Seis días después de la caída de Bashar al Assad, los sirios siguen buscando a sus familiares desaparecidos. Detenidos y encarcelados en las prisiones del régimen durante la guerra, muchos murieron torturados. Algunos supervivientes aparecieron hace unos días, liberados por los rebeldes, pero 100.000 personas siguen desaparecidas. Sus familias las buscan desesperadamente. Informe desde el hospital Ibn al Nafis de Damasco.

Con nuestros enviados especiales en Damasco, Murielle Paradon y Boris Vichith

Gritos y llantos en una habitación de hospital. Decenas de familias se agolpan alrededor de las camas de los presos que acaban de ser liberados. Uno de ellos está muy delgado, le faltan los dientes y tiene los dedos cortados: “Estoy cansado, cansado. Salí de la cárcel de Adra hace tres días. No puedo hablar”, balbucea.

Pero decenas de familias lo asedian con preguntas. ¿Se encontró en la cárcel con alguno de sus familiares desaparecidos? Una mujer llorosa muestra una foto en su teléfono móvil: “Es una foto de mi hijo. Lleva desaparecido desde 2017. ¡Que Dios maldiga a Asad y a los suyos! Nuestros hijos no han hecho nada malo. Es una foto de mi hijo Imad”.

Presos perdidos y en estado de shock

Más allá, otro exprisionero, cubierto de mugre, parece completamente demacrado. Un hombre cree que podría ser su sobrino: “Tengo una foto de mi sobrino. Fue detenido en 2014. Se llama Mustafá Yusef Yacine. La foto es muy parecida a la de este joven. No paro de preguntarle quién es, pero no me contesta ni a mí ni a las otras familias, está en estado de shock”.

Desnutridos, tuberculosos, algunos han perdido la memoria. Encarcelados durante años en condiciones inhumanas. Las cárceles de Bashar al Asad eran famosas por su uso de la tortura. En esta habitación de hospital, una mujer grita su rabia.

“Quiero que quemen a Bashar con ácido, como hicieron con los presos”, dice.