaciones), que será operado por la cadena Iberostar. Al terminar la cuarta y última etapa, habría al menos 12 mil habitaciones.

El presidente Luis Abinader ha visitado por sexta vez la provincia, este 6 de septiembre, para “una mesa de trabajo”. Aquí ha reiterado que el 18 de diciembre de este año (2023) llegará el primer crucero a Port Cabo Rojo con 3 mil turistas.

Desde la mina de cal de Cuesta Blanca, Paso Sena, en la carretera que va las secciones agrícolas de la ladera sur de sierra Baoruco, camiones suben, camiones bajan atisbados de material, cada día cruzan por el centro del pueblo desparramando polvo y aumentando el riesgo de siniestros tránsito, hasta llegar a Cabo Rojo en un recorrido de 30 kilómetros.

Hay un reclamo generalizado por el desvío de la ruta hacia una zona con menos riesgos. Consultados sobre el tema, hace tres meses, el director general de Alianzas Público-Privadas, Sigmund Freund, informó que “eso se está resolviendo, Tony”.

Katia Adames

, propietaria del hostal Doña Chava y presidenta del Clúster Turístico Pedernales, se queja del distanciamiento entre discurso y práctica en el proyecto.

“Primero, nos han doblado el pulso diciendo que aquí nunca ha habido turismo, y no es así, aquí ha habido turismo y ha habido visitación. Nosotros lo que pedíamos era prepararnos, pero ellos lo que están es como si estuvieran inventando la Coca Cola. Han venido a Pedernales a desbaratar el pueblo con esos camiones y ya la gente no viene como antes. Ya no hay de nada”.

Y remarca: “Nosotros hemos crecido en cuanto a habitaciones y restaurantes; hemos estado preparándonos para una buena visitación, pero estos es un caos. Turismo nos prometió que todo sería diferente a Puerto Plata y Punta Cana, que todo será organizado desde el primer momento. Pero a nosotros nos han dejado solos. Y la poquita cosa que teníamos, la hemos perdido. Pelempito está cerrado, a la gente le da miedo ir, no hay nadie que reciba. A Bahía de las Águilas, imposible con todas las construcciones en el medio y desviándonos la carretera; la playa de Cabo Rojo, igual. Ecoturismo, turismo sostenible, aquí no se puede hacer nada de eso”.

Reconoce que, como clúster, han invitado a todas las reuniones, pero que lo tratado nunca se lleva a la práctica.

“No hay alcalde; el director local de Medio Ambiente lo que ha hecho es llenar todas las matas con afiches de Taty Matos (precandidata a senadora por el PRM)”.

La presidenta de la Asociación de Pedernalenses Ausentes (ASPA), Ruth Villegas, critica la agresión a los parques nacionales y otras áreas protegidas.

“A través de los años, han ocasionado daños irreversibles con la depredación de los bosques, la pesca indiscriminada, el conuquismo, lo que ha ahuyentado especies endémicas… Ahora  que se gestiona el desarrollo turístico es más crucial la preservación de los mismos. Como ASPA alzamos nuestra voz y exhortamos a las autoridades para unirnos y detener los desenfrenos…”

Ruth Villegas

El microempresario, Víctor Pérez, opina que para promover la zona como un destino turístico ecoamigable, primero se debe aplicar estrictos controles a favor del medioambiente.

Afirma: “No es una sorpresa la presencia en la zona de nómadas y depredadores ecológicos que usan la flora y la fauna como fuente de sustento. Se debe detener el tráfico de cotorras, las trampas para captura de cangrejos con carburo, caza de iguanas, los cortes de guaconejo, canelilla, que, por tal situación, están extinción. Para lograrlo se necesita autoridades responsables y de manos duras”.