En Cali, Colombia, ultimo día oficial de la COP16 sobre biodiversidad. Los más de 190 países están reunidos para evocar la puesta en aplicación del acuerdo histórico logrado en Montreal para frenar la destrucción de la naturaleza. Hablan de mecanismos de verificación de sus compromisos nacionales, pero también de finanzas para lograr las metas que adoptaron en materia de restauración de ecosistemas o de reducción de pesticidas. Sin embargo, las discusiones están estancadas.
De nuestra enviada especial a Cali, Lucile Gimberg
Dos temas causan mucha tensión. Primero, el monto de los fondos dedicados a la protección y restauración de la biodiversidad. Para los países en desarrollo, los países ricos no han cumplido con sus promesas.
Europa argumenta que los financiamientos en forma de ayuda al desarrollo están por alcanzar la meta de 20 mil millones de dólares por año de aquí a 2025. No obstante, el otro mecanismo, el fondo biodiversidad, que está albergado por el Fondo Mundial por el Medioambiente, ha recibido poco dinero.
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Los países africanos y Brasil exigen además la creación de un nuevo fondo aparte, cosa que rechazan los países desarrollados.
El segundo tema que genera tensiones involucra a las empresas que usan los recursos genéticos de plantas y animales, es decir, informaciones genéticas hoy digitalizadas que sirven para producir medicamentos, cosméticos o alimentos.
Se busca que estas compañías compartan parte de los beneficios logrados con los países y comunidades de donde viene esta biodiversidad. Sin embargo, mientras los países del Sur quieren que esta contribución sea obligatoria, Europa pretende que sea voluntaria.