En España, la justicia ha tomado declaración por primera vez, casi 50 años después de la muerte de Francisco Franco, a una víctima de las torturas de la policía política de la dictadura. Un hecho histórico, destacan las organizaciones en defensa de los derechos humanos, porque hasta ahora los tribunales españoles siempre habían rechazado las querellas contra los crímenes del franquismo amparándose en una ley de amnistía aprobada tras la restauración de la democracia.

Julio Pacheco, militante comunista, tenía solo 19 años cuando en agosto de 1975 fue detenido por la temida Brigada Político-Social del régimen franquista, que le torturó durante siete días para que se autoinculpara en un atentado contra un teniente del ejército.

Este año, Pacheco interpuso una querella contra aquellos policías, y este viernes se ha convertido en el primer represaliado del franquismo al que toma declaración un tribunal español. Hasta ahora, la ley de amnistía de 1977, aprobada dos años después de la muerte de Franco, protegía a los responsables de crímenes y torturas durante la dictadura. Solo la justicia argentina ha atendido las querellas de las víctimas del régimen autoritario que gobernó España a lo largo de cuatro décadas.

En concreto, Julio Pacheco denuncia a cuatro policías franquistas. Uno de ellos es José Manuel Villarejo, un personaje turbio y pintoresco que ascendió a comisario tras la dictadura. En los últimos años, Villarejo ha estado implicado en diversas tramas de corrupción de lo que en España se conoce como las cloacas del Estado: aprovechándose de su posición y red de contactos, y al margen de su trabajo en la policía, ofrecía servicios de espionaje, privados y muy lucrativos, a destacadas personalidades y empresas españolas.

Este verano, Villarejo recibió su primera condena: 19 años de cárcel, aunque todavía tiene varios procesos pendientes de sentencia.