El ataque iraní con más de 180 misiles balísticos a Israel el primero de octubre fue celebrado en Teherán como uno de los grandes logros de su programa de defensa. Nuestra corresponsal en la capital de Irán, Catalina Gómez Ángel, visitó una muestra permanente del programa aeroespacial iraní, en la que se despliegan algunos de sus avances, para dar a conocer más a la ciudadanía sobre su programa de misiles y drones de combate.

En un galpón el oeste de Teherán, diferentes modelos de misiles se despliegan a lo largo de un extenso salón. Hacen parte de la exhibición permanente de la Guardia Revolucionaria sobre los logros de la División Aeroespacial.

“El negro es Fatah, hipersónico”, explica Ali Balali, brigadier de la Guardia Revolucionaria iraní y designado para liderar las visitas a este espacio donde se recoge la historia de este programa que empezó a desarrollarse poco a poco después del fin de la guerra con Irak en la década de los ochenta.

“Cada país tiene su estrategia de defensa. Nuestra estrategia, con base en nuestras capacidades, está basada en el programa de misiles. Es la menos costosa para nosotros”, aclara.

El brigadier Balali hace énfasis en los misiles usados el pasado primero de octubre cuando Irán lanzó alrededor de 180 misiles contra Israel como respuesta al asesinato, entre otros, del líder de la organización política y militar libanesa, Hezbolá. 

“Este es el misil Fatah, cuando la cabeza se separa tiene un motor dentro. Y con la alta velocidad va directo a su objetivo”, explica. 

Más adelante la exhibición se despliegan al menos una decena de prototipos de drones, que Irán desarrolla hace una década. 

“No dependemos de nadie para producirlos, los hacemos nosotros y no nos cuesta mucho”, subraya Balali. 

El más conocido, y no por buenas razones, es el Shahed 136 que Rusia ha utilizado por miles para atacar sistemáticamente a Ucrania desde el comienzo de la Invasión. Unos drones que Irán niega haber vendido a Moscú.