El Kremlin opinó este miércoles que los países occidentales tuvieron una reacción “inamistosa y hostil” ante la cumbre celebrada en Moscú entre el presidente chino y su homólogo ruso. En esta reunión, ambos países estrecharon lazos diplomáticos y sellaron un acuerdo para un gigantesco gasoducto de Siberia a China.

Xi Jinping salió de Moscú tras una visita de dos días al presidente Vladimir Putin. El martes ambos mandatarios alcanzaron un acuerdo para construir entre Rusia y China un mega gasoducto de 2.600 llamado “Fuerza de Siberia 2”.

Según Putin, este conducirá hasta “50.000 millones de metros cúbicos de gas” a través de las estepas de Mongolia. Un proyecto cuya intención es reorientar la economía rusa hacia sus socios asiáticos, para contrarrestar las sanciones impuestas por los europeos desde el inicio de la guerra en Ucrania.

“Cada año Rusia almacena una cantidad de gas y ahora ya no tiene compradores, por lo que se dirige a China”, explica Didier Julienne, experto en recursos naturales de la consultoría Commodities and Ressources.

El gasoducto que actualmente pasa entre los dos países permite dichas exportaciones, pero su talla es limitada. El proyecto “Fuerza de Siberia 2” podría demorar años en realizarse.

“Rusia depende de China en términos de exportaciones energéticas, pero también vemos que, por ejemplo, en el último año ha aumentado significativamente sus exportaciones de petróleo a India. Así que hay un intento de equilibrar la relación con China y explorar otras oportunidades en Asia y otros lugares”, dice por su parte a RFI Andrei Kortunov, director general del Consejo ruso para los Asuntos Exteriores, un centro de estudios creado por la presidencia de Rusia.

"Lo último que quieren es un mundo dominado por Estados Unidos"

Por otro lado, China busca mayor protagonismo en el conflicto en Ucrania y en la escena diplomática internacional. En febrero propuso un plan de paz en doce puntos, que generó poco interés por parte de los países occidentales actores del conflicto. El documento no proponía medidas concretas tampoco.

“China está intentando recuperar su presencia internacional después de la Covid”, explica Rafael Bueno, experto de China y director del departamento de Política, Sociedad y Educación de Casa Asia. “Busca demostrar que sigue siendo un actor determinante en la nueva política internacional. Los dos, tanto el presidente Putin como Xi Jinping desde luego lo último que quieren es un mundo dominado por Estados Unidos y por sus aliados de Occidente”, ahonda.

"En lo que respecta a la reacción de los países del colectivo occidental (a la cumbre ruso-china), el hecho de que su reacción sobre todas las cuestiones fuera de naturaleza inamistosa y hostil no es una noticia para nadie", opinó este miércoles 21 de marzo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, tras la partida de Xi Jinping.

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