Los mercados del petróleo permanecieron prácticamente impasibles ante el ataque de Irán a Israel. Desde la semana del 8 de abril, el precio del crudo ha permanecido estancado en los 90 dólares el barril, se trata de un nivel inusual de inercia en un entorno tan altamente incendiario.

Con información de Dominique Baillard, periodista de la redacción económica de RFI

 

Esta falta de reacción va en contra de todas las pautas que han prevalecido en los últimos cincuenta años. Desde la Revolución Islámica de 1979, la agresión militar de la República de los mulás se considera una alerta roja para los mercados del petróleo. Porque se considera que esta perspectiva conduce inevitablemente a la guerra; y porque los países consumidores, los de occidente, temen sobre todo que Teherán lleve a cabo su amenaza favorita: bloquear el estrecho de Ormuz, por donde transita el 20% del crudo.

Pero, una vez más, esta amenaza no se ha materializado. Aparte del apresamiento el sábado 13 de abril de un barco acusado de tener vínculos con Israel en la zona del estrecho, el tráfico continúa como si nada.

En cuanto a la guerra, es una espada de Damocles que aún no ha caído. Los mercados son muy sensibles a los riesgos geopolíticos, pero se guían ante todo por el equilibrio entre la oferta y la demanda. Y desde este punto de vista, los datos son tranquilizadores. Porque hay oferta disponible en todo el mundo.

Actualmente existe un potencial de crecimiento de la oferta de petróleo en Estados Unidos, Brasil, Canadá y Guyana, es decir, en países no pertenecientes a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Por tanto, en caso de un conflicto a gran escala en Oriente Medio, existe una importante capacidad excedentaria al otro lado del Atlántico. Y el cártel también dispone de grandes reservas, porque, para que los precios vuelvan a subir, la OPEP+, es decir, la OPEP y Rusia, ha cerrado las compuertas.

Así, en caso de crisis, pueden reabrir fácilmente el grifo, abastecer el mercado y aliviar la presión sobre los precios. Tanto Arabia Saudita, patrocinador del cártel, como su aliado de circunstancias, Rusia, necesitan un precio alto del crudo, y el precio actual del Brent, 90 dólares, es ideal. Pero no les interesa que los precios exploten para no desalentar la demanda. Por eso la OPEP aumentará su oferta si es necesario.

Reservas estratégicas en caso de crisis

Del lado de los consumidores, los principales países occidentales disponen de reservas estratégicas. La mayor de ellas se encuentra en Estados Unidos. Con una inflación todavía elevada,  Joe Biden podría considerar la posibilidad de liberar parte de estas reservas si el mercado del petróleo se dispara. El objetivo es tranquilizar a los estadounidenses en vísperas de las ganaderías estivales, y también unos meses antes de las elecciones presidenciales.

Toda esta información ha sido asumida por los mercados petroleros, por lo que se mantienen relativamente confiados. Los más atrevidos se preparan para lo peor, con opciones sobre 3 millones de barriles a 250 dólares para entrega en junio.