La visita de Antony Blinken a China llega a su fin. El Secretario de Estado estadounidense se reunió el viernes con el presidente Xi Jinping; quien elogió los progresos realizados entre ambos países, aunque considera que aún quedan muchos problemas por resolver. Con nuestro corresponsal en Pekín, Stéphane Lagarde
 

"Las cosas avanzan, pero no se ha ganado nada", declaró el presidente chino al recibir al jefe de la diplomacia de Estados Unidos en el Gran Salón del Pueblo.

"La Tierra es suficientemente grande para dos. China y Estados Unidos deben ser socios, no rivales", prosiguió Xi Jinping, pero para ello es necesario que Estados Unidos vea con buenos ojos el desarrollo chino, agregó el mandatario.

Este argumento de una administración estadounidense que quiere impedir el ascenso de la segunda economía del mundo no es nuevo. También se planteó durante las cinco horas y media de conversaciones "profundas y constructivas" -según la parte estadounidense- entre Antony Blinken y su homólogo Wang Yi, esta mañana.

El ministro chino de Asuntos Exteriores reiteró la línea roja que Taiwán representa para China.

En una rueda de prensa celebrada al final del día en la embajada estadounidense, Antony Blinken declaró haber advertido a las autoridades chinas contra maniobras peligrosas cerca de Filipinas.

La prensa estatal publicó un consenso de cinco puntos: las dos partes acordaron mantener los intercambios a todos los niveles y proseguir sus esfuerzos para estabilizar sus relaciones. También anunciaron que próximamente se celebraría un diálogo chino-americano sobre inteligencia artificial.