Una comedia de excesos, la vida de una diosa napolitana y un drama sentimental, fueron los temas de las películas proyectadas este martes en la competencia de Cannes. 
 

El director estadounidense Sean Baker hizo reír al Festival de Cannes con Anora, una comedia que mezcla sexo, drogas y cuento de hadas. 

Anora o Ani, trabaja en un club de striptease donde un día se aparece Iván, un adolescente ruso quien la contrata para pasar una semana con él.

Después de varios días de fiesta, drogas y sexo, los dos jóvenes se enamoran y se casan en Las Vegas.

La sorpresa es que Iván es en realidad el hijo malcriado de unos oligarcas rusos que viajan de Rusia a Estados Unidos para anular el matrimonio. El cuento de hadas se transforma en comedia de acción, en una película llena de giros inesperados y de excesos.

El Nápoles de Sorrentino

El italiano Paolo Sorrentino está de nuevo en la competencia en Cannes con una película filmada en su Nápoles natal.

Parthenope es el nombre de la heroína de esta cinta. Una chica de una belleza exuberante, extraordinaria, que la película sigue desde su nacimiento en el mar, hasta nuestros días.

La mujer crece subyugando con su belleza a todos los hombres que cruza en su camino.

Sorrentino filma las clases pudientes de su ciudad, y muestra con detalle y sutileza el cuerpo de esta diosa terrenal, bañado por el sol y el azul de la bahía napolitana.

Marcello y Chiara

 

Cannes recordó al fallecido actor italiano Marcello Mastroianni, con una película protagonizada por su hija.

Marcello mio narra la historia de Chiara, la hija que tuvieron dos leyendas del cine, Marcello Mastroianni y la francesa Carherine Deneuve.

Chiara sufre una crisis existencial que la lleva a tomar el nombre y la apariencia de su progenitor, o más bien interpretar a su fantasma. Una metamorfosis divertida servida por el parecido físico de la hija con el padre y la presencia de Deneuve, la tercera figura de esta familia de artistas.