Este martes decenas de miles de personas marcharon en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina en defensa de la universidad pública, en la que estudian, en forma gratuita, más de dos millones de personas y en las que trabajan decenas de miles, entre docentes y no docentes. Reclamaron al gobierno de Javier Milei por la falta de un presupuesto acorde a sus necesidades. 

Este año las 55 universidades públicas nacionales en Argentina están funcionando con el presupuesto que habían utilizado en 2023, todo en un contexto en el que la inflación desde marzo de ese año hasta marzo de 2024 fue de 287,9%. Según cálculos de las casas de estudio, ese presupuesto les alcanzaría para funcionar hasta mitad de año, aproximadamente. 

Por eso, el martes decenas de miles de personas marcharon en Buenos Aires y otras ciudades de Argentina en defensa de la universidad pública, en la que estudian, en forma gratuita, más de dos millones de personas. Reclamaron al gobierno de Javier Milei por la falta de un presupuesto acorde a sus necesidades. 

La exigencia de las universidades ya lleva semanas

Faltaban unos días para la marcha convocada en defensa de la universidad pública. En el hall de entrada de la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, unos 10 jóvenes pintaban carteles en los que se leían mensajes como “La educación de hoy es la salud de mañana” o “Defendamos nuestro futuro”.

Entre ellos estaba Valentina, una estudiante que está cerca de terminar la carrera. “Estamos haciendo carteles de cara a la marcha del 23 de abril, la marcha federal educativa en defensa y en denuncia de la falta de presupuesto que hay para nuestra facultad, para nuestra cursada. Quiero creer que hay una posibilidad de revertirlo, porque sino esto cierra en junio y, bueno, no sé qué haremos”.

Desde el gobierno aseguraron que la situación estaba resuelta por un aumento en el presupuesto que informó el vocero presidencial Manuel Adorni: “El gobierno nacional aumentó el 70% las partidas de gastos de funcionamiento en marzo, habrá otro 70% de ajuste en mayo”.

Sin embargo, estos incrementos cubren una porción pequeña de los gastos de las universidades. La gran mayoría de su presupuesto no está destinado a gastos de funcionamiento sino a salarios, que quedaron muy retrasados respecto de la inflación. 

La preocupación de las comunidades universitarias no disminuyó. Y el martes se concretó la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública, en la que estudian, en forma gratuita, más de dos millones de personas y en las que trabajan decenas de miles, entre docentes y no docentes. 

Eugenio trabaja en la facultad de sociales de una de esas universidades públicas y marcha porque tienen “la convicción de que la educación pública es un derecho que no podemos negociar jamás”. Muy cerca de él se manifiesta Juana, estudiante de derecho de la Universidad de Buenos Aires a la que siempre le inculcaron el respeto por la educación pública. “Me crié en una casa en la cual me dijeron que la educación pública es algo primordial y la verdad es que estoy por eso, por mis viejos, por mis abuelos, y por las generaciones que van a venir para tratar de defenderla y que siga vigente” dice muy molesta y añade que “con la educación no se jode, básicamente; con la educación pública no se jode”.

Si bien esta marcha tuvo el foco puesto en la educación pública, pareció contener algo más: una suerte de oposición al discurso del presidente Javier Milei, un discurso profundamente crítico de lo público, del estado, de eso que salieron a defender, en la figura de las universidades nacionales, cientos de miles de personas el martes por la tarde en Argentina.