En Líbano, tras una segunda oleada de explosiones el miércoles 18 de septiembre, causadas por walkie-talkies en bastiones de Hezbolá como los suburbios del sur de Beirut, el valle de la Beca y el sur del país, el balance de víctimas ha aumentado aún más, con al menos veinte muertos y 450 heridos. Con esta segunda oleada de ataques atribuidos a Israel por Hezbolá y las autoridades libanesas, Líbano se encuentra en un estado de psicosis.

La impresión de vivir en una pesadilla o de estar en una mala novela de espías se extendió por Líbano cuando se produjo una segunda oleada de explosiones de equipos de comunicaciones, según nuestra corresponsal en Beirut, Sophie Guignon. “Es difícil intentar tranquilizar a tus hijos cuando tú mismo tienes miedo. Tienes miedo, pero no sabes de qué tienes miedo, tienes miedo de todo. Todo lo que te rodea da miedo, vas a casa y tienes miedo, sales y tienes miedo. No hay seguridad”, se preocupa Hoda, una beirutí madre de dos hijos.

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Cerca de uno de los hospitales de la capital que recibe a los heridos en los ataques, Mona, que regenta una cafetería, fuma nerviosa un narguile mientras mira su teléfono con expresión perpleja. “Ya no me atrevo a sostener el teléfono en la mano. Antes lo ponía a mi lado para dormir, pero ahora no me atrevo. Y aparte de eso, he comprado un billete de avión. Quiero marcharme. No pienso quedarme más aquí. Ahora tengo miedo de todo”, confiesa Mona. Si se mantienen los vuelos, se marchará a Turquía.

Ante el riesgo de escalada, el Ministerio de Asuntos Exteriores pide a los franceses que no viajen a Líbano.

Fuera del hospital universitario de Mont-Liban, en las afueras de Beirut, las familias esperan noticias de sus seres queridos heridos en el ataque del martes. Algunas mujeres tienen los ojos enrojecidos. Alrededor de sesenta pacientes, la mayoría miembros de Hezbolá, están hospitalizados, señala nuestra corresponsal en Beirut, Laure Stephan.

“Muchos de los ataques son a los ojos. Cuando un ojo está realmente herido, cuando está traumatizado, no se puede reparar. Es despreciable lo que está ocurriendo. Con la espiral de violencia que estamos presenciando, nos preguntamos cuál será el siguiente paso. Es inaceptable”, denuncia el Dr. Elie Gharios, Director Médico.

Los ataques de los dos últimos días han provocado una afluencia masiva de heridos a los hospitales. Los libaneses están acudiendo a donar sangre. “Tenemos que apoyarnos unos a otros, dejar de lado la política, mirar el lado humano y dejar de lado nuestras diferencias. Si no somos solidarios entre nosotros, ¿con quién podemos esperar serlo? No soy médico, sólo soy una persona. Lo menos que puedo hacer es donar sangre. Cuando me enteré de los ataques, me quedé de piedra. Es una guerra, una peligrosa guerra electrónica”, dice Dima Awad.

Los ataques han reavivado entre los libaneses el sentimiento de vulnerabilidad, generalizado desde el comienzo de la guerra en Gaza y los enfrentamientos en la frontera libanesa-israelí relacionados con este conflicto.