La partida de este mundo es inexorable y a todos nos habrá de tocar el momento de vacío y dolor que impone, ante unos parientes y amigos que nunca estarán preparados para ese duelo.
Ahora le ha tocado salir de esta existencia a María de los Ángeles Calzada de Cassá, esposa del profesor e historiador Roberto Cassá, director del Archivo General de la Nación.
María de los Ángeles no pertenecía a la esfera pública, al punto de que no hay fotos de ella disponibles en la red, más era ese soporte cotidiano y comprensivo de la labor de su esposo, quien, como él, desarrolla una tarea crucial, como investigador y como director del AGN, de la recuperación de la memoria histórica del país,
Roberto y María de los Ángeles eran mis vecinos en la calle Selene del sector de Bella Vista, por lo que era frecuente cruzarnos al llegar o salir de nuestras viviendas. Y al verlos juntos, traslucía la armonía y el amor que se profesaban.
Además, a María de los Ángeles, la veíamos también en las caminatas en el Parque Mirador del Sur, que ahora queda huérfano de una de sus aves más fieles y constantes a la convocatoria de este espacio.
En estos paseos, nos iluminaba con su comprensión y su sonrisa en las casuales conversaciones entabladas al caminar en el inmenso verde del parque.
Junto a Roberto Cassá, la veíamos el caminar de una pareja ejemplar, lo que se deducía de sus miradas entrecruzadas, entregados sólo al afanoso ejercicio, dejados en un lado los afanes cotidianos y las obligaciones profesionales.
Le acompañamos en su dolor y estamos a su lado en este momento.
Por razones de salud, no podemos acompañarle en los momentos de despedida, pero desde nuestra convalecencia, le expresamos nuestra solidaridad.