El presidente sudafricano urgió el domingo a las fuerzas políticas a trabajar unidas por el país, luego de que su Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder desde hace tres décadas, perdiera su mayoría absoluta en el Parlamento. ¿Cuáles son sus opciones?
Por Gemma Parellada, corresponsal regional de RFI
Cyril Ramaphosa, el presidente saliente de Sudáfrica, compareció finalmente el domingo, sorprendentemente distendido. Aspirante a renovar el cargo, a pesar del descalabre histórico de su partido, Ramaphosa ha asumido con deportividad la pérdida de la hegemonía del ANC, y su lectura es que “los sudafricanos quieren que los partidos superen sus diferencias y sean capaces de encontrar acuerdos y puntos en común”.
Se trata de una visión muy optimista, que abre la puerta al juego de negociaciones, inédito en Sudáfrica, y que durará 14 días.
"El ANC está comprometido con la formación de un gobierno que refleje la voluntad del pueblo, que sea estable y capaz de gobernar con eficacia", afirmó en una rueda de prensa el secretario general del partido, Fikile Mbalula.
El ANC tiene ahora básicamente dos opciones, ir hacia la derecha, y unirse a su oposición histórica, o ir hacia la izquierda, y reconciliarse con sus ex, Julius Maliema o Jacob Zuma.
La primera opción es políticamente bastante extravagante, pero le daría una mayoría más sólida y condicionaría hacia políticas más liberales y privatización, en un momento en que la economía está ahogándose en Sudáfrica. Mientras que la segunda, es re-aliarse con los barones de siempre del partido, con los que políticamente hay mucha más afinidad, pero más choques personales y más izquierda radical.
El EFF ( Fighters for Economic Freedom ) de Julius Malema ya ha dado abiertamente el “sí quiero”, una mano tendida, con condiciones, pero al que el ANC ya sabe que puede recurrir. El que será más reñido será con el partido Umkhonto We Sizwe (MK), creado hace apenas seis meses por Zuma, ya que este quiere vengarse de su rival Ramaphosa, y ha puesto su cabeza como condición, mientras que el ANC ya ha dicho que no va a sacrificar a su presidente.
A Zuma por eso le gusta tanto la provocación como estar en el centro, así que podría privilegiar el volver a primera línea.