Al menos once personas, entre ellas ocho oficiales de la Guardia Revolucionaria iraní, murieron en la madrugada del lunes 1ᵉʳ de abril en un ataque aéreo atribuido a Israel contra la sede del consulado iraní en Damasco, que quedó completamente destruida. Entre las víctimas se encontraban el jefe de la fuerza Al Quds, la unidad encargada de las operaciones exteriores de este ejército ideológico de la República Islámica, el general Mohammad Reza Zahedi, su adjunto el general Mohammad Hajj Rahimi y un miembro del Hezbolá libanés, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La muerte de este oficial de alto rango y de sus adjuntos constituye un grave revés para Irán y sus aliados en Siria y Líbano.

Con nuestro corresponsal en Beirut, Paul Khalifeh

Basta con echar un vistazo a la biografía de Mohammad Zahedi para darse cuenta de ello. Es uno de los oficiales más condecorados del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní, habiendo ocupado los puestos más altos en las últimas cuatro décadas antes de dedicarse por entero a desarrollar las relaciones entre Irán y sus aliados regionales, en particular la milicia chiita Hezbolá.

La importancia del papel desempeñado por este alto oficial se desprende claramente de la declaración emitida el lunes por la noche por el partido de Hassan Nasralá. En él se le describe como un "amigo leal y sincero" que compartía con Hezbolá "preocupaciones y responsabilidades en Líbano y en la región (…) para defender la causa de los oprimidos y de Palestina".  

En concreto, Mohammad Zahedi era el responsable de proporcionar a Hezbolá todo el apoyo logístico y militar que necesitaba en el contexto de su enfrentamiento estratégico con Israel.

Con su muerte y la de sus principales lugartenientes, la fuerza de Al Quds en Siria y Líbano ha quedado prácticamente decapitada. Se trata de un duro golpe para Irán y sus aliados.

Primeras reacciones a este ataque sin precedentes

El embajador de Irán en Siria afirmó que la respuesta sería "decisiva". Hezbolá aseguró que "este crimen no quedará impune y sin venganza". Pero la ausencia de una respuesta militar inmediata es una prueba de la gravedad del suceso.

En Teherán y Beirut ha llegado el momento de una acción concertada para estudiar la mejor manera de responder a este grave revés, sin verse arrastrados a una guerra total. Los dirigentes iraníes y de Hezbolá están convencidos de que un escenario así favorecería los intereses de Israel.