Glamur y lentejuelas o manifestaciones propalestinas y proclamas? La edición 2024 de Eurovisión se celebrará la semana próxima en la ciudad sueca de Malmö, a la sombra de la guerra de Gaza.
 

 La polémica ya asomó con la participación de Israel en este festival de la canción casi septuagenario, donde intérpretes de 37 países se harán oír ante millones de telespectadores, entre el 7 y el 11 de mayo.

   "Con esta guerra en curso, se hubiera tenido que prohibir la participación de Israel, de la misma manera en que se apartó a Rusia", afirma el sueco Anders Püschel, que se manifestará el 9 de mayo, cuando Israel entre en escena en esta competición, que tiene a Croacia, Suiza y Ucrania como favoritas.

   En 2022, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que organiza el certamen, le cerró las puertas a Rusia, debido a la invasión de Ucrania. Esa decisión conllevaba "el mensaje de que no queremos a quienes no respeten los valores democráticos", señala la antropóloga Lisanne Wilken, especialista de Eurovisión. Las peticiones para excluir a Israel se multiplican desde inicios de año. A fines de marzo, los candidatos de nueve países, incluyendo el suizo Nemo, uno de los favoritos, pidieron un cese el fuego duradero en Gaza.

   La cantante que representará a Israel, Eden Golan, recibió amenazas, que la UER condenó. "Aunque apoyamos con firmeza la libertad de expresión y el derecho a expresar opiniones en una sociedad democrática, nos oponemos con firmeza a cualquier forma de abuso en línea, de discursos de odio o de acoso dirigidos contra nuestros artistas", afirmó la entidad en un comunicado.

   Los organizadores prohibieron desplegar durante el certamen banderas que no sean de los países participantes y banderolas con mensajes políticos y recuerdan que esas dos reglas rigen desde mucho antes que en la presente edición. Pero este año deberán acentuar la vigilancia.  "Estoy seguro de que alguien conseguirá entrar con una bandera palestina y enarbolarla, pero no estoy seguro de que se lo vea en la televisión", comenta Anders Püschel.

      – En la calle, otro cantar –

      Fuera del Malmö Arena, será otro cantar. En la ciudad engalanada con banderines multicolores, se prevé la participación de miles de personas en las manifestaciones propalestinas convocadas a lo largo de toda la semana. "Nunca imaginé que nos convertiríamos en un acontecimiento político mundial" de tal magnitud, dice Karin Karlsson, directora de Eurovisión en Malmö.

   La ciudad tiene 362.133 habitantes, de 186 nacionalidades. "El mundo entero vive en Malmö y todos los conflictos se concentran en una pequeña superficie, lo cual crea fricciones", resume Andreas Önnerfors, profesor de historia de las ideas e igualmente especialista en cuestiones relacionadas con Eurovisión. Una situación que se agudiza por el hecho de que la mayoría de los suecos de origen palestino viven en esta ciudad portuaria que se prepara a recibir 100.000 visitantes por el Festival.

   La cuestión de la seguridad será crucial. Suecia ya elevó el año pasado el nivel de alerta, después de actos de profanación de Corán en el país. Los policías suecos contarán con el apoyo de colegas noruegos y daneses y estarán más fuertemente armados que de costumbre. El inmenso escenario del Malmö Arena estará rodeado de personal de seguridad. "Nos sentimos totalmente seguros", con "una policía muy, muy activa", asegura Ebba Adielsson, productora ejecutiva del festival para la televisión pública sueca SVT.

   Las manifestaciones estarán muy vigiladas, las celdas de detención temporal fueron vaciadas por precaución y se envió a detenidos a otros lugares del país. "Se está hablando mucho de Eurovisión, eso se ve en la ciudad, pero desgraciadamente la atención fue desviada de la competición musical y de la alegría que procura", lamenta Anders Persson, un admirador de ABBA, el cuarteto que hace exactamente medio siglo puso al pop sueco bajo los focos, durante este gran ritual europeo de la canción.

      – Fiesta popular, pero más sobria –

      Habrá pese a todo fiesta popular, pero "lo triste es que participarán menos habitantes", prevé Karin Karlsson. Malmö adoptó el eslogan "United by Music" (Unidos por la Música) de la edición 2023, organizada en el Reino Unido debido a que Ucrania (ganadora de la edición 2022), donde debía realizarse, no pudo acogerla a causa de la guerra. "El año pasado, la celebración de Liverpool fue claramente contra Putin. Este año es más difícil para Suecia posicionarse, pues el festival está "marcado" por la situación en Gaza, añade.

   Otro habitante de Malmö, Yair Elsner, también organiza el 9 de mayo una manifestación, pero para celebrar la participación israelí. "Iremos con banderas suecas e israelíes para mostrar algo positivo y acogedor a favor de Israel, como la democracia y el estilo de vida occidental", resalta.

   Elsner, miembro de la pequeña comunidad judía de Malmö, afirma que no ha notado ningún cambio de actitud hacia él desde el inicio de la guerra en Gaza, pero admite la existencia de un sentimiento generalizado de "inseguridad".