Goma, una gran ciudad en el este de la República Democrática del Congo, está a punto de caer en manos del M23 y el ejército ruandés, en un conflicto donde la comunidad internacional ha señalado claramente al agresor, Ruanda, pero no emplea ningún medio de disuasión contra ese país, cuyo objetivo es extraer para la venta las riquezas minerales de la RDC: coltán, oro, casiterita y litio. RFI entrevistó a dos especialistas: Tschimpanga Matala y Josep Maria Royo Aspa. 

En Goma, la capital provincial, que cuenta con más de un millón de habitantes, los combates han cesado. Solo los combatientes del M23 y las fuerzas ruandesas siguen visibles, lo que refuerza la impresión de una caída inminente de la principal ciudad de esta región estratégica, sacudida desde hace 30 años por la violencia entre grupos armados.

El aeropuerto ha caído, la sede del gobierno provincial ha sido tomada y numerosos soldados congoleños han huido después de solo dos días de asedio en la ciudad, que se encuentra atrapada entre el lago Kivu y la frontera con Ruanda.

Los combates han dejado más de 100 muertos y cerca de mil heridos, según un recuento de la prensa. Los principales líderes del M23 ("Movimiento del 23 de Marzo") han anunciado que darán declaraciones a la prensa este miércoles, sin proporcionar más detalles.

’Los del M23 no son rebeldes' 

Sobre los combatientes del M23, el profesor Tschimpanga Matala explicó a RFI que "hablar de un grupo rebelde es un error porque no se trata de una rebelión, sino de una banda que está agrediendo directamente al Congo".

Para este profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Lubumbashi, la razón de esta agresión de Ruanda a la RDC es puramente económica.

"La frontera con Ruanda posee muchas riquezas, entre ellas coltán, oro, casiterita y litio, que Uganda, con el apoyo de multinacionales, intenta extraer para su venta. Las multinacionales occidentales no quieren firmar acuerdos transparentes con el gobierno del Congo, sino que prefieren pasar por Ruanda, donde comprarán esos minerales a un precio muy bajo. Hoy Ruanda exporta coltán, que no produce en sus suelos; exporta oro, que no tiene en sus suelos. El problema que hay actualmente entre el Congo y Ruanda radica en estas riquezas", concluye Tschimpanga Matala.

Doble rasero de Occidente 

Este especialista acusa a la comunidad internacional de apoyar a Ruanda, país que, insiste, "nos ha agredido". Los combatientes del M23 son, asegura, "un grupo terrorista de Ruanda que nos ha agredido". También denuncia "el doble rasero de Occidente, que condena a Rusia por haber agredido a Ucrania, pero en el caso de Ruanda, esa misma comunidad internacional que emplea un lenguaje condenatorio contra Rusia está apoyando, en cambio, a Ruanda, que ha agredido a la RDC. La población no lo entiende. Por eso la capital ha sido totalmente invadida por la población, que ha quemado las embajadas de Francia y de Ruanda", sostiene.

En solo unas semanas, el M23 y sus aliados ruandeses lograron llegar a Goma, rodearla y entrar en la ciudad el domingo por la noche. Intensos combates tuvieron lugar el lunes, pero el martes disminuyeron en intensidad hasta cesar por completo.

Josep Maria Royo Aspa, experto español en conflictos y construcción de paz en África Subsahariana, estima, por su parte, que "la comunidad internacional ya ha señalado a Ruanda como responsable de este apoyo militar y ha exigido a ese país que se retire del territorio congoleño, facilitando los diferentes procesos de diálogo y negociación que hay en marcha, encabezados por Angola, pero Ruanda hace caso omiso a estas exigencias".

Las amenazas de Occidente no son reales 

Para este especialista español, la razón es que las exigencias de la comunidad internacional se hacen sin que "se conviertan en sanciones; las amenazas no son reales, de ahí que Ruanda persista en sus actividades militares, que han situado al M23 a las puertas de Goma. Esta situación solo tiene una salida: que la comunidad internacional presione, sancione y amenace. Que la amenaza a Ruanda se haga de forma creíble para que se frenen los enfrentamientos, se alcance un alto el fuego y el M23 también acuerde un cese de hostilidades con las Fuerzas Armadas congoleñas", señala.

Josep Maria Royo Aspa subraya la gravedad de la situación, en particular los más de 7 millones de personas desplazadas durante 2024, lo que sitúa al país en el primer lugar de desplazamiento forzado en el continente africano. Además, más de 25 millones de personas siguen dependiendo de ayuda humanitaria. "Es decir, casi un cuarto de la población del país se ve afectada de una manera u otra por la existencia del conflicto".