Una niña sostiene una tableta en manos y suenan los muñequitos Peppa Pig en los altavoces. Su cabellera está recogida en dos colas con lazos morados. Su madre, Rosalinda, la carga en las piernas mientras esperan su visita mensual con su pediatra. Es Abigail, quien tiene ocho años, (nombre ficticio para proteger su integridad), una infante seropositiva.
A Abigail, en su tiempo libre, le gusta practicar ballet, le encanta el color rosado y tiene dos hermanos mayores de 18 años.
Ella es parte de los 940 niños registrados por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), al cierre del 2022, los que comprenden de 0 a 14 años.
El VIH es definido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como una enfermedad que ataca el sistema inmunitario y debilita la defensa contra las infecciones.
El representante del Consejo Nacional de VIH-SIDA (Conavihsida), Melvin Brioso, aseguró que por cada 10,000 nacimientos se registran cuatro casos positivos al virus, “pero queremos tener la tasa en dos por cada 10,000”.
Las estadísticas indican que 78,500 personas seropositivas viven en República Dominicana, de las que el 95 % (70,904) conoce su estatus serológico. De ese número, el 70 % (49,720) se encuentra activo en tratamiento antirretroviral y 59% (39,719) cuentan con carga viral suprimida.
Además, los adultos mayores de 15 años ascienden a 70,420, y mujeres mayores de 15 años, 33,070. Para el 2025, la entidad estatal estima que 74,575 personas conocerán su estatus serológico, de estas 70,858 estarán en tratamiento y 67,304 tendrán carga viral suprimida.
De acuerdo con la ONE, el número de personas de 15 a 49 años que viven con VIH es de 47,580, al cierre del 2023. De este monto, 26,050 son hombres y 21,530 son mujeres. Es decir, una prevalencia de 0.8 % de todos los habitantes en Quisqueya.
“Ella – Abigail – conoce que debe ir al médico constantemente, al igual que sus hermanos y padres, pero aún no le hemos explicado el por qué… Ella sabe que debe seguir las reglas de mamá para estar sana”, comenta Rosalinda – nombre ficticio – en tono de voz bajito.
Ambas, junto a otras 20 niñas y mujeres, están en la sala de espera para ser atendidas en el Hospital Universitario Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia. Viven en Santo Domingo y acuden mensualmente a consulta médica.
Atención primaria: vía para detectar los casos en etapa inicial
Elizabeth, de 33 años, conoce su estatus serológico desde los 17 años, luego de ser violada por su padre, quien cumple prisión.
Como parte de un seguimiento rutinario de embarazo, está estipulado que la fémina se realizarse una prueba de ácido nucleico durante el primer trimestre para conocer el estatus de la gestante e iniciar el tratamiento de ser detectado. Pero Elizabeth, al conocer su estatus, ya recibe el tratamiento antirretroviral.
“En el caso de que fuese una mujer positiva (detectado luego de quedar en estado) se debe iniciar inmediatamente el tratamiento, al igual que una mujer seropositiva y desee tener sus hijos”, afirmó el infectólogo Robert Paulino.
La oriunda de Monte Plata confía en que su primogénito no será seropositivo luego de nacer. Ante esto, el galeno aseguró que la transmisión materna infantil es 100 % prevenible, tal como el caso de Elizabeth, que ya está en tratamiento.
“Nosotros tenemos una tasa de transmisión materna infantil asociada a 1 %, pero depende en su mayoría de que las personas no acuden a los servicios de salud”, dijo Paulino. Ella se atiende en la red de salud pública dominicana, ya que cuentan con el servicio de maternidad y unidad pediátrica para la atención de su vástago.
Si bien a nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece que el 90 % de las infecciones en los niños son de transmisión vertical, es decir, antes, durante y después del parto, el especialista aclaró que si la madre está en tratamiento y seguimiento médico, es prevenible.
En República Dominicana se cuenta con centros públicos con unidades de atención para niños viviendo con VIH como los hospitales Robert Reid Cabral y Arturo Grullón, así como el Instituto Dominicano de Estudios Virológicos. De hecho, el Ministerio de Salud Pública registró que 59,996 niños y adultos recibieron tratamiento antirretroviral en el año pasado.
