Este miércoles se celebran elecciones para definir un nuevo Parlamento y nuevo jefe del Estado. La pugna está entre la opositora nacionalista Gordana Siljanovska-Davkova, quien fue la ganadora de la primera vuelta, y el actual presidente, el socialdemócrata Stevo Pendarovski. Hasta ahora, la jornada se desarrolla sin problemas pero con una baja participación.
 

Con nuestra corresponsal en Macedonia del Norte, Marta Moreno

Macedonia del Norte celebra hoy sus elecciones parlamentarias y la segunda vuelta de las presidenciales. Unos 1,8 millones de ciudadanos están llamados a las urnas en una doble cita electoral, marcada por las ambiciones del Estado balcánico en la Unión Europea. 

La principal pugna es entre el partido proeuropeo Unión Social Demócrata de Macedonia (SDSM), dirigido por Dimitar Kovacevski, y el conservador Partido Democrático para la Unidad Nacional Macedonia, liderado por Hristijan Mickoski. 

Los socialdemócratas, en el poder desde 2017, aluden al riesgo que supondría para la candidatura a la UE la victoria de los conservadores, los cuales tachan al gobierno de blandos por haber cedido ante las exigencias de Grecia y Bulgaria.  

Grecia obligó a Macedonia a cambiar su nombre en 2020 para permitir su ingreso en la OTAN. Por sus parte, Bulgaria veta las negociaciones de membresía hasta que Skopje acceda a ciertas concesiones con respecto a la comunidad búlgara en el país, algo que el gobierno aceptó pero que no obtuvo el apoyo del Parlamento.  

Una situación que le dio la victoria a los conservadores en la primera ronda de las presidenciales, y que los sondeos pronostican que se repita.  

La tercera fuerza sería la formación de etnia albanesa Unión Democrática para la Integración (DUI), por delante de su rival entre esta comunidad la coalición nacionalista ‘Vlen’ [Vale la pena, en español], que cuenta con el apoyo del gobierno de la vecina Kosovo.  

La etnia albanesa constituye una cuarta parte de la población de Macedonia del Norte, y suelen ser socios menores en los gobiernos. Sin embargo, las tensiones entre la población mayoritaria y la minoría albanesa persisten desde la declaración de independencia de la antigua Yugoslavia. Unas tensiones que desembocaron en un conflicto armado en 2001 resulto a través de la intervención internacional y la firma de un acuerdo de paz que concedió mayores derechos a la minoría albanesa.