La Facultad de Humanidades  de la Universidad Autónoma de Santo Domingo tiene un nuevo decano. Este sábado fue juramentado Gerardo Roa Ogando como nuevo decano esa facultad.

En sus palabras de toma de posesión, Roa Ogando expresó ser "el decano de todos y de todas, sin excepción" y se comprometió a acompañar a todos sus colegas directores en el desempeño de sus funciones que impliquen mayor representación para el logro de una Facultad.

Dijo que aspira a una facultad cuyos miembros hagan suyo el diálogo, o discurso intersubjetivo, como método de debate de ideas, en el que reluzca la valoración del otro social en su justa dimensión para obtener conclusiones derivadas del análisis del discurso y no movidos por los prejuicios, estereotipos y falacias desprovistas del decir verdadero.

Discurso íntegro de Gerardo Roa Ogando

Señor decano saliente, Dr. Augusto Bravo, Mtra. Altagracia Suero, Vicedecana saliente; directores salientes y directores entrantes; Dr. Álvaro Caamaño, vicedecano entrante. Profesores, profesoras, estudiantes y empleados de nuestra Facultad de Humanidades, mi esposa Ada, mi hija Priscilla, mis suegros, mis hermanos y mis cuñados; uasdianos todos.

Con profunda satisfacción y con un alto sentido de compromiso he asumido la oportunidad que la asamblea de esta prestigiosa Facultad me ha otorgado al haberme elegido decano para que la represente ante el honorable Consejo Universitario. Desde este momento soy el decano de todos y de todas, sin excepción; por lo que mi compromiso incluye acompañar a mis colegas directores en el desempeño de sus funciones que impliquen mayor representación para el logro de una Facultad de Humanidades lo más parecida posible a la concebida por su fundador, el más grande intelectual dominicano, Pedro Henríquez Ureña.

Es propicia la ocasión para invitarlos a que me acompañen a desempeñar el mejor papel posible ante la sociedad dominicana a través de nuestra importante unidad académica. Hoy, más que en cualquier otro tiempo, la vida nos presenta la oportunidad de contribuir con la formación de ciudadanos éticos, de compromiso social y patriótico, como reacción al deseo desmedido de la acumulación de riquezas injustificadas y de la exhibición ostentosa del modo ampuloso y morboso de vida que se difunden como ideología capitalista del consumo, a través de múltiples medios de comunicación masiva e invasiva.

La gestión que desde hoy encabezamos concibe al ser humano como el activo fundamental de las humanidades. Entiende lo humano como toda aquellas facultades, cualidades y calidades que hacen del ser un ente distinto al resto de los demás seres vivientes de su reino animal.

Nuestra visión no concibe al ser humano sólo como ente pensante a secas porque, sobre todo, sabemos que pese a la preponderancia de la Ilustración, la llamada era de la Razón (preconizada por importantes pensadores liderados por Hobbes, Rousseau, Montesquieu, Diderot, D´Alembert, Voltaire, quienes lograron iluminar con su pluma el nacimiento de los estados modernos), el sujeto pensante se hizo responsable del Holocausto, denominación que designa el asesinato de más de seis millones de seres humanos de origen judío, miles de discapacitados, religiosos, homosexuales y envejecientes, etcétera.

Esa misma capacidad de pensar, por demás únicamente humana, fue propiciadora de dos guerras mundiales con las que se diezmó al humano significativamente. La Guerra Fría y las subsecuentes guerras locales, así como los conflictos actuales entre Rusia y Ucrania, se ampararon y se amparan en una falsa conciencia desprovista de virtudes sensibles del ser.

Lo cierto es que la historia de la humanidad se encuentra teñida de rojo al revelar formas en que el dogmatismo, el racismo, el nacionalismo, entre otros ismos perversos, han sido responsables de muertes y ruinas. Esa misma historia recuerda la imperiosa necesidad de acompañar la razón humana de los más nobles valores que posibiliten la convivencia armónica de los sujetos. El nuevo humanismo que anuncia el humanista Francisco Acosta debe hacerse acompañar del fomento de valores, tales como el sentido del buen vivir, el convivir, el compromiso social, la humildad, la generosidad, la empatía, el respeto, la modestia, el buen trato a los demás, etcétera.

Aspiramos a una facultad cuyos miembros hagan suyo el diálogo, o discurso intersubjetivo, como método de debate de ideas, en el que reluzca la valoración del otro social en su justa dimensión para obtener conclusiones derivadas del análisis del discurso y no movidos por los prejuicios, estereotipos y falacias desprovistas del decir verdadero. Ya hace varias décadas desde que el filósofo alemán Jürgen Habermas mostró al mundo la teoría del “mejor argumento”, como criterio del buen juzgar, de convivir y de armonizar (Habermas, 1981, Teoría de la Acción Comunicativa, Vol. II, pág. 115).

El compromiso que hoy asumo ante la sociedad dominicana y ante ustedes constituye un reto con el que debemos pretender crecer juntos en valores, en la medida en que enseñamos con el ejemplo el lado humano de la vida, desde la Facultad de Humanidades.

¡Cuenten con nuestra digna representación! En el nombre de Dios y con la participación sinérgica de todos y de todas, sin excepción, haremos una buena gestión a la medida de las circunstancias y de la demanda de la sociedad del presente. ¡Gracias infinitas!