Reino Unido refuerza la seguridad de sus fronteras a través de la creación de un comando de élite, encargado de coordinar el trabajo de la policía y los servicios de inteligencia contra el crimen vinculado a la inmigración. El refuerzo de controles fronterizos fue una de las promesas electorales del nuevo primer ministro, Keir Starmer.

El nuevo Comando de Élite se encargará de la seguridad fronteriza e integrarán agentes de la Agencia Nacional del Crimen (NCA), que serán enviados a localizaciones europeas y trabajarán con la Europol, agentes de guardia de control de frontera y agentes de los servicios secretos internos británicos. Sustituye al plan de Ruanda conservador cancelado por Starmer al llegar al poder.

Esta nueva estructura "coordinará el trabajo de todos nuestros servicios de policía y de inteligencia para llevar a cabo investigaciones conjuntas con sus homólogos europeos para luchar contra el crimen organizado vinculado a la inmigración", señaló Downing Street.

También ha anunciado al exalto cargo policial, Martin Hewitt, de 58 años, como nuevo jefe de este comando. La estrategia de Starmer para acabar con la entrada incontrolada de indocumentados es la lucha contra las mafias que trafican con personas.

Su estrategia tiene cuatro patas: este comando que se encargará de luchar contra las mafias, las multas y sanciones a empresas que contraten a ilegales, con penas incluso de cárcel, el incremento de espacios en los centros de detención y la deportación. De hecho, en agosto prometieron deportar a 14.000 ilegales de aquí a final de año. Para ello es clave conseguir un acuerdo con Francia y con la Unión Europea.

Este plan de Starmer suscita críticas de los conservadores y de sectores de la sociedad más de derecha que consideran que no es suficiente para acabar con la inmigración ilegal, un tema capital para el gobierno como se vio con los disturbios de extrema derecha del mes pasado, provocados por el descontento con la política migratoria del gobierno.

Sí que ha suscitado controversia la información que dice que Starmer estaría valorando enviar a los solicitantes de asilo a Albania en vez de Ruanda, como hace Italia, y que esta sería una de las medidas a discutir con Giorgia Meloni, algo que no gusta en parte de su partido y en los sectores más progresistas de la sociedad.