La COP16 biodiversidad en Cali, Colombia, finalizó este fin de semana de manera abrupta y sin lograr un acuerdo en temas cruciales como la movilización de más recursos para frenar la destrucción de la naturaleza. Las negociaciones entre los más de 190 países se alargaron tanto por profundos desacuerdos entre países del Norte y países del Sur que, en la madrugada del sábado, un buen número de delegados ya se había ido para alcanzar sus aviones y por lo tanto ya no había quorum para tomar decisiones. 

Lucile Gimberg, enviada especial a Cali, Colombia 

De la COP16, se recordará que, a pesar de las amenazas de la guerrilla, el centro de la ciudad colombiana de Cali se convirtió en una fiesta popular y en un foro político para las organizaciones sociales y ambientales.

Un éxito para el gobierno de Gustavo Petro que había prometido una “COP de la gente”.

En cuanto a las decisiones alcanzadas por los más de 190 países para estimular la protección de la biodiversidad, el resultado es decepcionante, pero Arnaud Gilles, del Fondo Mundial para la Naturaleza, prefiere ver el vaso medio lleno: “se ha reconocido e institucionalizado el rol de los pueblos indígenas en las decisiones de las COP biodiversidad (y la) segunda decisión que es un avance a pesar de los obstáculos, es que se ha fijado un método para identificar y cartografiar los 300 y algo ecosistemas marinos importantes que debemos proteger y mantener absolutamente”, indicó. 

También se decidió crear el “fondo Cali” para que las empresas – farmacéuticas, por ejemplo- que utilizan los datos genéticos, hoy digitalizados, de las plantas y de los animales, paguen retribuciones a los países y comunidades que históricamente han conservado esta biodiversidad.

En cambio, los delegados fracasaron – y es el punto negro de esta COP – en ponerse de acuerdo sobre cómo aumentar los financiamientos para la biodiversidad y fracasaron en establecer criterios robustos para evaluar las políticas nacionales para frenar la destrucción de la naturaleza.