¿Está Europa en vías de emanciparse de China en materia de suministro de tierras raras? Aún queda mucho camino por recorrer, pero esa es la esperanza que alberga Rare Earths Norway, un grupo minero noruego que afirma haber descubierto el mayor yacimiento de tierras raras de Europa. Estos materiales, cruciales para la transición energética y la producción de dispositivos tecnológicos, se importan actualmente a gran escala de China.

Podrían extraerse unos 8,8 millones de toneladas de tierras raras de un nuevo yacimiento descubierto en el sureste de Noruega. "Después de tres años de perforaciones y análisis intensivos, (…) una primera estimación de los recursos minerales (…) muestra que Fensfeltet es el mayor yacimiento de elementos de tierras raras (REE) de Europa", declaró el grupo minero noruego Rare Earths Norway en un comunicado de prensa.

Se trata de una fuente de esperanza para Europa, en un momento en que el 98% de las tierras raras utilizadas en el continente se importan de China.

Aunque Noruega no es miembro de la Unión Europea (UE), está muy cerca de ella. Preocupada por su dependencia energética de Rusia antes del estallido de la guerra en Ucrania, la UE busca emanciparse en el ámbito de los metales raros. Por ello, Bruselas acoge con satisfacción esta oportunidad de garantizar su abastecimiento de tales materias primas.

Tanto más cuanto que China causó revuelo a finales de 2023 al anunciar que dejaría de exportar varias tecnologías de procesamiento de tierras raras. El objetivo era impedir que sus socios comerciales explotaran ellos mismos los yacimientos, para mantenerlos dependientes. 

Las tierras raras son una cuestión de soberanía muy importante porque se prevé que su demanda mundial se multiplique por siete de aquí a 2040. Y con razón, estos materiales siguen siendo esenciales para la transición ecológica.

"El objetivo de Rare Earths Norway es contribuir a una cadena de valor total y compacta, con un impacto climático y medioambiental considerablemente reducido", afirma su director general, Alf Reistad.

Las tierras raras son esenciales para la fabricación de turbinas eólicas y coches eléctricos. Pero lo más difícil está por llegar: la costosa explotación -867 millones de euros- de este nuevo yacimiento está prevista para 2030 como muy pronto. (con AFP)