Bashar al Asad fue derrocado en Siria tras una ofensiva rebelde relámpago de 11 días. Sin embargo, las nuevas autoridades afrontan ahora una tarea que durará mucho más: Recuperar la normalidad y tranquilizar a la comunidad internacional, que aún ve con recelo su pasado ligado a Al Qaeda. Además, ha puesto en marcha un programa para recuperar parte de las armas en circulación, con el objetivo de que, una vez terminado el alzamiento armado, éstas dejen de estar disponibles en las calles.
De nuestra enviada especial a Kuteyfa en Siria, Catalina Gómez Ángel
Uno tras otro, los hombres de Hayat Tharir al Sham depositan lanzagranadas, viejas kalasnikov,y cajas de munición en la parte trasera de una camioneta donde apenas queda espacio. Esta recolección de armas se realiza a las afueras de un centro de seguridad de Kuteyfa, a 45 kilómetros al norte de la capital Damasco.
Y quien coordina esta labor es Abu Zeid Abu Isamel Saqer, jefe militar de la división Este de Qalamoun.
“El régimen creó un caos enorme retirándose de las unidades militares abruptamente. Les pedimos que no lo hicieran hasta que nosotros llegáramos y tuviéramos el control. Esto hizo que las armas se regaran por la ciudad”, dice.
Durante décadas Keteyfa fue habitada mayoritariamente por integrantes del ejército sirio. Cuando el régimen colapsó los hombres abandonaron dejando atrás armas. Muchos de ellos han regresado y la prioridad de esta agrupación es asegurar que nadie está armado.
“Hay ex miembros de ISIS que están persiguiéndonos. También hay grupos terroristas que están detrás de nosotros, por eso nuestra misión es confiscar las armas de cada una de las personas para que estén bajo el cuidado del nuevo gobierno”, explica Abu Zeid.
Actualmente la situación en la ciudad es estable. Sus calles tienen actividad normal, y el nuevo gobierno ha decidido no perseguir a los integrantes del ejército que no tenían cargos de responsabilidad. “En esta área no ha habido arrestos, a no ser de que sean esas personas que tenían las manos manchadas de sangre, que hayan cometido saqueos y asesinatos de los que tengamos imágenes que lo documentan”, asegura el jefe de seguridad de Kuteyfa, Abu Mohtesem.
En el área habitada por los militares, se preparan decenas de camiones con los enseres de sus casas. Muchas familias han decidido regresar a sus pueblos. Asegura que este gobierno de transición les ha dado garantías hasta ahora, pero temen a lo que pueda pasar en el futuro. Sobre todo temen la revancha de muchos otros habitantes de la población que los responsabilizan de las atrocidades cometidas por el régimen de Bashar al Asad.
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Abu Mohamad al Jolani, nuevo hombre fuerte del país y líder del grupo islamista radical Hayat Tharir al Sham, considerado aún terrorista por varios gobiernos, se ha comprometido a disolver las facciones rebeldes e integrarlas en el Ejército, para que todos estos grupos estén bajo control de las autoridades.
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