Este jueves se cumple el primer mes de la invasión terrestre de las tropas israelíes contra Líbano e Israel asegura que el balance es favorable a sus intereses. El Ejército hebreo afirma haber destruido buena parte de los lanzamisiles de Hezbolá e indica también que la milicia ha agotado el 80% de sus misiles durante el último año de enfrentamientos.

Pese a estas afirmaciones del Ejército israelí, la milicia islamista libanesa sigue lanzando ataques contra Israel a diario. Hezbolá dispara cohetes contra posiciones donde las fuerzas israelíes están desplegadas, ya sea en el norte de Israel, o en el sur de Líbano.

Ayer el grupo libanés reconoció un ataque contra el municipio libanés de Khiam, a siete kilómetros de la frontera. Se trata de la presencia israelí más al interior de Líbano que la milicia chiita ha reconocido hasta ahora.

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Negociaciones para una tregua

Mientras, los Estados Unidos lideran los esfuerzos diplomáticos por un alto el fuego, aunque la sociedad civil libanesa desconfía de estos intentos que se dan menos de una semana antes de las elecciones estadounidenses.

El mayor obstáculo en estas negociaciones es que cada actor ambiciona un alto el fuego distinto.

El Gobierno de Líbano y buena parte de la comunidad internacional abogan por la aplicación de la resolución 1701 de Naciones Unidas, que prohíbe la presencia armada de Hezbolá y de Israel en el sur de Líbano.

Pero Israel quiere mantener la capacidad de atacar el país en el caso de que se sienta amenazado por Hezbolá, algo que muchos libaneses entienden como una violación a la soberanía del país. Entre ellos, el propio Ejecutivo libanés, que ya ha advertido que no puede aceptar estas condiciones.