En 2023, de acuerdo con Salud Pública, se reportaron 929 mujeres desembarazadas a través del Programa de Transmisión Materno Infantil. De este monto, 613 fueron por cesárea y 316 por parto vaginal. No obstante, solo 809 o el 87 % recibieron tratamiento durante el parto y 125 se desembarazaron sin medicación; “lo que podría relacionarse con el hecho de que llegaron vía emergencia en labor de parto”.
La entidad estatal realizó 452 pruebas de PCR-ADN a niños nacidos de madres viviendo con VIH, de los cuales 430 resultaron negativos, o sea, 95.5 %. Pero, 18 niños menores de dos meses se registraron positivos, confirmó la Dirección de Control de las ITS-VIH-SIDA y Hepatitis del Ministerio de Salud Pública.
“He seguido puntualmente mis medicamentos, incluso antes de tener un hijo, así que desde que nazca seguiré al pie de la letra lo que diga la pediatra”, agregó Elizabeth.
La fémina acarició levemente su barriga abultada de seis meses, agarró con fuerzas su cartera de cuero negra y vestía un vestido de flores. Se llamará Aileen, comentó en un susurro cortado por el bullicio del entorno.
“De ser positiva…”, intentó formular una oración. Miró a ambos lados y prestó atención a los nombres que son llamados por las enfermeras vestidas con trajes blancos, azules y rosados. “De ser positiva haré todo lo posible para que lleve una vida normal, la cuidaré y protegeré, seguiré más que a mi los medicamentos y consultas, ella no pasará lo que yo viví en el campo”, afianzó.
Salud Pública registró que 1,650 embarazadas viviendo con VIH fueron captadas a través del Programa de Reducción de la Transmisión Materno Infantil del VIH, de las cuales 1,618 iniciaron tratamiento antirretroviral, según los esquemas protocolares.
“Lo más importante de saber que con esa medicación podrá tener una vida sin complicaciones, te garantizará la calidad de vida, pero dependerá de que el paciente entienda que puede hacer su vida normal, acceder al mercado laboral, seguir estudiando y formar una familia”, acotó Melvin Brioso, representante de Conavihsida.
Un foco de atención en los embarazos adolescentes
En las calles dominicanas, hospitales y clínicas caminan y viven féminas menores de edad que cargan en su vientre su primogénito. Ellas acuden mensualmente a su consulta médica, estudian o trabajan en el mercado no regulado para asegurar el pan de cada día de su hijo.
Más allá de poner en peligro su futuro profesional, los embarazos en adolescentes, que en los últimos siete años sumaron 200,346, representan un desafío para el sector privado, las autoridades gubernamentales y la sociedad civil. Entre 2017 y 2023 se reportó una disminución de 34.9 %, al pasar de 35,461 a 23,070.
De las más de 200 mil mujeres adolescentes embarazadas reportadas en los últimos siete años, el 43.1 % (entre 15-19 años) casadas o unidas no usan ningún método anticonceptivo y el 24.3 % indicó que sus necesidades de planificación familiar es insatisfecha.
Ante esta situación, Mayra Jiménez, representante de la Dirección de VIH, Sida y Tuberculosis del Ministerio de Salud Pública, indicó que se han implementado 12 unidades de adolescentes seropositivas para dar un tratamiento personalizado y garantizar su adherencia, lo que evitará la transmisión materno infantil.
“Se está implementando la accesibilidad de los antirretrovirales en hospitales materno infantil, para que la embarazada no tenga que desplazarse a un servicio de atención integral y así se evita que la paciente no abandone el tratamiento antirretroviral”, dijo Jiménez.
Una enfermedad que “no demanda” gasto de bolsillo
Desde consultas médicas hasta tratamientos especializados, los servicios de salud no están exentos de una etiqueta financiera que puede resultar “de difícil acceso” para muchos dominicanos.
Los hogares destinan RD$ 2,596 mensuales en bienes y servicios de salud, lo que equivale a RD$ 31,152, más de RD$ 6,162 comparado con el salario mínimo no sectorizado (RD$ 24,990 de las grandes empresas) durante un año, según el Banco Central (BCRD).
