Alrededor de 862 millones de personas en el mundo hacen labores voluntarias, según el Informe sobre el estado del voluntariado en el mundo 2022 de la Organización de Naciones Unidas. Ese mismo estudio calcula que solo el 6.5% de las personas en edad de trabajar en todo el mundo participa en actividades de voluntariado formal, mientras que el 14.3% de esta población realiza estas acciones de manera informal.
Estas iniciativas, además de actuar en sinergia con un propósito en común, contribuyen a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030, que implican aspectos como la superación de la pobreza y el hambre, la igualdad y acciones de protección al medio ambiente, entre otros.
El voluntariado en las empresas
Las empresas pueden ser un canal excelente para dinamizar esa acción voluntaria. Lo ideal es que estas iniciativas guarden una trabazón orgánica con la razón de ser de la empresa y se mantengan en el tiempo.
En los últimos años se han impuesto los criterios ESG, siglas en inglés que aluden a medioambiente, repercusión social y gobernanza de la organización. Estos marcan parámetros éticos para la conducción de las organizaciones. Dentro de lo expresamente social, se toman en consideración, aunque no exclusivamente, las acciones de voluntariado.
Para tener una idea de la importancia de estos parámetros, la consultora Deloitte publicó un estudio en 2024 en el que, usando un índice con variables ESG, se identificaba que un aumento de 10 puntos en este indicador suponía un aumento en los ingresos de la compañía entre 1% y 2%.
“Los voluntariados corporativos han evolucionado mucho en las últimas décadas. Desde acciones puntuales hasta partes inamovibles en la misión de las compañías. Y en medio hay muchos matices y variaciones. Con esto quiero decir que pueden evolucionar, cambiar, robustecerse. Pero lo crucial es que se ponen de manifiesto la creatividad con la que los colaboradores quieren contribuir con la sociedad a su alrededor”, explica Karla Corominas, directora de Recursos Humanos en Newlink Dominicana.
Más recientemente, la empresa se sumó a la jornada de construcción de dos viviendas en la comunidad Ciudad de Dios, ubicada en Los Alcarrizos, que realizó la fundación Techo.
Los voluntarios coincidieron en que este tipo de iniciativas de voluntariado permiten converger la sensibilidad personal con un renovado conocimiento de la realidad de distintas personas.
“Siempre tenía el anhelo de ser parte de una iniciativa de voluntariado. Aportar mi granito de arena a la jornada de construcción de casa en Ciudad de Dios me dio mucha satisfacción, pero también me enseñó a agradecer lo poco o mucho que tengo. Cuando nos toca ver cómo es la vida o el día a día de otros, que contrasta con el nuestro, es un choque de realidad de las grandes desigualdades que hay en nuestro país”, reveló María Luisa López, voluntaria de la empresa.
Desarrollo de habilidades
Las actividades de voluntariado corporativo ayudan a los participantes a desarrollar habilidades o a reforzarlas con el objetivo final de ayudar. Desarrollarlas en una acción estructurada, le permiten al empleado sentir que está ganando más talento y que cuenta con un terreno donde ejercitarlo.
“Participar en actividades de voluntariado permite identificar las fortalezas y los talentos ocultos de los participantes. Algunos tendrán la habilidad de motivar y congregar a más personas para una causa común, otros realizarán mejor las tareas de coordinación o logísticas; y otros serán excelentes ejecutando las tareas operativas, donde lo importante es centrarse en ese propósito compartido que permitirá alcanzar un bienestar común”, expresó Corominas
Organizaciones más cercanas
El compromiso, visión o vocación en el ámbito social se ha convertido en un aspecto que los consumidores buscan y exigen en las marcas que usan, pero también constituyen una herramienta para la fidelización de talentos, que se sienten más comprometidos con aquellas empresas que comparten sus mismos valores y preocupaciones.
En este punto, los voluntariados son una fuente indispensable para favorecer el ambiente laboral satisfactorio y a desarrollar ese aspecto que luego se convierte en el “salario emocional”. Este se refiere a beneficios intangibles del puesto de trabajo que favorecen la calidad de vida pero que no se reflejan en la nómina.