El controvertido proyecto de ley del gobierno británico para expulsar inmigrantes regulares a Ruanda quedó aprobado el lunes casi a medianoche en el Parlamento después de un maratoniano pulso entre las dos cámaras legislativas.

Con Daniel Postico, corresponsal de RFI en Londres, y AFP

El polémico proyecto de ley del gobierno para expulsar inmigrantes regulares a Ruanda quedó aprobado el lunes a medianoche en el Parlamento. Los miembros de la Cámara de los Lores, que habían devuelto repetidamente el texto a la Cámara de los Comunes, renunciaron finalmente a presentar más enmiendas, garantizando que el proyecto se convierta en ley.

Esta ley lo que hace es considerar a Ruanda como un país seguro para enviar a los solicitantes de asilo, alineándose así con el tribunal Supremo británico, que el pasado mes de noviembre declaró ilegal el plan por el riesgo de que una vez allí los inmigrantes fueran enviados a sus países de origen. En enero, el primer ministro Rishi Sunak firmó un acuerdo bilateral con Ruanda garantizando que esto no pasaría y presentó esta ley en el parlamento que finalmente ha sido aprobada esta noche.

Para Sunak el poder enviar a los solicitantes de asilo a Ruanda es fundamental para acabar con la inmigración ilegal que cruza el canal de la Mancha desde Francia, unos treinta mil cada año. Se espera un alud de denuncias en los tribunales británicos y, sobre todo, en el tribunal europeo de los Derechos Humanos.

La ONU pidió ya este martes a Reino Unido "reconsiderar su plan" de expulsiones, que según Naciones Unidas "crea un peligroso precedente en el mundo".

El Alto Comisionado a los Derechos Humanos, Volker Türk, y su homólogo encargado de los refugiados, Filippo Grandi, pidieron a Reino Unido que, en su lugar, "adopte medidas prácticas para hacer frente a los flujos irregulares de refugiados y migrantes, basadas en la cooperación internacional y el respeto de la legislación internacional sobre derechos humanos".

Sin embargo, Sunak no tiene ninguna intención de hacer caso al tribunal europeo ni a ningún organismo internacional. De hecho, ya tiene los chárters privados reservados para el mes de julio, cuando espera que salgan los primeros vuelos.

Mientras tanto, al menos cinco migrantes, entre ellos un niño, murieron la madrugada del martes en el norte de Francia al intentar cruzar el Canal de la Mancha camino de Reino Unido, indicó una fuente policial francesa.

La fuente no tenía de momento información sobre las circunstancias de los fallecimientos, al nivel de la playa de Wimereux, junto al estrecho de Calais.

El 3 de marzo se produjo un drama similar, al ahogarse una niña de siete años en el canal del Aa, que desemboca en el mar del Norte, cuando se encontraba en una pequeña embarcación con otros 15 migrantes.

Desde principios de año, varios migrantes murieron o desaparecieron en aguas del Canal de la Mancha.

En 2023, doce migrantes perdieron la vida en esta ruta migratoria, según la prefectura marítima francesa.

Ese mismo año, 29.437 alcanzaron las costas inglesas, contra 45.774 en 2022, cuando se registró un récord de llegadas, según el ministerio británico del Interior.