Si se desglosa el dato por zona residencial, los urbanos destinan RD$ 2,707, RD$ 591 más que los de rural (RD$ 2,116). Por macrorregión, el Gran Santo Domingo presenta el gasto más elevado, con RD$ 3,043.2, RD$ 423.2 más que los del Norte (RD$ 2,620) y RD$ 653.2 más que el Este (RD$ 2,390).
En tanto, el Sur es la zona con menor gasto corriente en estos servicios, al reportar RD$ 1,711. Sin embargo, el quintil 1 es el que destina menos de RD$ 1,731 mensuales, comparados con los RD$ 3,793 del quintil V.
Pese a esto, la tierra ubicada en el Caribe cuenta con el programa de prevención, diagnóstico y tratamiento de VIH-SIDA, lo que conlleva un presupuesto anual ascendente a RD$ 600 millones.
“Uno de los objetivos de Conavihsida es dar respuesta que permita el control de la epidemia, la reducción de nuevas infecciones y el mejoramiento de la calidad de vida de las personas”, aclaró Melvin Brioso, de Conavihsida.
El ejecutivo resaltó que antes del 2003, el país carecía de tratamiento para las personas seropositivas, pero que “desde entonces el Estado se ha encargado de suplir los medicamentos, consultas y atención de manera gratuita”. De hecho, agregó que “no depende de ningún organismo internacional para el financiamiento de este programa de salud”.
La pareja Jiménez Acosta, pacientes que reciben el tratamiento contra el VIH avalan la explicación de Brioso. Ellos acuden cada tres mes a la red de servicios de atención integral. “No nos cuesta más que el pasaje porque vivimos de aquel lado (Los Alcarrizos), a veces gastamos unos RD$ 500 porque decidimos comer por aquí (Distrito Nacional), pero el Estado nos suple todo”, dijeron a Acento.
Son esposos desde 1994, él es seropositivo por parte de la madre, mientras que su esposa tiene estado negativo. “Imagínese, mi madre, que en paz descanse, lo tenía, pero nunca lo supo y yo no la culpo, es lo que me tocó vivir… Ahora tengo que cuidarme porque tengo carga indetectable”.
De acuerdo con los galenos consultados por Acento, “indetectable es intrasmisible”, cuando se logra una correcta adherencia a los antirretrovirales, evitando la replicación del virus y que no se detecta por análisis convencionales.
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social es claro: se encuentra disponible a nivel público el servicio de salud integral para atender a las 74,545 personas viviendo con VIH. Esto requirió una inversión de RD$ 926.2 millones en 2023.
De este monto, 72,800 personas (adultos y pediátricos) estaban en tratamiento con antirretrovirales y 1,785 en seguimiento clínico. De los pacientes con antirretroviral 37,697 (51.7%) son femeninas y 35,103 (48.2%) masculinos; mientras que de los pacientes en seguimiento clínico 844 (47.2%) son mujeres y 941 (52.7%) hombres.
No obstante, el infectólogo lamentó que muchas personas acuden a nivel privado a atenderse, además, estima que un mes de antirretrovirales puede variar entre RD$ 15,000 y RD$ 25,000, “porque desconocen que tenemos una Ley General de VIH-SIDA que es explícita en los conceptos de confidencialidad y que el médico puede revelar el estatus del paciente”.
“Muchas de las personas que acuden a consulta privada es porque tienen estigma respecto al VIH, por lo que deben costear de manera privada los costos de las consultas y medicamentos”, declaró.
Además, la Ley 135-11 sobre el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) establece que, si los galenos o la sociedad civil violan los artículos de confidencialidad, serán castigados con multas desde RD$ 5,000 hasta RD$ 100,000.
Promulgación de políticas públicas: esenciales para lograr la Agenda 2030
La meta 3.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) consiste en poner fin a la epidemia del VIH para el 2040. Uno de las aristas es el funcionamiento del Conavihsida, que cerró con un presupuesto de RD$ 1,713.3 millones en este 2024.
“Trazando políticas públicas que permitan a las personas la reducción del estigma y la discriminación, pero también garantizando los medicamentos que permitan mantener una vida sana y estable llegando a los niveles de carga suprimida o indetectable”, expresó Brioso.
República Dominicana tiene la meta de disminuir la transmisión materno infantil a menos de un 2 %, “y esto se da en trabajar en el programa de la reducción de la transmisión materno infantil”, explicó Jiménez.
La titular informó que el mayor desafío radica en la prevención. “Tenemos que trabajar prevención desde la infección, embarazos no deseados entre las mujeres seropositivas y la prevención de la transmisión del VIH de las féminas a sus hijos”, declaró.
Detalló que Quisqueya totaliza con 25 servicios de atención integral pediátrica, “que cuentan con los tratamientos para niños seropositivos, acorde a los lineamientos de la guía de diagnóstico y tratamiento”.
La funcionaria aseveró que las unidades tienen la disponibilidad de hacer las pruebas de manera inmediata. “De esta manera podemos determinar si el medicamento está funcionando o si hay cambiar a otro esquema para mejorar el estado inmunológico y virológico del paciente”.
República Dominicana frente a América Latina y el Caribe: prevenir el desarrollo de la enfermedad
El Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, Tuberculosis y Malaria, provee una donación externa por un monto de RD$ 39.4 millones al país.
“El VIH es una infección prioritaria de la atención primaria de salud, todos los médicos deben conocer el tratamiento”, dijo el titular de Conavihsida.
El ejecutivo contó que el plan estratégico de salud demanda fortalecer el primer nivel de atención para “descentralizar los hospitales y los pacientes, sin importar su demanda médica, lo tenga cerca de su vivienda, lo que permitirá la reducción de gasto de bolsillo”.
Jiménez reveló que desde el Gobierno se está innovando mediante la compra de mejores esquemas, facilidades en su administración y la mejoría de la adherencia en el tratamiento pediátrico. “Estamos aumentando la calidad de la atención a pacientes pediátricos con la capacitación a los médicos en cuanto al manejo de los antirretrovirales”.
En la región de América Latina se estiman 115,000 infecciones nuevas cada año; más de 2.5 millones de niños y adolescentes viven con el VIH y 16.5 millones de mujeres viven con el virus, proyecta la ONU SIDA.
“El VIH no es una enfermedad exclusiva de República Dominicana, es de América Latina completa, con adolescentes, mujeres y adultos seropositivos”, afirmó el especialista en infectología. Mientras, en el Caribe se registran 235,694 personas de 10 a 24 años viviendo con VIH. De esta cifra, 76,516 adolescentes de 10 a 19 años y 159,178 jóvenes de 20 a 24 años.
Luego de que la persona descuida su salud, deja de tomar los antirretrovirales y seguir el tratamiento médico, inicia la fase más avanzada de la infección. Esta es la etapa conocida como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que según la OPS, puede tardar de dos a 15 años en manifestarse.
“No es una enfermedad que se cura, sino que se trata y que dependerá de la fuerza, compromiso y responsabilidad que tenga el paciente para que no se agrave, es similar a la hipertensión arterial o la diabetes”, comentó Brioso.
En el país, se reportaron 630 fallecimientos de mujeres mayores de 15 años en 2022. En 2010, conforme con la ONE, la cifra ascendió a 1,900 casos, lo que evidencia más del doble que el 2022. En el caso de los menores de 14 años, el organismo estadístico establece que la cifra se ha mantenido en menos de 100 casos anuales.
Pero, además, organizaciones internacionales establecen que las pérdidas de ingresos debidas al SIDA alcanzarían alrededor de US$ 7,200 millones al año, por lo que sugieren a los ministerios de salud y gobiernos abordar desde la prevención.
“Vamos a trabajar la parte de la educación en prevención, hay que dar mayor y mejor educación sexual, que los dominicanos entiendan sobre las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y las conozca desde la niñez”, acotó Brioso.
La educación en prevención se presenta como una herramienta fundamental, desde la niñez hasta la adultez, para garantizar que la población entienda la importancia de la detección temprana, la adherencia al tratamiento y la responsabilidad individual.
A medida que se trabaja hacia la meta de poner fin a la epidemia del VIH para el 2040, el apoyo de la sociedad y el Gobierno son esenciales. Cada historia, como la de Abigail, Elizabeth o los esposos Jiménez Acosta, refuerza la importancia de abordar el virus no solo como un desafío de salud, sino como un llamado a la empatía, la conciencia y la acción colectiva.